sábado, 22 de noviembre de 2025

Unir los puntos

 


Steve Jobs, en su famoso discurso de Stanford, ideal para uso docente, hablaba de lo importante que es ser capaz de unir "puntos" diversos, como en esos antiguos pasatiempos infantiles en los que al conectar una serie de puntos numerados salía como por ensalmo una inesperada figura. Experiencias aparentemente inconexas pueden conducir, apropiadamente enlazadas, a resultados brillantes. Ponía un ejemplo sacado de su decepcionante paso por la universidad, en la que tuvo que estudiar asignaturas que en principio le parecían inútiles como por ejemplo caligrafía. Y sin embargo, los conocimientos adquiridos ahí le servirían tiempo después para crear las diferentes tipografías del primer ordenador Macintosh, uno de los detalles que marcarían la diferencia con los aburridos productos de la competencia y le llevarían al éxito global. Algo parecido hacía Agustín Fernández Mallo en Teoría general de la basura, un libro fascinante donde llevaba la pulsión de conectar nodos inconexos a un paroxismo que culminaba en el "estado mezcla", resultado de un reciclaje salvaje que rozaba el surrealismo. Hablábamos de ello, con notable pasmo, aquí

A nosotros nos va mucho, seguramente demasiado, lo de unir variopintos puntos en este tu blog, pero a veces naufragamos con estrépito, a qué negarlo (la felicidad acaso se obtenga a través de la aceptación). Llevo algún tiempo tratando de componer una entrada sobre un icono totémico valga la redundancia pero estoy totalmente atorado. No avanzo ni para un lado ni para el otro. Además, el susodicho inmueble, ya nonagenario -poco último por demás-, ha sido explicado y fotografiado desde tantos enfoques que nada podemos aportar. La puntilla llegó cuando la semana pasada he visto en el Espacio Arquia la película ganadora del festival BARQ de este año, "E.1027 – Eileen Gray and the House by the Sea", donde aparece el autor del edificio de mis desvelos -Le Corbusier- pintando varios frescos sin permiso en la E.1027, la casa de la arquitecta irlandesa, tal y como Dios le trajo al mundo, en famosa performance de la que se aseguró quedara constancia fotográfica. En el debate posterior a la película, que nos gustó casi tanto como la magnífica Los colores del tiempo, que gira también en torno a una casa y una mujer, un asistente comentó que Rowan Moore, crítico de The Guardian, había comparado dicho momento nudista con un can que marcara su territorio orinando (aquí tienes el artículo). Leonor Martín, arquitecta que dirigía el coloquio, iba más allá, hablando de impulso falocéntrico. Ángela Juarranz, también arquitecta, apostillaba que aún le parecía peor el hecho de que tras la publicación de las fotos de los murales, que dieron fama instantánea a la casa de Gray, Le Corbusier ocultara que la autora de dicha casa, que tanto le obsesionó (quizá porque se vio superado por una completa desconocida), era la irlandesa, hasta tal punto que durante años se creyó que la E.1027 era obra del arquitecto de la Villa Savoye. Podríamos unir a Gray con Farnsworth, ambas víctimas propiciatorias de los machos alfa de la modernidad. En una reciente rehabilitación de la casa, que había quedado abandonada, los murales fueron también restaurados (¿no habría sido el momento de expurgarlos?). En fin, que tras esto, que nos ha venido muy bien como excusa para no tener que alegar el Mucho arroz... del dicho, tiramos la toalla definitivamente. Me ha ayudado a "superar" el impasse un interesante artículo de Irene Lozano en El País, donde dice que, igual que el Homo sapiens se esforzaba en tallar hachas de sílex, toda transformación de materia prima en herramienta -o realidad en ideas- ha llevado consigo "fricción, incomodidad, incluso irritación cuando no salen las cosas". Sigue Lozano, escritora y periodista, afirmando que hoy en cambio el trabajo intelectual "se ha vuelto mullido, porque los modelos de lenguaje eliminan la fricción de escribir" para señalar que según expertos la mitad del contenido en inglés que circula en internet está hecho por IA. Tal contenido, que ya tiene nombre propio (slop, algo así como bazofia) "nos inunda, imprimiendo al lenguaje una textura fundente, melosa y narcótica. (...) tengo la sensación de ser una niña de nueve años, con todos sus dientes, a la que quisieran atiborrar de papilla". Lozano defiende la fricción como necesaria para el verdadero trabajo intelectual: "La realidad es dura como el pedernal y la pensadora -incluso la más experimentada- debe tener oficio para darle forma al mundo. Esa es la manera de trabajar las ideas: golpe a golpe". En esa defensa de la fricción vuelve a recordarnos a Byung-Chul Han, paladín de lo oscuro, lo rugoso, lo contrario como entornos que nos permiten enfrentar la realidad, a menudo conflictiva, tal y como es, sin anestesias ni subterfugios. Ya Platón decía que lo bello era difícil. De todas formas parece obvio que no se trata de despreciar a la IA, sino de usarla correctamente. Es probable que Santiago de Molina, un poeta de la arquitectura, o Hernández Correa, un narrador nato, por citar ejemplos de la blogosfera arquitectónica, no la necesiten, pero yo soy, como cantara Antonio Molina, minero, y por ello encuentro útil usar de vez en cuando dinamita en vez de pico y barrena para desbrozar información y encontrar jugosas pistas que posteriormente habrá que trabajar y dar forma manualmente. De nosotros depende usar la IA como una evolución exponencial del añejo rincón del vago o utilizarla como un acelerador de la curva de aprendizaje que no solo no elimina la fricción intelectual, sino que puede acentuarla al meterte en jardines difíciles de sortear. Además ChatGPT ofrece la posibilidad de curiosos diálogos, cuando no debates encendidos, en los que de paso puede entreverse el plumero de la tal IA. Una vez le pregunté cuál era el mejor crítico de arquitectura en español y me salió con un nombre que, aunque conocido entre los aficionados al mundillo, me dejó de piedra. Alegaba que era un gran divulgador gracias a un par de libros publicados que habían gozado de buena acogida popular, tenía un excelente dominio de las redes sociales y conectaba con el público con un estilo muy fresco. Tras un ligero rifirrafe en el que alegué que habría que también tener en cuenta otros aspectos como experiencia académica, volumen e importancia de publicaciones, relevancia en el mundo cultural, etc., me dio el nombre que yo estaba buscando (el cliente siempre acaba teniendo razón). Esa respuesta primera puede darnos pistas del pie con el que cojea la IA: arrimando el ascua a su sardina, favorece al crítico que se desenvuelve mejor en los medios digitales frente al más tradicional e infravalora la autoridad académica, una tendencia muy actual (aunque nada nueva) al tiempo que peligrosa en un momento en el que los populismos cabalgan triunfantes vendiendo un mensaje de respuestas simplonas pero contundentes a problemas complejos que requieren de mucha más fricción intelectual (sesgos que de todas formas también podría tener un creador de contenidos humano). 

Al tiempo que bregaba con mi entrada fallida me he dedicado como entretenimiento a dar una vuelta a los 410 proyectos seleccionados para los premios Mies de este año, en enero se hará una primera criba de 40, en febrero se seleccionarán los 7 mejores y sabremos el ganador en abril. Por aportar algo en esta errática entrada, y hacer honor a nuestro objetivo de ser últimos, he hecho una selección personal basada en una clasificación también muy subjetiva: 

1. Empezamos, por hilar con la entrada anterior, con rehabilitaciones:

-Hangar Y, la reconversión de un histórico hangar de 1879 en centro cultural (DATA Architectes).
-La rehabilitación del instituto Anne Frank, un centro diseñado por Nouvel en los 80 que mejora su eficiencia energética en un 37%: "Más que una renovación, representa una reflexión sobre cómo relacionarnos con el patrimonio del siglo XX, no como un legado estático, sino como una forma de pensamiento viva, experimental y en evolución". (MARS Architectes)
-Intervención en el monasterio de Santa María de Sijena de 1188 -¿volverán a él los frescos de la discordia?- (Pemán y Franco, Sebastián arquitectos).  
-Rehabilitación del Vapor Cortès-Prodis, unos antiguos almacenes, para convertirlos en equipamientos variados: "Un edificio que vivirá mitad interior y mitad pasaje donde la condición natural del clima también será parte de esta nueva apertura de la institución hacia el exterior". (HArquitectes). 
-Corte Renèe, la revitalización de una pequeña villa olvidada: "Hablamos a menudo de regeneración urbana, pero no menos importante es la regeneración de espacios rurales, que permite reutilizar la gran cantidad de edificaciones rústicas en desuso que se encuentran “esperando” en nuestros territorios, evitando el consumo insostenible de suelo". (Bricolo Falsarella associati)
-Rehabilitación de una antigua imprenta de los años 60. El patrimonio también puede ser industrial y moderno: "La delgada estructura de hormigón, antaño utilizada para disipar el calor de las imprentas, requirió una lógica inversa: se introdujeron aislamiento interior y nuevos acristalamientos, conservando el hormigón visto y los prismas originales del tejado para el paso de la luz natural. (...) El proyecto demuestra cómo el patrimonio modernista de posguerra puede reactivarse con una intervención mínima y un renovado valor social". (OFIS Arhitekti)
-Abby Kortrijk, conocida intervención en una abadía del siglo XVI introduciendo un nuevo y osado volumen cuya contundente modernidad contrasta sin incordiar. (Barozzi Veiga) 
-ZIN in No(o)rd, o cómo rejuvenecer dos torres de estilo internacional deslizando entre medias una nueva como quien no quiere la cosa y no estrellarse en el intento. (51N4E, Jaspers-Eyers Architects, l’AUC)
-Rehabilitación de Peterbos 9, Lacaton y Vassal vuelven a hacerlo. (51N4E, Lacaton & Vassal architectes)
-Museo de coches clásicos en una antigua fábrica de gas octogonal dentro de la que se crea una imponente estructura de acero que marida a la perfección con el edificio y permite la exhibición y el desplazamiento de los automóviles, incluyendo un elevador de 5,4 metros de ancho. (ALTITUDES)
-Reconstrucción de la villa Pilkope, edificio construido en 1978 por el arquitecto lituano Jurgis A. Zaviša que verdaderamente merecía poner al día. (LG projektai)
-Rehabilitación del ayuntamiento de Kaunas, un soberbio edificio de 1542 al que se dan nuevos usos culturales, "la intervención más impactante convierte el ático en desuso en una sala de exposiciones con clima controlado dentro de un pabellón de vidrio y acero que revela la histórica estructura de madera". (Processoffice). 
-Parque en la colina del Levantamiento de Varsovia, un escombrera de restos de edificios destruidos en la Segunda Guerra Mundial que ahora se dignifica con un recorrido que sirva de crudo recordatorio, "reflexionando sobre la reconstrucción, la reutilización y la resiliencia de la naturaleza, imagina un escenario esperanzador para los paisajes después de la catástrofe.(...) La geología y ecología antropogénicas del montículo sirvieron de base para una narrativa del Antropoceno, promoviendo la apreciación de la estética del reciclaje. El sitio se recupera simbólica, ecológica y materialmente". Lo veo en la final. (archigrest y Toposcape)
-CIC (Centro de innovación Coppenrath), un antiguo edificio protegido es restaurado y colonizado con módulos de madera que contrastan con las plásticas vigas de hormigón. Aloja el centro de investigación alemán en IA (DFKI). (KRESINGS). 
-El hotel Lince Santa Clara, rehabilitación de un antiguo monasterio luso para convertirlo en soberbio hotel. Queremos ir. (Atelier Carvalho Araújo). 
-Rehabilitación del Bairro do Cerco. Aunque a escala más modesta que las intervenciones de Lacaton & Vassal, traemos esta rehabilitación de una barriada portuense de 34 edificios y 892 viviendas sociales levantadas por el Estado Novo en 1963 que se centra en pequeñas pero importantes mejoras del confort de las viviendas y su imagen como parte de un proceso sostenido en el tiempo que se inició con intervenciones a finales de los 90 y tendrá una próxima continuación para modernizar los espacios comunes y el exterior de las viviendas. (José Gigante Arquitecto, Lda. y Virgínio Moutinho Arquitectos). 
-Rehabilitación del edificio "A Nacional". Transforma las oficinas de una empresa aseguradora en viviendas. El soberbio edificio, culminado en 1925, es de Marques da Silva, quien nos trae gratos recuerdos, y, he de admitirlo so pena de que me tildes de rancio, nos obnubila (quizá nuestro mayor problema como creadores de contenidos sea que en arquitectura nos gusta prácticamente todo, así no se puede). (Menos é Mais Arquitectos Associados, Lda., autores del maravilloso centro Arquipiélago, finalista de los Mies y RIBA International 2016). 
-Rehabilitación de la Torre y Bastión de los Carniceros. Respetuosa actuación que pone en valor la imponente construcción rumana y la abre al disfrute de visitantes. (ABRUPTARHITECTURA)
-Vestíbulo multifuncional en un balneario imperial. Impresionante intervención checa en un edificio de 1895 para instalar en sus entrañas, como si fuera el alien de la película, un robot Transformer capaz de contorsionarse de maneras insospechadas. "Finalizado en 1895, el Balneario Imperial ha sido revitalizado como un referente público de cultura y tecnología. En su atrio central, antaño testigo del movimiento de la maquinaria de turba, una nueva estructura autónoma y robótica flota ahora sobre seis patas de acero. Ensamblada a través del techo como un barco en una botella, forma una sala multifuncional reversible cuyo carácter acústico, espacial y visual se adapta a la música, el teatro, el cine y la danza, restaurando no solo un monumento, sino también el espíritu cívico de Karlovy Vary", la ciudad que Goethe dicen visitó 13 vecesSe merece llegar a la final. (Petr Hájek ARCHITEKTI)
-Reconstrucción del edificio en Ankru 8, o cómo reconvertir una anodina fábrica soviética en un bloque de viviendas con un montón de sex-appeal. (molumba)
-Fenix. La locura de MAD no podía faltar con su intervención en un antiguo almacén de Róterdam emplazado en un muelle desde el que embarcaron para emigrar no pocos holandeses. Reconvertido en un museo dedicado a la migración, el estudio chino sitúa sobre la cubierta una retorcida peineta (la escalera Tornado) que puede hacer referencia al remolino cultural y personal que supone convertirse en (in)migrante. ¿Lo visitará Wilders? Por eso mismo lo metería en la shortlist. (MAD Architects). 
-Museo Paleis Het Loo. Contrastando vivamente con la demencia de MAD, los siempre mesurados KAAN hacen una incursión sobria y gélida en un palacio neerlandés del siglo XVI. (KAAN Architecten). 
-Ruinas del castillo de Stjärnorp."Intervenciones mínimas, legibles y reversibles que aseguran la ruina sin falsificación" en una línea similar a la la que veíamos en la rumana Torre de los Carniceros. A Ruskin le encantaría. 
-Hotel Villa Petrusse. Otro bello edificio decimonónico reconvertido en exigente hotel. (Jim Clemes Associates, Jean Schmit Engineering). 
-Kunstsilo. Esta reconversión de un silo noruego en museo es otro must de la lista que ha sido muy comentado, no solo aquí (ha sido realizada por estudios españoles) sino por medios de fuera, fíjate lo que decía Oliver Wainwright de él (le citaría pero luego me precensuran). Nosotros también le dimos una vuelta. (Mestres Wåge, Mendoza Partida, BAX studio)
-InGrid - Polo industrial Schneider Electric. Compleja debió ser la rehabilitación de este icónico complejo industrial serbio sin valor arquitectónico pero de enorme peso en la memoria colectiva -"un gigante industrial santificado"- y símbolo de la ciudad de Novi-Sad, la segunda del país balcánico: "Mantener la continuidad de los valores fue una de nuestras tareas más importantes. El concepto de transformación pretendía ser no solo un acto formal de reutilización de la estructura física existente, sino un acto simbólico que representara la integridad de los valores socioeconómicos históricos que la antigua fábrica de Novkabel conservaba en la memoria de los ciudadanos. Por ello, decidimos convertir la primera nave del complejo en un monumento, a pesar de que las naves de producción del complejo de Novkabel tienen un valor arquitectónico insignificante". (ZABRISKIE doo)

Pues hasta aquí la primera de nuestras categorías. Hay cinco más. Parece obvio que debemos mejorar nuestra capacidad de síntesis. Será en todo caso para una próxima ocasión, dejamos ya pico y barrena. Por cierto, la foto de arriba no es de uno de los 410 proyectos del Mies sino de un bloque de viviendas al lado del Mercadona de mi barrio. Me sugirió el tema de los puntos, fíjate tú (como ves, cuando hay muchos que unir la cosa se complica sobremanera). A veces no hay que buscar la inspiración muy lejos. 

lunes, 10 de noviembre de 2025

La vida de los edificios

 


Bjarke Ingels, líder del estudio BIG, ha sido durante 2025 guest editor (director invitado) de la icónica revista Domus sucediendo a otros starchitects de la talla de Foster (2024), Nouvel (2022) o Chipperfield (2020). Con la última revista del año que ahora acaba de salir, el danés que recién terminó el GOe donostiarra ha comisariado en total diez números para la revista italiana. En su manifiesto inicial, en el que ponía las bases de su curación editorial, comentaba que su interés era centrarse en la materia desde distintos -y, típico en él, contrapuestos- puntos de vista, con un refrescante punto final: "En una época donde la polarización amenaza con silenciar el debate crítico mediante el aislamiento o la cancelación, el manifiesto materialista puede servir de base para un diálogo verdaderamente diverso. Nuestra odisea material dará cabida a la colisión de visiones del mundo opuestas, por lo que en las páginas de Domus encontrarán juntos al tradicionalista y al vanguardista, a artesanos y tecnófilos, lo ornamental y lo austero, lo expresivo y lo tectónico, lo global y lo local, lo pragmático y lo utópico. Ideas contradictorias, unidas por la materia". En el número de octubre, Ingels se centraba en el reciclaje arquitectónico, dejándonos una brillante frase de nuevo digna de citar (es a su vez una cita de William Gibson, el escritor de ciencia ficción que creó los términos cyberspace o cyberpunk e inspiró películas como Blade Runner): "El futuro ya está aquí, solo que lo estamos utilizando para otra cosa". La foto que ilustra su editorial en la web de la revista es del famoso Taller de Bofill, ejemplo magno de reciclaje de una antigua fábrica de hormigón para reconvertirla en estudio y vivienda y comenta que él mismo vive en un antiguo ferry en Copenhague, su sala de estar por ejemplo ocupa el espacio donde antaño aparcaban cuatro hileras de automóviles. Aporta variopintos ejemplos de reciclaje arquitectónico (Lacaton y Vassal y su conocido mantra -"Nunca demoler, eliminar o sustituir, siempre añadir, transformar y reutilizar”- no podían faltar , como tampoco Herzog & de Meuron de los que destaca la Tate Modern), no pocos de dichos ejemplos los sitúa en España, donde tiene Ingels importantes lazos, recordemos que hizo el Erasmus en Barcelona (donde tiene hoy estudio), experiencia que le marcó profundamente, y su pareja es española: Habla de HArquitectes, Moneo en Atocha o incluso la Mezquita de Córdoba, epítome de la reutilización arquitectónica: "La Mezquita de Córdoba es un testimonio de la naturaleza fragmentaria de sucesivas reutilizaciones adaptativas. En medio del bosque de columnas moriscas se alza una catedral católica, ambas unidas como una quimera de estilo, cultura y religión". No me resisto a ponerte una última cita: "El edificio preexistente, por muy deteriorado o descuidado que esté, posee la pátina de vidas pasadas combinada con la generosidad que le confiere su presencia. En un contexto de economía de medios, los espacios que no es necesario construir son gratuitos y, por lo tanto, pueden ser más altos, anchos y espaciosos que los de una construcción nueva estándar". Lee el resto del editorial aquí

Las fotos de hoy son de Madrid, de un edificio que va a ser, esperamos, reciclado por BIG precisamente para convertirlo en hotel de lujo en General Perón 27, cerca del Bernabéu. Según la empresa propietaria (Ibervalles Socimi), el hotel estaría dirigido en parte a una clientela que se alojara en él tras acudir a algún espectáculo en el carismático recinto madridista, recién reconvertido a su vez, no sin polémica, casi más en escenario para eventos artísticos que en un estadio deportivo propiamente dicho. Y digo que esperamos sea reciclado porque en alguna prestigiosa web he leído, con pasmo -después del maravilloso editorial de Ingels sería llamativo cuando menos-, la palabra demolición. He acudido, mosqueado, a la web oficial del estudio danés y no aparece mención alguna al proyecto salvo una breve alusión en el apartado de Noticias que no da información al respecto. En algunos artículos en periódicos económicos o del sector turístico encuentro más información sobre el hotel (que si rooftop, que si restaurante de postín, que si zona wellness y demás amenities de rigor), pero no encuentro más referencias al tema en cuestión, que tiene ciertamente poco glamour en comparación. En una se incluyen declaraciones, un punto -o dos- sonrojantes de un miembro español del estudio BIG en la presentación del proyecto: "Es un proyecto icónico que va a contribuir al crecimiento de Madrid y dinamizar la zona de Azca. Somos la mejor ciudad para vivir y debemos ser la mejor ciudad para visitar. Gracias Ibervalles por contribuir a la evolución del sector del turismo y del lujo". Compárese con esta cita de Metalocus sobre el mismo tema: "Se trata de un conjunto compacto que refleja una concentración vertical en un núcleo urbano consolidado. Al mismo tiempo, plantea interrogantes sobre la privatización del centro urbano y la pérdida de diversidad funcional, ya que constituye una pieza de densidad selectiva: intensa en forma, materialidad y visibilidad, pero limitada en su capacidad de integración social". Dicha web por cierto habla de rehabilitación, no demolición. Es cierto que los andamios que vimos cubriendo el edificio desmentirían una demolición al uso, pero teniendo en cuenta que el potente inmueble, de 13 plantas, está pegado a otro similar, una salvajada tipo Pruitt-Igoe está descartada por lo que la demolición podría aún hacerse en plan manual. Poco después me entero de que los socios españoles de BIG para este proyecto van a ser Ortiz.Leon arquitectos, que también trabajaron en la capital con Foster en las oficinas de la calle Ombú y con H&dM en la sede de BBVA y busco, y encuentro, más información. En cinco puntos, diáfanos y palmarios, explican el proyecto: Punto 4, titulado Sostenibilidad activa y pasiva: "Desde el punto de vista técnico y medioambiental, General Perón 27 incorpora estrategias activas y pasivas de sostenibilidad. La doble piel de fachada actúa como filtro climático: reduce la radiación solar directa, favorece la ventilación natural y optimiza la eficiencia energética. Los interiores se diseñan con materiales reciclables y de bajo impacto, y la gestión lumínica y térmica se adapta a las condiciones estacionales mediante sistemas inteligentes". Punto 5, de título Estado del proyecto"El edificio se encuentra en fase de demolición. La ejecución está prevista para inicios de 2028 (calendario sujeto a tramitación y obra)". Y punto final. Se me han caído todos y cada uno de los palos del sombrajo. 

El tema del reciclaje arquitectónico vs demolición, al que hemos dedicado unas cuantas entradas (permíteme que te dirija a esta sobre el Hipercor de Méndez Álvaro también en Madrid, ya vaciado y deshauciado y esperando a su verdugo), aburre ya a las mismísimas ovejas. Y lo peor es que la teoría parece estar clarísima, pero seguimos por lo que se ve en las mismas: se nos llena la boca con la consabida sostenibilidad pero no tenemos empacho en meter la piqueta y aquí paz y después gloria. Qué hartura. La semana pasada acudí al Espacio Arquia para ver un documental (The Demolition Drama) seguido de debate precisamente sobre este tema. Las cifras son demoledoras si me permites el chiste sin gracia: Cada minuto se demuele un edificio en Europa, y en términos económicos cuesta menos destruir un edificio antiguo y construir uno nuevo que reciclar una construcción preexistente porque las leyes simplemente no incentivan la rehabilitación. No se tiene en cuenta la energía embebida en los edificios, en sus materiales, en su misma construcción (por no hablar del valor sentimental -la memoria- o histórico que da sentido a sus barrios). La emisión de CO2 producida por este proceso incesante de demolición-construcción supone casi un 40% de toda la que se genera en nuestro planeta, una contaminación que se realiza en secreto y pasa casi inadvertida (a esa cifra podíamos añadir que el sector es responsable del 36% de todos los residuos que se generan en el planeta, frente al 8% que suponen los generados por nuestros hogares). Resulta sorprendente, y muy triste, que haga mucho más ruido el debate sobre la movilidad sostenible y ecológica, la traída y llevada electrificación, cuando la emisión de CO2 producida por automóviles y furgonetas representó en 2022 en torno al 10% del total. Del mismo modo todos somos conscientes de que debemos reciclar y reutilizar al máximo una bolsa de plástico, que no debemos desperdiciar comida o permitir que se prueben compuestos químicos en animales, pero de los edificios pasamos olímpicamente, como sucede en general con la arquitectura: parece invisible. Hasta la cuestión de volar en avión, que supone tan solo un 3,5% de las emisiones totales de CO2, ha generado mucho más debate. Para 2050 habremos demolido una extensión mayor que Atenas, Berlín, Bucarest y París juntas, por no hablar de que se trata de un fenómeno antisocial y especulativo que provoca gentrificación: la expulsión de los ciudadanos menos pudientes de los centros de las ciudades para crear nuevas barriadas solo aptas para una población de mayor poder adquisitivo y para los turistas (Reinier de Graaf dice directamente que esta dinámica supone un ataque a los valores progresistas). Solo un 11% de los edificios europeos han sido rehabilitados alguna vez, al año se renueva solo un ridículo 1% del parque inmobiliario. ¿Podemos crear algún tipo de fórmula mágica que haga comprender al común de los mortales la dimensión de este problema? Jean-Philippe Vassal, no podría ser otro, la tiene, y es sin duda la mejor aportación del documental: "1-1+1=1" (demolemos un edificio antiguo y erigimos en su lugar uno nuevo, pero seguimos teniendo un solo edificio) frente a "1+0,5=1,5" (renovamos, mejoramos, incluso ampliamos un edificio y tenemos un edificio y medio aparte de ahorrarnos la demolición, en su caso el ejemplo es literal, véase su famoso proyecto de Burdeos junto a su socia Anne Lacaton, mencionados como decíamos por Ingels en Domus, en el que se añade al bloque de viviendas original un voladizo por planta que amplía la vivienda gracias a una terraza que puede cerrarse a voluntad y que supone añadir 14 m2 más de media a cada piso). Por si te interesa te enlazo al documental, merece la pena. También te recomiendo una visita a HouseEurope!, la incisiva web de la plataforma europea que intenta sensibilizar sobre este problema. En nuestro país, aunque las inercias y los intereses son también poderosos, sería injusto no reconocer brotes verdes en el campo de la concienciación.

Hemos cogido prestado el título de la entrada de hoy del libro La vida de los edificios de Moneo, una recopilación de tres artículos sobre otros tantos edificios que han merecido la atención del arquitecto navarro. El primero versa sobre la "compleja e inaprensible" Mezquita de Córdoba, también mencionada por Ingels en su editorial como revelador ejemplo de reciclaje arquitectónico. En un primer apunte, decir que podría sorprender que tras siglos de cruentas guerras entre cristianos y musulmanes, los primeros cuando al fin conquistaron la ciudad andaluza no decidieran demoler el magnífico edificio para construir un templo cristiano sino que se hiciera inserto en la propia estructura de la mezquita según el proyecto de Hernán Ruiz el Viejo, respetado maestro de obras de la catedral de Sevilla. De hecho Carlos I, que aprobara el proyecto de la catedral en 1523, era un ferviente admirador de la mezquita y al parecer se arrepentiría pronto de permitir la intervención: "Yo no sabía lo que era esto, pues no hubiera permitido que se llegase a la antigua; porque hacéis lo que puede hacerse en otras partes y habéis deshecho lo que era singular en el mundo" según cita Antonio Ponz en Viaje de España (1792). Moneo sin embargo alaba el trabajo de Hernán Ruiz con sentida admiración: "La inserción de la catedral fue realizada con tal precisión que su presencia en el interior de la mezquita constituye una continua sorpresa para quien ama detenerse ante los problemas que gravitaron sobre el trabajo del arquitecto" y hace hincapié en el hecho de que dicha intervención, ciertamente significativa, no ha destruido la mezquita, sino que gracias a su fuerte integridad estructural, "sigue siendo ella misma". El navarro nos regala sabias reflexiones sobre la rehabilitación de edificios: "Se tiende a pensar que la vida de los edificios concluye con su construcción y que la integridad de un edificio consistiría en mantenerlo exactamente como lo dejaron sus constructores. Esto reduciría dicha vida a la realidad consolidada de un preciso instante. En ocasiones se puede insistir en la conservación estricta de un edificio; sin embargo, eso significa, de algún modo, que el edificio ha muerto, que su vida -tal vez por razones justas e inteligibles- ha sido interrumpida violentamente".  

Nos despedimos con un ejemplo último de edificante rehabilitación (los hay a montones), por alegrar un poco el tono. 3XN va a rehabilitar en Londres la Torre Euston inaugurada en 1970. Según la web del estudio, danés por cierto como BIG, el proyecto comenzó con un análisis riguroso de las condiciones de la edificación, vacante desde 2021, para asegurar una rehabilitación que minimice las emisiones de CO2 y los residuos originados en el proceso, intervención que mantendrá los cimientos y estructura del edificio. El diseño se propone "romper barreras" entre la comunidad local y el nuevo edificio a través de espacios que serán "accesibles e inclusivos" y se basa en la reutilización y el reciclaje de los materiales cuando no sea posible mantenerlos tal cual, tienes más información aquí. Desearíamos un enfoque similar para General Perón 27. 




sábado, 1 de noviembre de 2025

Elogio de la sombra


 Últimos al fin. Esta es la cristalina torre de oficinas Triangle, del estudio suizo Herzog & de Meuron, los autores del CaixaForum madrileño o del edificio Forum en Barcelona, en avanzado estado de construcción en París. Llamada a ser un nuevo icono a las afueras de la capital gala, se trata de una pirámide irregular con base trapezoidal y una altura de 178 metros, algo así como si los suizos hubieran levantado el triángulo acostado que conforma el edificio Forum. También puede recordar por su pulsión vertical al fino discoide de la sede del BBVA en Madrid, otro hito urbano a las afueras de la urbe. La forma piramidal -leo en AV 191-192- potencia las vistas al cielo en cada planta y reduce la sombra proyectada por el potente volumen sobre los edificios aledaños al irse desplazando como si fuera un reloj de sol. Alojará comercios en las plantas inferiores, un hotel, un restaurante y un magnífico mirador que se convertirá en otro de los múltiples musts de la ciudad de la luz. Quizá lo más interesante del edificio sea su forma irregular, que cambiará totalmente según el punto de vista. Planteada como un fragmento de ciudad dispuesto en vertical (el lema de la promoción es La Ville Créative) su forma posiblemente quiera dialogar con la Torre Eiffel, como puedes ver en este entusiasta video promocional, y con la no menos cristalina Pirámide del Louvre de Pei por no hablar de la grandeur francesa, hoy en horas bajas: recordemos la victoriosa batalla de las Pirámides que permitió a Napoleón tomar El Cairo en 1798 y pasar una noche en absoluta soledad en la de Keops. Aunque la obra de Herzog & de Meuron es increíblemente variada en cuanto a formas, no es la primera vez que los arquitectos suizos visitan las formas más o menos piramidales, fíjate en las dos torres para Roche en Basilea, de nuevo potentes hitos urbanos de sobria elegancia o la Switch House del Tate Modern londinense, ni tampoco es obviamente la primera vez que utilizan el vidrio como piel (véase la soberbia biblioteca de Cottbus). 

París es faraónica. En su escala a menudo inhumana (véase el desproporcionado Arco del Triunfo que ahora Trump, claro, quiere replicar) ha sido amada con pasión desmedida por arquitectos, urbanistas y políticos. Todos recordamos la obsesión de Mitterrand por levantar una arquitectura a menudo cristalina que representara los mejores valores franceses (la transparencia el más importante), en sus Grands Projects. Saint-Gobain, la fábrica puntera de vidrio en el país vecino, sudó la camiseta para crear unos productos que no convirtieran la famosa Biblioteca Nacional de Perrault (1995) en un horno diseñando un sofisticado sistema que hace respirar al vidrio mediante una estación de bombeo que introduce aire deshidratado y filtrado en la cámara que separa la hoja exterior de la interior. Y para otro proyecto de la era Mitterrand, la famosa Pirámide del Louvre (1989), la empresa gala diseñó un cristal especialmente transparente que evitara que la construcción de Pei compitiera con los edificios del museo, sino que se disolviera en ellos. No olvidar ya puestos que Saint-Gobain fue una de las primeras industrias en fabricar el muro pavés de forma masiva, Pierre Chareau será el primero que dará uso arquitectónico al pavés de verre de la marca para levantar la fachada de la famosa Maison de Verre (1932). Tras Mitterrand fue Nicolás Sarkozy, hoy en prisión, quien promovió en 2007 un ambicioso proyecto metropolitano (Le Grand Paris) y se rodeó de lo más granado de la profesión arquitectónica para tratar de vertebrar la fragmentada región parisina (ya de Gaulle había encargado algo similar a Paul Delouvrier, considerado el padre de la ordenación territorial de la región parisiense, quien, en el país del Citroën DS, soliviantó a no pocos adquiriendo para su trabajo de campo un Studebaker descapotable color marfil importado de los Estados Unidos). Si te interesa el tema, te recomiendo el artículo El Gran París, entre la iniciativa y las palabras de Javier Mozas que se publicó en El País y está recopilado en su libro Rashomon, la triple verdad de la arquitectura

Desconocemos si Saint-Gobain ha proporcionado el vidrio a Herzog & de Meuron para el edificio Triangle, pero lo cierto es que la empresa que se haya llevado el contrato ha hecho su agosto. La superficie de las fachadas a cubrir es de 54.600 metros cuadrados nada menos. Es un dato por cierto que llama la atención teniendo en cuenta que los socios suizos son los autores de Engañosas transparencias (en inglés el título es más contundente: Treacherous Transparencies, transparencias traicioneras), el libro que Herzog escribió y De Meuron ilustró con fotografías tras la visita de la pareja a la transparente casa Edith Farnsworth de Mies, mítica obra de la modernidad que les decepcionó profundamente ante la actitud del arquitecto de Aquisgrán, quien prefirió levantar un manifiesto radical de la modernidad antes que crear un refugio acogedor para su clienta. Aunque -cito a Fernández-Galiano, que comenta el libro en el AV mencionado- los suizos "ocultan su incendio crítico con un ropaje de fría precisión y nítida claridad", lo cierto es que se valen de duras citas que ponen a caldo sin tapujos la casa de la sufrida doctora Farnsworth, así esta de Maritz Vandenberg: "Era completamente previsible que una caja de vidrio mal ventilada, sin protección solar más allá de unos árboles cercanos, se convirtiera en un hornodurante los calurosos veranos de Illinois y que las carpinterías de acero con vidrio sencillo (...) se empañara por la condensación en invierno. La indiferencia de Mies frente a verdades tan elementales pone de manifiesto sus mayores debilidades como arquitecto; es decir, su terca obsesión por las formas perfectas, y su despreocupación altiva por los problemas más complicados". La visita de los suizos a la casa fue en 2014 mientras que el proyecto de Triangle data de 2006. Pasándonos seguramente de frenada, nada nuevo, nos preguntamos si habrían mantenido el vidrio para su pirámide parisina en el caso de que la hubieran proyectado tras la visita. En la mencionada Switch House cambiaron el vidrio que inicialmente iba a cubrir la estructura por ladrillo, una decisión que se tomó poco después de la visita a la casa, ahí lo dejo. Paso párrafo dando una de cal y otra de arena: Richard Rogers, el coautor del Pompidou parisino y la T4 madrileña, pasó una noche en la casa Farnsworth junto a su hijo Roo invitado por Peter Palumbo, a quien la doctora le vendió la casa en 1972 con un pingüe beneficio (que le permitió marcharse a vivir a Italia), y salió encantado de la experiencia según relata en A place for all people: "Nunca olvidaré la magia de dormir al lado de Roo en esta joya perfectamente realizada, apenas capaz de cerrar los ojos de la emoción, ambos maravillados ante el equilibrio y precisión del edificio, y el diálogo que establece con los campos a su alrededor". 


Lo de la transparencia ha dado un juego caudaloso en arquitectura. Ha sido símbolo de integridad y valores democráticos muy utilizado por gobernantes de todo pelaje (ya hemos hablado de Mitterrand), tanto se ha abusado de la metáfora que hoy ni el más tierno párvulo se lo cree. Y, como también es bien sabido, ha sido divisa de la modernidad, recordemos aquí a Quetglas en El horror cristalizado (1991) dedicado al Pabellón alemán de Mies en Barcelona: "El trabajo inglés, subterráneo, sucio de carbón, ha acabado: ahora empieza el trabajo alemán: adecuado, transparente, cristalino, eléctrico. (...) El Pabellón representará una casa. La casa del alma alemana. La casa moderna". El cristal es "el material emblemático de la producción industrial moderna, que no admite huellas individuales, que es resultado directo del espíritu, sin los titubeos e inercias de la Handwerk (trabajo manual). (...) El cristal es, para Paul Scheerbart, Bruno Taut y el resto de jóvenes arquitectos alemanes formados a principios de siglo, metáfora del nuevo mundo. No solo metáfora, sino factor de constitución de la nueva sociedad". Las sensaciones en el Pabellón son muy parecidas a las que sufría la doctora Farnsworth, es obvio el diálogo que se establece entre Quetglas y Herzog: "Quien pasea por el interior de la casa experimenta el mismo empobrecimiento que el resto de presencias: sus valores quedan incorporados a los cristales, a las paredes, se funden en los reflejos (...) del otro lado del cristal". El habitante, tan radicalmente expuesto, perdido en un laberinto de reflejos engañosos, pierde su identidad, se vacía. En el libro de los suizos se habla también del Pabellón, resaltando el singular contrapunto que supone la figura orgánica de la estatua Amanecer de Kolbe, que intenta protegerse de los primeros rayos del sol y es el único elemento natural, humano, en medio del geométrico y gélido Pabellón. Quetglas hace también referencia a la solitaria estatua, haciendo hincapié en su condición ilusoria para el visitante, cegado ante los reflejos de los múltiples vidrios que le rodean: "¿Estaba encerrada entre cristales o sólo entre reflejos de cristales? Lo que se veía era la estatua o la imagen reflejada de la estatua? No hay respuesta. Esa ansiedad constantemente incitada y continuamente aplazada, nunca resuelta, es lo que constituirá, también, la experiencia del visitante en el Pabellón".  Y sin embargo, para Colin Rowe y su Phenomenal Transparency, esta misma cualidad de la transparencia tiene un valor claramente positivo: "Como una organización transparente invita y fomenta la fluctuación de lecturas múltiples y sugiere interpretaciones individuales, activa e implica [al espectador]. El espectador no se queda en mero observador "en el exterior", se convierte en parte de la composición a través de su participación. Entra en un diálogo"¿En qué quedamos entonces, es la transparencia engañosa o creativa? (qué difícil es todo). Sí que sería fácil pensar en la escultura "desamparada" de Kolbe en el Pabellón germano como trasunto de la no menos desvalida doctora Farnsworth intentando en vano protegerse del sol y del exterior en su casa transparente. Engañosas transparencias incluye un angustioso poema suyo, de nombre Artifact, que sin duda hace referencia a su experiencia en la casa, habla de una "criatura voladora" que no cesa de golpearse contra los cristales: "¿Por qué no retrocede o muere? / ¿Por qué intenta / atravesar  el frío y liso artefacto / ¿Por qué se golpea contra el cristal?". Y termina: "Las alas inadvertidas se deslizan por el cristal / Las plumas astilladas agonizan en vano. / Los momentos pasan / y en la hierba / Abajo, allí yace / mi esperanza, y muere". Justo al lado del poema Herzog incluye una implacable cita de la propia doctora: "La verdad es que en esta casa, con sus cuatro paredes de vidrio, me siento como un animal al acecho, siempre alerta. Estoy siempre inquieta, incluso por la tarde. Me siento como un centinela de guardia, día y noche. (...) No tengo un cubo de basura debajo del fregadero. ¿Sabe por qué? Porque toda la "cocina" puede verse desde la carretera, de camino a la casa, y el cubo estropea la imagen de toda la casa. Así que guardo el cubo en un armario lejos del fregadero". Nunca iremos a Illinois a ver la casa Farnsworth, pero en Madrid he podido a menudo experimentar algo quizá parecido en la Biblioteca Eugenio Trías en el parque del Retiro, donde Jaime Nadal y Sebastián Araujo reconviertieron las antiguas jaulas de la Casa de Fieras en prismas totalmente acristalados que sobresalen del edificio principal. A mí me encanta estar ahí, es una delicia estar inmerso en el parque y a al mismo tiempo disfrutar cómodamente guarecido de una buena lectura, pero imagino que vivir allí de continuo acabaría siendo agobiante. 

Por seguir enredando podríamos meter in the mix a uno de los mayores domadores de transparencias, Jean Nouvel, quien precisamente en París tiene una de sus obras más cristalinas y etéreas, la Fundación Cartier (1994), no confundir con la nueva sede que acaba de inaugurarse, también obra del francés, en la plaza del Palais-Royal. En Los objetos singulares (2000) Nouvel dialoga con el filósofo Jean Baudrillard, y tercia en la supuesta conversación entre Quetglas, Herzog y Rowe: "En un edificio como el de la Fundación Cartier -donde mezclo voluntariamente imagen real e imagen virtual-, eso significa que en el mismo plano no sé nunca si veo la imagen virtual o la imagen real. Si observo la fachada, (...) no sé si veo el reflejo del cielo o el cielo en transparencia. Si luego observo un árbol a través de los tres planos vidriados, nunca sé si veo el árbol en transparencia, delante, detrás o el reflejo del árbol". Lo llama un territorio de desestabilización pero desde un punto de vista más bien positivo, cercano al de Rowe. Baudrillard, más crítico, apostilla: "La regla del juego es realmente el secreto, y el secreto se vuelve sin duda cada vez más difícil en un mundo como el nuestro,donde todas las cosas se brindan en una promiscuidad total, de tal manera que no existe intersticio, no existe vacío..." . El filósofo sigue pinchando al arquitecto y dice, críptico, que la transparencia es "una forma sutil de censura. Esta búsqueda de la "transparencia" por la que nuestra época parece fascinarse es por lo menos ambivalente en el vínculo que establece con el poder". Dicha ambivalencia haga quizá referencia a esa contradicción tan nuestra según la cual queremos proteger nuestros datos en el ciberespacio pero al mismo tiempo exigimos a las autoridades una total transparencia y buscamos con ahínco detalles de la vida de los otros. Siempre lúcido y certero, explica dicho "oxímoron cultural" Fernández-Galiano en un texto de nombre Contra el cristal, como muestra te pongo soberbio botón que lo clava: "Nuestro ideal de felicidad doméstica es el recinto introvertido, el ‘hortus conclusus’ de los clásicos o ‘mi casa es mi castillo’ de los anglosajones, pero de hecho vivimos en la vitrina de Google, expuestos a la abrasión del tráfico de las redes y sin otra ‘habitación del pánico’ que la desconexión. De parecida forma, soñamos con Parlamentos transparentes, y cuando ha habido que albergarlos en edificios históricos —como el Reichstag berlinés— el gran debate arquitectónico ha sido el de su apertura a la mirada vigilante de los ciudadanos, pero lo cierto es que los legisladores, al igual que el gobierno o los tribunales, son tan opacos tras un vidrio como tras un muro". Y si aún me lo permites (estoy desatado), podríamos dar una nueva vuelta de tuerca introduciendo en este ya multitudinario diálogo al recién premiado con el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, el prolífico Byung-Chul Han, quien en 2013 publicara La sociedad de la transparencia dando de nuevo claras muestras de lo enjundioso del tema.  Han, tildado por alguno de nuestros excelsos intelectuales de mero autor de libros de autoayuda (a no pocos debe escocer su implacable crítica de las sociedades neoliberales, por supuesto lo ha vuelto a hacer en su crudo discurso en Oviedo) argumenta que la transparencia en la sociedad actual, lejos de ser una virtud, se ha convertido en un problema señalando que la presión por la exposición total y la eliminación de lo oculto lleva a una sociedad del control y la vigilancia, descrita como un "infierno de lo igual", frase fetiche del coreano. Esta obsesión, impulsada por la economía y la tecnología, despersonaliza al individuo, convierte todo lo que toca en espectáculo y empobrece las relaciones humanas al eliminar la ambigüedad, el misterio y la negatividad necesaria para la reflexión. La negatividad se torna positiva para Han ya que nos obliga a entrar en la oscuridad para enfrentar nuestros fantasmas y crecer en ese simpar combate. El mundo oriental siempre ha valorado más la sombra que la luz, más propia de Occidente (el "luz, más luz" de Goethe), como ya argumentaba Junichiro Tanizaki en El elogio de la sombra (1933) con un enfoque en este caso más estético que filosófico: "Pero eso que generalmente se llama bello no es más que una sublimación de las realidades de la vida, y así fue como nuestros antepasados, obligados a residir, lo quisieran o no, en viviendas oscuras, descubrieron un día lo bello en el seno de la sombra para obtener efectos estéticos". La arquitectura nipona es la responsable de ese gusto por lo oscuro al construir templos y viviendas con grandes aleros que proyectan profundas sombras: "Cuando iniciamos la construcción de nuestras residencias, antes que nada desplegamos dicho tejado como un quitasol que determina en el suelo un perímetro protegido por el sol, luego, en esa penumbra, disponemos la casa. Por supuesto, una casa de Occidente no puede tampoco prescindir del tejado, pero su principal objetivo consiste no tanto en obstaculizar la luz solar como en proteger de la intemperie. (....) Si el tejado japonés es un quitasol, el occidental no es más que un tocado". El contraste entre Oriente y Occidente, que no es otro que el dilema entre adaptación y progreso (que explica los brutales contrastes culturales del país del Sol Naciente) es tema frecuente de Tanizaki como lo fue antes de Natsume Soseki, quien decía en Soy un gato: "Si, por ejemplo, una montaña bloqueaba el paso natural hacia un país vecino que queríamos visitar, no nos empeñábamos en hacer un túnel e ir contra el orden natural de las cosas, sino que nos limitábamos a no visitar a nuestros vecinos". 

Llegados a este punto, creo que tanto tú como yo nos merecemos un reparador descanso tras este pesado viaje a la transparencia. Siempre agradecidos por tu atención, rara cualidad en un mundo tan acelerado ("¿Quién dijo que lo bello no puede ser político al exigirnos la contemplación en esta época de desasosiego, de falta de calma?" dice Estrella de Diego en la exposición Warhol, Pollock y otros espacios americanos), nos despedimos hasta una próxima ocasión.