martes, 30 de marzo de 2021

Silos


Hoy traemos al blog un sorprendente descubrimiento. Es un silo levantado por Aino y Alvar Aalto allá por 1931 en Oulu (Finlandia) que dormía, olvidado, el sueño de los justos. Resulta que el estudio londinense Skene Catling de la Peña, autores de la Flint House, van a restaurar el añejo edificio para convertirlo en un espacio cultural. Me han llamado la atención sus formas, creo que es el primer silo que veo con puntiagudo tejado (?) a doble vertiente. La idea que yo tenía del silo, referente para los modernos heroicos, es el de un volumen de severa ortogonalidad, epítome del paralelepípedo y paroxismo del ángulo recto. Y fíjate con lo que nos salen los Aalto: una exacerbada catedral neogótica en la tundra. 

Mira, vamos a dar una vuelta a esto desde la tranquilidad que otorga ser un error en el sistema. El tal silo me ha recordado a ese enorme granero que William Morris veía desde la Red House, también de puntiagudo tejado y que el líder del movimiento Arts & Crafts asemejaba en cuanto a dignidad a una catedral medieval. Morris diseñó su propia casa con agudos tejados, pues no olvidemos que era declarado defensor del gótico, que asociaba a una espiritualidad que siempre le acompañó y acabaría derivando en un activismo social y político (socialista) más cercano con todo a Moro que a Marx, y que le enfrentaría a la cruel deshumanización de la época victoriana (en sus postulados ecológicos y antimaterialistas el Arts & Crafts conecta bien con nuestros actuales activistas de lo slow). John Ruskin, que fuera principal referente para Morris, defendía ya el gótico en su condición imperfecta por tratarse del resultado del trabajo de creativos artesanos y no de seres deshumanizados esclavos de la máquina: "Esas horribles gárgolas, y monstruos sin forma, y severas estatuas, rígidas y sin anatomía (...) son huellas de la vida y la libertad de cada uno de los trabajadores que esculpieron la piedra; una libertad de pensamiento, un rango en la escala del ser (...) que debería ser lo primero que Europa entera deseara reconquistar hoy para sus hijos" (citado en William Morris y compañía: el movimiento Arts & Crafts en Gran Bretaña de Manuel Fontán y María Zozaya eds.)Puede chocar aquí que Morris fuera considerado por Pevsner uno de los pioneros del estilo moderno en su canónica Pioneers of Modern Design: From William Morris to Walter Gropius. Hay sin duda puntos en común en la voluntad de Morris de despojar a las viviendas de toda decoración innecesaria en su exterior (el interior era otro cantar, ahí están sus magníficos papeles pintados siempre inspirados en la naturaleza), diseñar construcciones funcionales (pensadas de dentro afuera) y dar a la arquitectura y demás artes un componente social y político, por no hablar de la puesta en valor de la artesanía, principio que la Bauhaus llevó a gala. Sin embargo, la perspectiva cambia cuando vemos la repulsión de Morris por la máquina (tan cara al modernismo más ortodoxo) y su defensa de lo orgánico y lo vernáculo frente a la uniformidad ortogonal tan defendida por Le Corbusier (al menos en un primer momento), la que llama "horizontal omnipotente" en Arquitectura de época maquinista (1926), la horizontal "que termina la composición, en su cima, por una línea categórica, que hasta entonces se evadía por los paños oblicuos de los tejados, gabletes, lucernas, etc. Los tejados se disimulaban tras un piso de ático, cuya finalidad es enmascarar una oblicuidad que perturbaba enfadosamente el principio ortogonal de la composición". Parece que está describiendo la Red House... Habrá que leer a Pevsner. 

Volvamos a Aalto. Un año antes de hacer el silo que nos ocupa terminaba la sede de un periódico local en Turku, de líneas perfectamente modernas. Y sin embargo, aquí le vemos desaprovechando descaradamente la oportunidad de diseñar un edificio de impolutas líneas rectas (como todo silo que se precie). Indagando un poco descubrimos que fue precisamente a partir de 1930 (el silo es de 1931) cuando Aalto empezó a despegarse de los postulados modernos y a crear su estilo característico, señalado por las formas orgánicas y un mayor uso de las formas curvas. Su arquitectura evolucionó hacia la calidez y el acercamiento a la naturaleza. ¿Habrá una cita al Arts & Crafts en Oulu? 

Te dejo con tres silos (reales o imaginarios): 


The Silo, un silo reconvertido en viviendas por COBE 

La Torre de la Fondazione Prada en Milán (OMA)

La casa 4x4 en Kobe (Tadao Ando)



sábado, 20 de marzo de 2021

Silencios (2)

 


Lacaton y Vassal han ganado el Pritzker. Las quinielas no vaticinaron su elección (más bien apuntaban a Chipperfield, el eterno candidato); se hace evidente el mensaje que el jurado del galardón, presidido por Aravena, ha querido lanzar premiando una arquitectura silenciosa centrada en los cuidados frente al espectáculo y en la rehabilitación frente a la destrucción. El momento Bartleby que mencionaba Fernández-Galiano en relación a Fermín Vázquez y la torre Agbar podría también aplicarse al dúo francés cuando se negaron a reformar un parque en Burdeos alegando que salvo un par de pequeños retoques no necesitaba una mayor intervención y recomendaron al ayuntamiento que utilizara el presupuesto asignado en otros proyectos más necesarios. Ese preferiría no hacerlo se convirtió en famoso gesto antiarquitectónico, aunque siempre nos preguntamos si no fue también una ocasión perdida: todo en la vida es manifiestamente mejorable. Sus portentosas rehabilitaciones de ajados bloques de viviendas (en concreto la realizada en Burdeos) ya les hicieron ganar el premio Mies van der Rohe de 2019. Fernández-Galiano daba como es habitual en el clavo cuando en un texto escrito en 2014 (Al servicio de la vidael título ya lo dice todo), indicaba que el estudio galo había recuperado la "fibra ética de la aurora moderna para volver a poner la construcción al servicio de lo cotidiano" (como dice Chinchilla, "la geometría, el espacio o la pureza formal son posibles medios, nunca el fin") y señalaba que en esa cierta voluntad antiarquitectónica, la misma que como veíamos en la anterior entrada manifestaba Nouvel en su famoso aserto "el futuro de la arquitectura no es arquitectónico", el dúo podía también recordar a Alejandro de la Sota ("el no hacer Arquitectura es un camino para hacerla") o Miguel Fisac ("mis mejores obras son las que no he hecho"). Cuánto de pequeña boutade hay en estas afirmaciones sería cuestión de debate. Acaso lo que necesitemos no sea menos arquitectura sino otro tipo de arquitectura. Más silenciosa, más atenta, más cuidadosa. Vuelvo a Chinchilla, que debe estar encantada con la concesión del premio a los franceses: "El objetivo último de nuestro trabajo es la mejora en las diversas condiciones de vida de las y los habitantes del entorno donde trabajamos.(...) Hemos de dejar atrás la vieja idea que nos inculcaron en la escuela de Arquitectura de que sabemos más de la ciudad que sus propios habitantes. Estos saben más del objetivo que perseguimos: qué necesitan para vivir mejor". Despido el párrafo con Aravena en el anuncio del premio:"Este año, más que nunca, hemos sentido que somos parte de la humanidad como un todo. Sea por razones sanitarias, políticas o sociales, hay una necesidad de construir un sentido de colectividad. Como en cualquier sistema interconectado, ser justo con el medio ambiente, con la humanidad, es ser justos con la próxima generación".   

El edificio de la foto que abre la entrada no es de Lacaton y Vassal. Es lo último de Gehry en Arlés, ya sabes, la ciudad donde Van Gogh se seccionó una oreja. Quizá si hubiera visto el ruidoso museo del californiano se habría cortado la otra (más fotos). En las antípodas de los planteamientos de los nuevos Pritzker, Gehry dice haberse inspirado en el famoso cuadro La noche estrellada, y apunta que el edificio circular sobre el que se inserta la agónica torre querría rendir homenaje al teatro romano de la localidad. Me toca la moral que estos arquitectos a los que el contexto se la trae laxa vengan encima con rocambolescas justificaciones para sus monumentos a sí mismos (aquí tienes otro granado ejemplo). Nos da que el autor del Guggenheim bilbaíno, triste preso del éxito de este y otros proyectos similares, se ve obligado a dar espectáculo, cual acróbata agostado en la función de un destartalado circo al que ya apenas asiste público. Como aquel rector de Oxford fan de Zaha Hadid que pidió a la arquitecta un "Zaha-Zaha" para un edificio del campus y, claro, le vino con esto. El nuevo museo del premio Príncipe de Asturias es acaso una ejemplificación de que, como señalaba Baudrillard en Las estrategias fatales, vivimos en un tiempo en el que el principio de dialéctica de contrarios ha desaparecido: lo feo no se contrapone a lo bello, sino que buscamos lo más feo que lo feo: lo monstruoso. Y tampoco interesa distinguir lo verdadero de lo falso: buscaremos lo más falso que lo falso, el artificio; o lo más real que lo real: el simulacro. Y dado que la aceleración es otro signo de nuestro tiempo (como dice en este caso Virilio), pues encima el proceso, agotador y destructivo, se realiza a una velocidad de vértigo. Son tiempos de centrifugados extremos, personalismos atronadores y polarizaciones a gogó. 

Celebramos la concesión del premio Pritzker a Lacaton y Vassal. Y despedimos la entrada con Antón García Abril, fallecido estos días (padre, por cierto, del arquitecto Antón García-Abril, del estudio Ensemble). Preguntado el conocido compositor cuál es su melodía favorita dicen que respondió: el silencio


domingo, 14 de marzo de 2021

Silencios

 


"Es sabido que los colegas Kahn y Barragán, compartieron opiniones sobre formas de construir, y que tal y como nos cuenta nuestro compañero Raúl GarcíaLuis Barragán le desaconsejó llenar la explanada del Salk Institute de naranjos, y qué gran acierto. El mundo pétreo de uno y las masas de color del otro tienen un denominador común; el SILENCIO. (...)

Alain Corbin parafrasea a Gastón Bachelard diciendo que «la noche amplifica las resonancias auditivas que compensan la aniquilación de los colores» y me lleva a pensar en nuestros oídos como los ojos de la noche. ¿Qué pasaría si la imagen pasara a un segundo plano e intentáramos proyectar arquitectura desde estos ojos de la noche? Quizá saldrían a relucir los múltiples beneficios del silencio. Quizá tomarían más importancia las conversaciones y la música. Quizá surgiera una aplicación para escuchar espacios.

¿Escuchamos la arquitectura? Puede que hoy sea un buen día para empezar".  (Ana Mombiedro, Arquitectura del silencio en el blog de la Fundación Arquia). 


"El silencio de quien se recoge es un silencio metodológico -literalmente, "de un camino"- que busca "ver" mejor. Afinar los sentidos, básicamente abrirlos; estar en vigilia; hacer como si los ojos fuesen el oído y el oído los ojos; ¿es esta una actitud estéril, inferior a las ilusiones de la autorrealización?" . (Josep Maria Esquirol, La resistencia íntima). 


"Esa pintura sirve, ahora lo sé, para llegar a decir que eso que llaman arquitectura ya no interesa. Nos ha dejado de interesar. Nos ha agotado. Supongo que estamos ya un poco hartos de tanto ruido en imágenes y por eso la arquitectura se ha vuelto invisible cuando verdaderamente aparece. 

Por eso, si aun algo en esta disciplina puede resultar apasionante, si hay algo por lo que creo que merece la pena mantener el entusiasmo o la elevación es por eso que no se ve; es por eso que parece no importar, que cuesta hallar. (...) (A estas alturas cabe admirar de la Arquitectura lo que no es arquitectura. Poco interesa ya una columna, pero por un intercolumnio logrado uno estaría dispuesto a perder el sueño, como aquel Paolo Ucello)". (Santiago de Molina, Eso que no se ve, en su blog Múltiples estrategias de arquitectura). 


"Nouvel ha introducido en escena materiales que no existen: la transparencia, el reflejo, la imagen cinematográfica, la emoción, la indeterminación, el vértigo, el instante...
Cada día es más cierto su principal aserto: 'El futuro de la arquitectura no es arquitectónico'. (Javier Mozas, Rashomon. La triple verdad de la arquitectura). 


"Las habitaciones son en verdad ancianos 
sabedores de secretos  y de historias (...) 
que han ocultado tras las vidrieras oscuras, 
que han escondido tras los espejos". (Georges Rodenbach, Le règne du silence, citado por Alain Corbin en Historia del silencio). 


"Hoy, al llegar la edad del frío 
-la edad de valorar los libros leídos y las calles tranquilas-
la luz del patio cae con tristeza 
en cada ventanal. (...)
Un muro de palabras, no otra cosa, 
es lo que nos separa de la muerte
y, por tanto, escuchar, viejo Crusoe, 
es un regalo lleno de penumbra
y de razones del anochecer". (Joan Margarit, La oscura melancolía de Robinson Crusoe en Arquitecturas de la memoria).