sábado, 26 de diciembre de 2015

Operación Yoda

Hoy toca ficción (pero atención, el lugar es real)...

Un taxi desvencijado traquetea por una solitaria carretera inglesa. Lleva  a cuatro misteriosos personajes cariacontecidos que no se dirigen palabra. Miran sin el más mínimo interés a la desangelada campiña o consultan móviles de última generación con gran soltura. Al cabo el ajado automóvil se para frente a una  casa imposible que parece sacada de Alicia en el País de las Maravillas. Los cuatro ocupantes, tres hombres y una mujer, por las pintas todos jóvenes urbanos, salen del vehículo. Chispea y se hace de noche. El taxista saca del maletero su exiguo equipaje (dos maletas de cabina de avión y dos mochilas), y tras cobrar les deja solos frente al bizarro hotel.

-"¿Pero se puede saber qué es esto?", pregunta uno de ellos, en español.
-"Es la Casa para Essex ", contesta la única mujer, "un Gesamtkunstwerk entre un artista y un estudio de arquitectura para Alain de Botton, el filósofo de Living Architecture, una fundación que..."
-"Está claro que lo eligió tu partido. No podía ser otro. Vaya antro".
-"Es surrealista, como lo que hemos venido a hacer aquí, tercia el tercero. Si lo piensas, tienen sentido del humor. Hay que desdramatizar, colegas".
-"El mío había elegido el hotel W de Barcelona, ese de Bofill. Ahí habríamos estado de lujo.Y qué vistas".
-"Sólo a los tuyos se les habría ocurrido ir a semejante meca de lo hortera, Obi-Wan, sois pura casta", dice la mujer, visiblemente airada.
-"Amidala, no me toques..."
-"Callaros ya. Después de seis horas discutiendo el lugar de reunión ni tan siquiera fueron capaces de acordar un sitio, lo tuvieron que echar a suertes... Mal empieza esto. Al menos conoceremos mundo, y nos alejaremos del Celtiberia show, que a lo mejor es justo lo que necesitamos. Anda, entremos".


Los cuatro jóvenes pasan al interior, aún más surrealista que el exterior si cabe. Se registran y acuerdan encontrarse a las 7.00 de la mañana siguiente. Les espera una ardua misión, asaz compleja. Representan a los cuatro partidos que han obtenido el mayor número de votos en las recientes elecciones generales españolas, y su misión consiste, ahí es nada, en generar, tras los días de completa inmersión que sean menester, un escenario de cierta coherencia que sirva de base para las negociaciones de un futuro gobierno de coalición. Cada partido ha elegido con esmero a un representante sobradamente preparado, curtido en interacción inclusiva y competencias transversales de tal forma que este think-tank de urgencia pueda aportar una solución al monumental atranco provocado por los insólitos resultados de la consulta democrática. El proyecto, ultrasecreto, se ha dado en llamar Operación Yoda, y a los participantes, que ni tan siquiera conocen sus verdaderas identidades, se les ha dado los nombres en clave de Amidala, Obi-Wan, Han y Luke.

Día uno.
-"Pero ¿quién es esa mujer de amarillo en esa especie de hornacina?" pregunta Luke mientras se zampa su segundo scone con crema.
-"Es Julie Cope, una mujer de aquí", contesta Amidala en un tono melifluo. "Tuvo una vida muy normal: se mudó varias veces, siempre dentro de Essex, se casó, tuvo hijos, se divorció y se volvió a casar con un tal Rob, que la llevó a un viaje a la India, el momento más feliz de su vida. A la vuelta fue arrollada por una motocicleta de reparto y murió. Rob entonces quiso levantar en su honor un modesto Taj Mahal, un monumento al amor, que es este hotel donde nos encontramos".
Obi-Wan, que en ese momento daba cuenta de un enorme huevo frito con alubias, se atraganta sin remedio. Los otros dos dejan de comer de inmediato y miran a la escultura y a la motocicleta que pende del techo.
-"¡Qué mal rollo! ¿Y esa es la moto que se la cargó?"
-"Así es, pero tranquilo, Luke. Es una invención del artista que diseñó esto, Grayson Perry".
-"Pero qué me estás contando", Obi-Wan ha recuperado el resuello tras beberse de un trago su zumo de naranja, "esto me parece un chiste de mal gusto. Propongo salir por pies de este loquero e ir a un hotel normal".
-"Vosotros y la normalidad, qué aburrimiento", incide Han. "Pero empecemos ya a currar, que esto va para largo. Vamos con la propuesta de tu partido, Luke, al fin y al cabo es la única que hay hoy por hoy". Todos arrinconan los platos y tazas y desenfundan a una velocidad de vértigo un nutrido arsenal tecnológico de tablets, portátiles y smartphones que pronto empiezan a chisporrotear e iluminar sus pálidas caras con tonalidades azules.
-"Mi jefe, Alb..."
-"Chist, el nombre que acordamos en el avión. Las paredes tienen oídos".
-"La virgen, pero si estamos en el culo del mundo. Bueno va, El Gato sobre el Tejado de Zinc Caliente (la madre que os parió con el nombrecito)... ".
-"¡Si es que no para de moverse!", carcajada de los otros tres.
-"Paso, a ver: mi jefe ha hecho la propuesta que ya conocéis: los partidos gordos se unen con nosotros y montamos una coalición constitucionalista. Evitamos que España se vaya al carajo y que Nacido Libre suba al poder, que con la experiencia que tiene acabamos como Yugoslavia".
-"La Pantera Rosa nunca aceptará esa coalición, es un absurdo".
-"Estamos aquí para abrir vías, Han, leche, para decir lo mismo que dicen nuestros jefes pues apaga y vámonos. Hay que pensar con altura de miras, al estilo italiano o danés. Los daneses llevan más de 100 años sin mayorías absolutas, deberías ver la serie Borgen, se aprende más que en Políticas. ¿Y qué me dices de la Democracia Cristiana italiana aliándose con el Partido Comunista en los 70? ¡Pero si hasta Syriza gobierna en coalición con los ultranacionalistas!"
-"Vosotros lo veis muy fácil porque no tenéis ideología", apunta Amidala. "Pero qué miedo tenéis a la regeneración. Lo vuestro es pura cobardía. Preferís un pacto contra natura a que entre el aire fresco en las instituciones que los partidos jerárquicos han dejado podridas".
-"Vosotros no queréis construir sino destruir", un airado Obi-Wan es el que habla ahora. "Sólo queréis pillar el poder para cambiarlo todo en un ejercicio malsano de matar al padre para ir no sé adónde. Os habéis puesto la piel de cordero socialdemócrata pero seguís siendo lobos chavistas. Sois una panda de resentidos, cuando lo cierto es que os ha ido muy bien en nuestro sistema".
-"A nosotros nos habrá ido bien, pero hay a muchos a los que le va de cráneo gracias a vuestros contratos basura. Habéis dejado el país hecho unos zorros mientras la corrupción campaba sin control. Sois el pasado, a los dinosaurios no les queda otra que extinguirse. Empezando por tu jefe, Toro Salvaje", dice con sorna.
-"Pues te recuerdo que hemos ganado las elecciones. Algo habremos hecho bien".
-"El vuestro es el voto de la resistencia al cambio. Del miedo".
-"Del miedo a acabar como Venezuela".
-"A ver, Amidala, algo de razón tiene", el que habla, con tono pausado, es Han. "Somos vuestros aliados naturales, pero exigiendo el referéndum catalanista y poniendo en duda el liderazgo de la Pantera Rosa nada más saberse los resultados os habéis cepillado una más que probable alianza de izquierda. ¿Qué es, chulería o falta de experiencia?"
-"Coherencia".
-"Más bien miedo al diálogo y a transigir. ¡No tenéis ni pajolera idea de lo que es la política!".

Pasan las horas. Piden unos sándwiches fríos para comer y continúan discutiendo. No avanzan. Las tablets echan humo, comparan acaloradamente datos y estadísticas, que cada uno interpreta como le interesa. Mientras la tarde agoniza deciden hacer un alto, ven que no van a ninguna parte, se dan una hora libre. Cada uno se escapa en una dirección distinta a pasear por los campos que rodean el hotel. Han se adentra en un bosque cercano mientras escucha abatido un adelanto de Blackstar, el último disco de David Bowie. El título parece un mal presagio. Amidala, mientras pasea junto al lánguido estuario del río Stour, aprovecha para hablar con su pareja, que ha tenido que emigrar a Holanda para conseguir trabajo. Obi-Wan se dedica a hacer fotos del hotel, que manda por whatsapp a sus amigos para que alucinen en colores. Luke se dedica a buscar por internet información sobre Grayson Perry (premio Turner 2003), y flipa con esta foto del maromo en su moto.

Les esperan unas largas Navidades. ¿Obrará la Casa de Essex el milagro?

Continuará (o no)



sábado, 19 de diciembre de 2015

Fontaneros



Esta foto me recuerda a un fotograma de la película Único testigo. Es el momento en el que todos los miembros de una comunidad amish construyen un granero para una pareja recién casada. En este caso los que se cuelgan de las vigas de madera son el estudio/colectivo londinense Assemble, que han obtenido el último premio Turner nada menos (habitualmente otorgado a artistas de modernidad lacerante) por la rehabilitación de varios adosados de una barriada de Liverpool construidos a principios del siglo pasado que se encontraban en las últimas. Los primeros sorprendidos por el premio son los propios arquitectos, un nutrido grupo de jóvenes que no llegan a la treintena y que dicen estar más interesados en la fontanería que en el arte. La cosa no pasaría de ser otra excentricidad más de un premio habitualmente tan polémico como sus destinatarios si no fuera porque Oliver Wainwright lo sitúa nada menos que en el primer puesto de su particular top ten arquitectónico del año que se acaba, por encima de la Fondazione Prada de Koolhaas o el Grace Farms de SANAA. El crítico de The Guardian destaca el trabajo de rehabilitación como un proyecto hecho "de abajo a arriba", al contrario del proceder habitual, tal y como corrobora Erika Rushton, líder vecinal que ha supervisado el proyecto, según la cual Assemble fueron los únicos que, tras varios intentos fallidos de rehabilitación de las viviendas en hilera, se habían sentado a hablar con los representantes de la comunidad para averiguar qué es lo que realmente querían. Rushton se queja del afán destructivo de las propuestas anteriores: "Todo el mundo ofrecía simplemente una solución total. Cada casa sería hecha sin reconocer lo que sus inquilinos habían creado dentro de sus hogares, o el valor que la gente había aportado a la calle plantando árboles y dotándola de mobiliario". En resumen, no querían que se perdiera la memoria del barrio (muy en la línea del estilo de rehabilitación que Fernández-Galiano o Chipperfield defienden, tal y como veíamos en la última entrada). Siguiendo sus deseos, Assemble hicieron un cuidadoso trabajo de recuperación caso por caso con resultados realmente sorprendentes como el jardín comunitario en el interior de una de las viviendas que había perdido el techo, un trabajo de reciclaje que llegó al extremo de producir objetos de decoración a partir de los escombros de la zona.

El imperio contraataca
Total, que estoy a punto de cerrar la entrada y fíjate con lo que me encuentro. Es lo último de Calatrava, genio y figura, que acaba de estrenar el Museo del Mañana en Río, un desmedido contenedor inspirado en una planta tropical (pues vale) que plantea un recorrido en torno al futuro del hombre basado en cinco preguntas: De dónde venimos, quiénes somos, dónde estamos, adónde vamos, y cómo queremos ir. Tiene gracia porque su Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia fue utilizada como localización para la película de ciencia ficción Tomorrowland (la tierra del mañana), así que parece que la arquitectura del valenciano se asocia con un mañana mejor. Más guasa aún (por la otra punta) tiene el hecho de que con un modo de entender la arquitectura (y la vida) así, lo más probable es que no tengamos mañana, y vuelvo de nuevo a la entrada anterior. Si este engendro es el futuro, apaga y vámonos. Sus gadgets ecológicos, que los tiene, sólo encubren una mala conciencia ante una arquitectura que derrocha energía a raudales desde su misma concepción para crear, en palabras de Eduardo Prieto en el último número de Arquitectura Viva, edificios tecnomanieristas y biokitsch que devienen high tech drag queens. Y es que la mona vestida de seda mona se queda. En este punto te recomiendo la lectura de una muy interesante entrevista a Miguel Alonso del Val (conozco su sobrio edificio junto al monasterio de Aranztazu al que dedicamos una entrada) en La viga en el ojo: el arquitecto navarro señala que parece existir (todavía) una arquitectura narcisista planteada con el único objetivo de quedar bien en las fotos, y defiende una arquitectura que se base en las necesidades reales de las personas: "Creo que para poder ir hacia adelante y plantear ideas verdaderamente originales hoy deberíamos alejarnos de tanta superficialidad, atravesar un momento de silencio en la construcción hasta llegar a las fronteras de lo habitual y casi desaparecer. Es decir, desapropiarnos de esa especie de empacho formal y tender hacia un estado en el que la mano del arquitecto apenas se notara". Y remata:"La vuelta a la realidad es la única tabla de salvación que tenemos". Más Assembles, por favor.




martes, 8 de diciembre de 2015

Infiernos



Singing in the smog

Nos encaminamos hacia una muerte térmica. O sea, al infierno entrópico. O nos ponemos (o más bien quitamos) las pilas o esto se hunde. Y en medio de semejante sindiós termodinámico me encuentro con esta cita de Koolhaas en el blog Del Tirador a la ciudad, que recuerda a esa imagen popular de Nerón cantando mientras Roma se quema: “Se puede criticar al Gobierno chino por muchas cosas. Después de analizar la cultura arquitectónica y la historia del país, hemos introducido algo totalmente nuevo, nada menos que una forma de pensar la arquitectura que antes no existía allí. Hasta hace poco, todos los edificios chinos eran ‘sólidos’ e irradiaban estabilidad. Los chinos tienen verdadera fobia a lo inestable. Pues bien, en ese contexto hemos logrado crear algo radicalmente distinto: un edificio con una suerte de forma e identidad inestables. No cabe duda de que ese proyecto posee una dimensión crítica y utópica”. Ya decíamos hace nada que los edificios del holandés errático seguramente escondían puyas provocadoras, y aquí tenemos la prueba: la gran aportación de ese dónut angular que es la sede de la CCTV es hacer perder el presunto miedo de los chinos a la inestabilidad. Con Rem, la forma no sigue a la función, qué aburrimiento, sino a un proyecto de autoayuda a nivel global o incluso cósmico.

Siempre volvemos a Koolhaas, y es que no paramos de caer en sus trampas. Entramos a trapo en sus calculadas provocaciones, esas frases ruidosas que esconden los conceptos de siempre envueltos en papel de colores chillones: que si  "el ciclo de extravagancia-aburrimiento-extravagancia", que si la arquitectura como "máquina de estrategia”: nuestros sentidos están tan abotargados que necesitamos que nos zarandeen con frases-bomba para reaccionar al sopor cibernético, el wow factor maneja el mundo. Los debates ya no pueden ser razonados y razonables, si no imitan a Sálvame cambiamos de canal. Si se te ocurre ver la serie Borgen después de haber visto House of Cards tendrás que hacer un esfuerzo sobrehumano para aguantar más de tres episodios, por más que la serie americana sea absurda (¿un presidente americano cínico hasta la naúsea matando personalmente a una periodista?) y la danesa presente protagonistas mucho más creíbles, humanos y éticos (Kevin Spacey también ayuda, qué duda cabe). Ya no nos sirve una representación fiel de cualquiera de las grandes obras de nuestro teatro clásico (y no hablemos de ópera), ahora hay que tunear con saña, y cuanto más estrambótico el resultado, mejor.

El Neues Museum
Y en arquitectura pasa tres cuartos de lo mismo. Cuántas veces nos hemos reído de Chipperfield (yo el primero) por sus anodinos diseños frente a los fantásticos trampantojos de Hadid o el propio Koolhaas. Y sin embargo, si haces el esfuerzo de fijarte, descubres lo que te estabas perdiendo. Chipperfield es un revolucionario, mucho más que Rem, porque con lo ordinario hace cosas extraordinarias. En las antípodas del holandés, Chipperfield defiende lo estable frente a lo inestable: "La arquitectura tiene límites muy marcados, pero es en esos límites donde reside su fuerza. Su incapacidad para dar forma a ideas pasajeras, su inevitable tendencia a dotarse de estabilidad: en eso consiste el poder latente de la arquitectura". El Neues, una rehabilitación silenciosa, esconde, si te fijas (reconozco que yo mismo no lo había hecho hasta que me leí el catálogo de la exposición Essentials del ICO), un trabajo espectacular que hace más equilibrismos aún que la CCTV entre los condicionantes de una punzante memoria histórica, la conservación de las heridas cicatrizadas mediante una labor casi más arqueológica que arquitectónica y la creación ex novo con una sensibilidad exquisita.

En el catálogo mencionado, Fulvio Irace, comisario de la exposición, ahondando en la búsqueda de lo esencial y la "poética de lo cotidiano" que caracteriza a Chipperfield, menciona a un pintor italiano que desconocía, Giorgio Morandi, quien dedicó su vida artística a reproducir casi el mismo bodegón una y otra vez. Curiosamente Muñoz Molina dedicaba su artículo semanal en Babelia el sábado pasado a dicho pintor, y apuntaba: "Vive uno con la antipática imposición, interna y externa, de esforzarse en ser contemporáneo, y en Morandi descubre la tranquila audacia del que es extemporáneo, no porque se lo proponga, sino porque le ha salido así, porque su arte brota limpiamente de quien él es, y no de quien desearía o preferiría ser, o de lo que esperan e imponen los otros. Y también vive y trabaja uno con la ansiedad de abarcar más, de descubrir algo que será mejor, de encontrar en otra parte lo que cree que le falta donde está, de romper con lo que ha hecho antes, poner tierra por medio, borrón y cuenta nueva. Sin moverse apenas, sin angustia visible, Morandi estuvo siempre en su sitio, en su mundo, en el centro del mundo, igual que William Carlos Williams en su consulta de pediatra de pueblo o Emily Dickinson en su jardín clausurado de Nueva Inglaterra", Chipperfield bien podría unirse a ese singular grupo de creadores silenciosos ajenos a su tiempo pero apegados a la tierra. Irace viene a decir casi lo mismo sobre el arquitecto utilizando símiles literarios muy parecidos: "'A rose is a rose is a rose is a rose': el célebre aforismo de Gertrude Stein sigue siendo actual en su exigencia de un nuevo realismo poético en el que la 'palabra' corresponde de nuevo a la 'cosa'. Esto supone comprobar la consistencia material y primar lo concreto en un mundo donde predomina lo virtual y lo efímero."

 Pero es que además, la rehabilitación es ecológica. Parece obvio, pero no me había percatado (a ver, uno es un aficionado) hasta que no lo he leído en el último número de Arquitectura Viva con el subtítulo La energía importa. Construcción, termodinámica, clima. De entrada, un ladrillo, a qué negarlo, pero de nuevo si perseveras descubres y aprendes. Y es que los edificios no sólo consumen o ahorran energía, sino que en sí mismos almacenan energía embebida, la energía que ha sido necesaria para construirlos, así que cuando derruimos para construir algo nuevo estamos desperdiciando todo ese potencial energético que no sólo es físico, sino que conlleva también "acumulaciones de información y memoria" en palabras de Sébastien Marot. Es por tanto necesaria (e incluso ética), según ahora Fernández-Galiano, que hizo su tesis doctoral sobre el tema, una arquitectura "dedicada a la recuperación y el reciclaje tanto del soporte material existente como del contenido informativo incorporado a él, y prioritariamente preocupada con la rehabilitación de lo construido y degradado, el reciclaje de lo fabricado y empleado, la recuperación de lo aprendido y olvidado".

El mismo Fernández-Galiano defendía a Koolhaas en la monografía de AV dedicada al holandés, al que comparaba a "un Houdini especialista en librarse de las cadenas que él mismo ha anudado" señalando que "exhibe la coherencia del que rehúsa permancer inmóvil cuando los tiempos cambian, ofreciendo en cada trecho de su trayecto un retrato fidedigno del mundo alrededor". Rem, ya puestos, nos recuerda igualmente al bulero de Los Cuentos de Canterbury, que al tiempo que vendía falsas reliquias e indulgencias papales que al parecer evitaban a sus clientes las penas del infierno, por supuesto para quedarse con el dinero, no tenía empacho en contar un relato ejemplarizante en el que se arremetía contra  la codicia, precisamente su mayor vicio. Acaso después de todo, el infierno no vaya a ser un castigo divino sino uno autoinfligido por el ser humano. Acabo citando de nuevo a Marot quien menciona un oportuno palíndromo (frase que se lee igual hacia adelante que hacia atrás): "El más perfecto palíndromo nunca compuesto, conocido como el 'verso del infierno', se atribuye en ocasiones a Virgilio. Se supone que se refiere a las polillas (o a las estrellas), pero a los 7.000 millones de miembros que hoy componen la humanidad les podrá resultar cada vez más familiar.(...). Es este: IN GIRUM IMUS NOCTE ET CONSUMIMUR IGNI. Por la noche, vamos dando vueltas en círculo, y el fuego nos consume".


sábado, 28 de noviembre de 2015

White Saturday


"El color blanco en la Arquitectura, más claramente aun que en la Pintura, es algo más, mucho más, que una mera abstracción. Es una base firme y segura, eficaz, para resolver problemas de Luz: para atraparla, para reflejarla, para hacerla incidir, para hacerla resbalar. Y controlada la Luz e iluminados los blancos planos que lo conforman, el espacio queda controlado. ¿Y cuál es la magia de la Arquitectura sino este poner en prodigiosa relación al hombre y al espacio a través de la Luz? (...) El color blanco es el símbolo de lo perenne, lo universal en el espacio y lo eterno en el tiempo. Y el tiempo, siempre acaba volviendo blancos los cabellos, y la Arquitectura. 
¿No es el blanco como la música callada frente al fragor de la superficialidad que nos acosa? Silencio ante tanto ruido atronador. Desnudez ante tanto ornamento sin sentido. Rectitud ante tanta oblicuidad inútil. Sencillez ante tanta complicación. Ausencia presente ante tanta presencia vacía". (Alberto Campo Baeza, La idea construída).

Fotos: Museo arqueológico de Praça Nova do Castelo de São Jorge en Lisboa, de Carrilho da Graça. Más aquí.

domingo, 22 de noviembre de 2015

Enseñar el espacio


Así que lo del aula sin muros ya lo había inventado Gropius.


"La arquitectura es una parte muy importante de la sociedad, pero es la menos articulada de todas. Es muy extraño, todos vamos a la escuela, aprendemos a contar, aprendemos lengua, aprendemos geografía...y todos vivimos en edificios, pero apenas hay enseñanza sobre el espacio ni sobre cómo expresar nuestra experiencia dentro de ese espacio. Todo el mundo reacciona ante los edificios y se ve afectado por ellos, pero no son capaces de articular esas reacciones. Es una cuestión mucho mayor, en realidad. Creo que todas las personas deberían ser educadas en materia arquitectónica. Sería mucho mejor, habría mejores clientes, habría mejores alcaldes, todo el mundo sería mejor". (Entrevista a William J.R. Curtis en Jot Down).

sábado, 14 de noviembre de 2015

Malos humos

May the Force be with you, Manuela


"Muy en su papel de abuela entrañable, envuelta en un aroma a galleta recién horneada, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, se permite el lujo de cometer algunos deslices encantadores.(...) El protocolo anticontaminación no es perfecto, pero obedece a principios muy razonables. No es tanto el plan, básicamente una perogrullada (si los motores de combustión agravan la contaminación durante periodos climáticos específicos, lo lógico es reducir el tráfico), cuanto que cualquier solución de emergencia necesita ser probada en tiempo real y con actores de carne y hueso. Y este es el asunto de importancia que se está ventilando en Madrid.

Ninguna ciudad está preparada para pasar de un marco de libertad absoluta de circulación (defendida sañudamente por el PP, a pesar de que obliga a los madrileños a respirar un aire sucio y peligroso para la salud) a un escenario de tráfico limitado en función de la calidad del aire. (...) Sólo la práctica perfecciona las medidas de emergencia.

Desde esta perspectiva, la virulencia de quienes acusan al Ayuntamiento de imprevisión, falta de recursos y conducta atropellada carece de justificación. Los argumentos son defendibles, pero carecen de relevancia ante el hecho incontrovertible de que las situaciones excepcionales exigen respuestas políticas rápidas. Mientras Botella preparó un plan con la intención expresa de no aplicarlo (no se prestó atención a las mediciones de partículas y se cambiaron de sitio las estaciones cuando los resultados eran comprometedores), el concejo de Carmena ha entendido que la virtualidad del plan consiste en demostrar que puede aplicarse." (Jesús Mota, La perfección nace de la práctica, piensa Carmena en El País de hoy).

domingo, 8 de noviembre de 2015

Abogados del diablo


El New York Times ha pedido a varios arquitectos de prestigio que defiendan un edificio maldito. Te cuento lo que ha salido.



El edificio más odiado de París es sin duda la Torre Montparnasse. Finalizada en 1973 fue tan aborrecida por su absoluta desproporción y desconexión (con perdón) respecto al skyline parisino que generó una normativa urbanística específica impidiendo que se pudiera volver a levantar semejante cosa en la Ciudad de la Luz. Pues viene Daniel Libeskind, abogado de causas perdidas (ver NYC) y la defiende (Viñoly también lo podría haber hecho): "Los parisinos quedaron aterrorizados cuando la vieron, y cuando abandonaron la torre también abandonaron la idea de una ciudad sostenible de alta densidad.(...) Los parisinos reaccionaron estéticamente, como son tan proclives a hacer, pero no consideraron las consecuencias de lo que significa ser una ciudad vital y viva frente a una ciudad museo. (...) No es una coincidencia que la gente vaya a Londres no en busca de trabajo sino por el espacio disponible. Ninguna compañía joven se puede permitir París". Pues tiene su parte de razón. Y es que los rascacielos son necesarios, incluso allí, como prueba el hecho de que hayan tenido que llevarlos a esa especie de parque temático-arquitectónico que es La Défense (que administrativamente no pertenece a París), un agobiante zoo de cristal donde lucen en descomunal  freak parade.


Zaha Hadid ejerce su particular defensa de un inmueble que no te podrías esperar: el edificio de gobierno del condado de Orange en Goshen (Nueva York) de Paul Rudolph. La arquitecta de la curva y las formas fluidas se descuelga apoyando un edificio rectilíneo, entrecortado y seco que quizá debería haber encontrado un apoyo más lógico en Ando, Siza o Souto de Moura. Pero no, ahí tenemos a la anglo-iraquí defendiendo al autor de la no menos maldita Facultad de arquitectura de Yale (de la que era a la sazón decano cuando se autocontrató; el incendio que dejó al edificio muy tocado un par de años después de su inauguración habría sido provocado, según el obituario que del arquitecto hizo el propio NYT, por unos alumnos de la facultad...), veamos lo que dice Zaha: "Hoy en día la gente piensa que los edificios públicos deberían ser más floridos, pero estos eran tiempos [los 60] en los que la gente hacía proyectos duros. (...) El trabajo de Rudolph es puro, pero la belleza está en su austeridad. No hay añadidos para hacerlo educado o bonito. Es lo que es" (vaya, como Gloria Gaynor). A Zaha y Rudolph al final les une su divismo autista y su inquebrantable determinación. Fíjate en la siguiente perla del americano: "Puede que Gropius se equivocara al creer que la arquitectura es un arte cooperativo. Los arquitectos nunca estuvieron hechos para trabajar juntos. La obra es tuya o es de otro" (en Norman Foster de Deyan Sudjic).


Por cierto que Foster, alumno de Rudolph, también está presente en el artículo que nos convoca hoy. Su defendido, bastante desconocido, es el aeropuerto Tempelhof de Berlín. Fue levantado por el arquitecto Ernst Sagebiel, discípulo de Mendelsohn, que acabaría convirtiéndose en un arquitecto del régimen nazi. El aeropuerto, que fue clausurado en 2008 y reconvertido en parque y equipamiento cultural, lleva además el estigma de haber sido vecino de un campo de concentración. Foster habla de una arquitectura heroica, pero no en un sentido pomposo o vacuo sino como capaz de levantar el espíritu. "Los monumentos, si investigas su ascendencia, pueden revelar cosas inquietantes sobre el pasado. Sin embargo, tienen cualidades duraderas que, consideradas desde sus propios méritos, son quizá un ejemplo para nosotros". Una elección polémica la del Lord, pero no olvidemos que lidió con ese mismo fantasma para su reforma del Reichstag con notable éxito.



Vincent van Duysen, que he de reconocer que no conocía de nada, elige el Pompidou de Rogers y Piano. Hoy en día es una atracción turística de primer orden en París, pero en el momento de su inauguración (1977), su agresiva apariencia fabril supuso toda una conmoción para los parisinos. Como dice Duysen, "la arquitectura entonces necesitaba hacer cosas de manera diferente, como un shock. El shock libera muchas emociones y percepciones". Ya te digo. Vangelis, que por aquel entonces vivía en París, compuso un album dedicado al edificio (Beaubourg) que no hay por dónde cogerlo, a ver si lo aguantas más de un minuto. A un nivel más instinto básico, una vecina que reconoció a Rogers le soltó un paraguazo en toda la cabeza. Por cierto que Rogers, genio y figura (y también alumno de Rudolph), sigue hoy en día provocando parecidas emociones. Según cuenta Vladimir Belogolovsky en Conversations with Architects, una señora (igual era la misma) señalaba alarmada al Leadenhall (Rallador de queso para los amigos) de Londres, diciendo que era peligroso que la gente pasara cerca de un edificio en construcción, cuando la torre ya estaba acabada.

Apadrina un edificio maldito. Qué culpa tiene él. 

domingo, 1 de noviembre de 2015

El museo ciego


Volvemos a Lisboa

  Asistimos hoy en día a una fiebre por reconvertir antiguas fábricas en museos, aquí hemos recogido unos cuantos, pero no te pienses que es nada nuevo. Uno de los ejemplos más curiosos está en Lisboa, donde se inauguraba en 2008 el Museu y Fundação de Oriente fruto de la rehabilitación nada menos que de un almacén de bacalao a cargo del estudio de Carrilho da Graça, seguramente el más rectilíneo de los arquitectos portugueses, título que tiene especial valor si tenemos en cuenta lo que les va el paralelepípedo puro y duro a la mayoría de sus colegas y compatriotas (a veces pienso, ya lo he dicho alguna vez, si no será por reacción a la desmesurada artificiosidad del estilo manuelino).


Carrilho da Graça, que trabajó aquí junto al arquitecto Rui Francisco, tuvo que enfrentarse a no pocos problemas, empezando por el tufo a bacalao que, según reconoce el arquitecto al frente del proyecto (Francisco Freire), les hizo dudar seriamente sobre la viabilidad de la obra. Y eso que el edificio, que se construyó expresamente como almacén para pescado, llevaba cerrado desde 1992. Junto a ello, y a pesar de su poco glamuroso uso, resulta que se trataba de un edificio protegido, levantado por João Simões Antunes al inicio de los años 40 en la estela del Movimiento Moderno. Tenía hasta nombre, que ya es raro para un mero almacén, Edifício Pedro Álvares Cabral, y no uno cualquiera (aparte de premonitorio): Cabral fue un importante explorador luso que descubriría Brasil en un viaje allá por 1500 que tenía por destino la India (el edificio además se encuentra en la zona portuaria de Lisboa, así que todo encaja).



El caso es que convertir un almacén de pescado con pedigrí en museo no fue fácil. Los techos tenían poca altura y las fachadas eran ciegas (y no se podía modificar por tratarse como digo de un Monumento de Interesse Público), pero al cabo la modélica rehabilitación, haciendo de la necesidad virtud (no hay nada como las limitaciones para fomentar la creatividad, ya lo dice, entre otros, Aravena: Sin reglas no hay libertad) ha reconvertido el contenedor lecorbuseriano en recinto mágico donde se explota la oscuridad (en algunos momentos excesiva) para dar mayor realce a las magníficas obras expuestas. Se ubica a la vera de la Avenida de Brasilia, que comunica el centro de Lisboa con Belém, una vía rápida que está atrayendo variopintos e interesantes museos como el de carruajes, la electricidad o el que ocupó la entrada de hoy.


domingo, 25 de octubre de 2015

La edad de la inocencia

El Veles e Vents de Valencia en la exposición Essentials del Museo ICO

-Cuando comenzó, en plena efervescencia del estilo high tech, ante Foster, Rogers o Piano ya defendía una arquitectura de la sustancia. A ellos les interesaban las máquinas y a usted la tierra.
-Sí, prefiero excavar que aterrizar. Pero fue una elección generacional. Me formé en los setenta, cuando el interés por la historia había regresado. Vivíamos una crisis económica. Había poco trabajo y, consecuentemente, mucho diálogo. Eso dio lugar a teorías que reconsideraban la relación entre la ciudad y la sociedad.(...)

-¿Dónde queda la identidad de los lugares?
-En palabrería. Muchos edificios no se construyen para habitarlos, sino para que su valor aumente. Vivimos un momento tóxico y las ciudades no están reaccionando a esa globalización porque trae dinero y empleo.(...)

El Jumex
-Ha recibido el Premio Imperiale, el Mies van der Rohe, el Tessenow, pero el Pritzker se le resiste.
-Tener el Pritzker no me quita el sueño. La vida me ha dado más de lo que nunca imaginé. Ahora disfruto de que no sea fácil clasificarme [!]. Eso hace que los aquitectos mexicanos consideren mi museo Jumex un edificio mexicano y estén orgullosos de él. Me dicen que he demostrado que se puede hacer buena arquitectura con los medios que sea.

-Lamentablemente, ese no ha sido siempre el caso en España. Su inmueble Veles y Vents de Valencia se cae a trozos.
-Se hizo en un momento difícil. La arquitectura se utilizó allí para una marca.

-Usted jugó a ese juego.
-Es el edificio más extravagante que hemos hecho, el más gestual. Pero estaba allí, junto al mar, y necesitaba más energía que los edificios inscritos en la ciudad. Nunca supimos lo que pasaría con él, lo íbamos diseñando mientras lo construíamos, el objetivo no era el futuro, sino la inauguración.

-¿Se arrepiente de haber trabajado así?
-No. No somos adivinos. Como arquitecto, es importante mantener la inocencia y el optimismo; aunque al envejecer te hagas más cauto, debes mantener el optimismo si quieres construir."

("Hoy se constryen edificios que son solo depósitos de dinero", entrevista de Anatxu Zabalbeascoa a David Chipperfield para El País).


Sir David, el arquitecto fiel, en el Neues: "Creo que cuando eres un visitante debes ser respetuoso"

domingo, 18 de octubre de 2015

Extrañas parejas

Otra fábrica para el arte
Damien Hirst, el ex infant terrible de la escena artística inglesa reconvertido en miembro respetable del establishment artístico acaba de cumplir los 50. Y se nota. El genio efervescente y provocador famoso por meter en formol todo lo que se mueve  o recubrir cráneos con joyas (entre otras muchas irreproducibles excentricidades) admite estar perdiendo su "grip", que vendría a ser algo así como que ya se le está gripando el motor (y/o la pinza). Y fíjate la galería que ha abierto en Londres, pero por favor, si parece de Chipperfield. Es de Caruso St John, un estudio que tras una fachada (nunca mejor dicho) de exacta sobriedad (hay quien los compara con Loos y Asplund nada menos) esconden una retranca de aquí te espero. En su remodelación de la Tate Britain de hace un par de años, le endosaron aparte de una nueva entrada esta pedazo escalera que (según Wainwright) parece sacada de un centro comercial de Dubai. El remolino op art (sigo citando al crítico de The Guardian) vendría a coronar  la rehabilitación de un edificio erigido en 1897 para conmemorar el "jubileo de diamante" (60 aniversario) del reinado de Victoria. Según el propio estudio, liderado por Adam Caruso y Peter St John, se ha querido realzar dicho evento "sin perder un cierto punto irónico". Y que lo digas. Vamos que son un poco como los Gilbert and George de la arquitectura británica. En la galería de Hirst, otra remodelación aunque esta vez más pedestre (era un antiguo taller de elaboracion de escenarios teatrales), también se introducen toques juguetones: así, una magnífica escalera ovoidal que ha dado mucho que hablar y el típico techo industrial en sierra que ha sido retocado para que cada pico tenga progresivamente más inclinación, como si fueran a caerse uno sobre el otro cual castillo de naipes.Wainwright acaba su crítica saludando con efusión el nuevo edificio: "En el contexto del despendolado Dubai del Támesis, este discreto centinela es un recién llegado bienvenido, un modelo de cuidadoso oficio a cargo de uno de los mejores estudios hoy en día del Reino Unido".

Dejamos en paz a la pareja Caruso St John pero no a Hirst.Y es que recuerdo que he visto una de sus obras en el último número que AV Monografías dedica a Koolhaas. De nombre Lost Love, es lo que parece una consulta médica embutida, cómo no, en un enorme acuario. Está expuesta en la Fundación Prada del holandés (Dios los cría y ellos se juntan). La monografía, histórica teniendo en cuenta que la revista llevaba veinte años postergando un número dedicado en exclusiva a Koolhaas, dado, supongo, lo inasible del personaje, es una mina de anécdotas y chispeantes artículos sobre el holandés errático a cargo de Fernández-Galiano que me han aliviado más de una noche de insomnio y amnesia. Desconocíamos la peculiar (y a veces tronchante) relación de una pareja que no podría ser más oximorónica: la del arquitecto caótico, iconoclasta, cínico y ciclónico y el profesor racional, ordenado y riguroso, celoso guardián de las esencias arquitectónicas. Don Luis, en sucesivos artículos para El País reunidos para la ocasión, mete cada viaje al holandés con esa potencia semántica que Dios le ha dado que deja al autor de S, M, X, XL mirando a Cuenca, o en su defecto a Rotterdam. Mi favorito es Vanguardia de Gomaespuma, un artículo de 2004 en el que don Luis relata con indisimulado (y desternillante) horror cómo Rem ha convertido la  Nationalgalerie de Mies en bizarro bazar para una exposición-performance de irónico nombre Content. Y eso no es lo peor, en otro artículo Fernández-Galiano le compara ni más ni menos que a Bin-Laden por la mezcla de fascinación y rechazo que salvando las insalvables distancias ambos personajes provocan. Rem se quejaría amargamente de dicho emparejamiento a su vez en otro artículo, tras el que don Luis, ya por carta, le transmitiría una peculiar disculpa diciendo que su comentario en el fondo quería ser elogioso (pobre Rem. No hace mucho Perrault le llamaba anticristo. Ser un tocanarices profesional es lo que tiene). El caso es que luego no había animadversión entre ellos: Galiano le invitó a actos en España y Koolhaas le ofreció escribir un artículo para el libro Content (que surgiría a partir de la exposición berlinesa), y que se llamaría, como no podía ser de otra manera, El destino de la mariposa: elogio del oxímoron (reproducido en AV), en el que se da cuenta del fallido proyecto (el hotel Astor Place) que otra pareja imposible, Rem y Herzog y De Meuron (trío en realidad) intentaron llevar a cabo. El destino de la mariposa al que se refiere el título consiste en acabar pinchada en un tablero, metáfora del inmovilismo que probablemente provocó la falta de entendimiento entre sendos egos del tamaño de Koolhaas y H&dM.

Aparte de los textos, la monografía viene, claro está, ilustrada con fotografías de los proyectos del holandés de los últimos 15 años. En su mayoría son espectaculares, y algunos de ellos, teniendo en cuenta lo irónico y provocador de su autor, dan que pensar. Esos bloques fragmentados del De Rotterdam, montados unos sobre otros en difícil equilibrio ¿no harán referencia a la progresiva desunión europea? Y esa descomunal marquesina de la bolsa de Shenzen, a mí que no me digan, tiene que tener un significado: ¿No  estará representando arquitectónicamente la brutal separación entre el pueblo llano y las élites chinas? Y qué me dices de la embajada holandesa en Berlín, recorrida por una cicatriz cristalina que quizá nos esté recordando el pasado de la ciudad tanto tiempo dividida. Acaso la arquitectura artística de estos genios de ego mayúsculo, al igual que el arte moderno más aparentemente absurdo como el de Hirst, al final sirvan para provocar en nosotros una suerte de ictus tras el que, recolocadas nuestras impactadas neuronas, volvamos a la vida lesionados pero renovados con nuevas perspectivas. Vamos, que nos liberemos del alfiler y volvamos a volar. A lo mejor deberíamos llevar a Rajoy y a Mas (otra pareja infeliz) de las orejas a ver una exposición de Hirst. "El arte es un territorio que permite hacer convivir las contradicciones de la enunciación cuando nos rebelamos frente al estereotipo. Y lo hace no para reiterar una verdad, sino para hacer visibles las formas en las que el poder gestiona sus ideas de verdad. Devolviendo al sujeto la posibilidad de preguntarse y pensar por sí mismo, es decir, tratándolo como 'sujeto'". (Remedios Zafra, Ilusionarnos con lo común).

domingo, 11 de octubre de 2015

Ibaeta


 

En la penúltima entrada planteábamos un doble reto arquitectónico: ¿Cuáles de las fotos que habíamos subido como pertenecientes a la Fundación Champalimaud no pertenecían a realidad a dicho edificio? y ya puestos, ¿de qué edificio eran? Pues al fin desvelamos el misterio. Son la quinta y la octava las que se colaron donde no debían. No es por nada pero bastaba con trabajarse un poco la octava fotografía como hacía Deckard en Blade Runner para averiguar que se trataba del Centro Carlos Santamaría del campus donostiarra de la UPV, diseñado por el estudio local JAAM. Subo a continuación otras fotografías del Musikene (el Centro Superior de Música del País Vasco), en el mismo campus de Ibaeta, equipamiento a cargo de GAZ Arkitektoak previsto para inaugurarse el presente curso pero paralizado al producirse varios derrumbes en el interior del edificio. Su color, negro y dorado, está inspirado en los pianos de cola.

domingo, 4 de octubre de 2015

Ruinas


Es curioso cómo la arquitectura se infiltra en nuestras vidas sin que apenas percibamos cómo nos acaba afectando. Desde la acristalada caja de escalera de la fachada norte del hospital madrileño Ramón y Cajal, se observa una fábrica anodina de un color grisáceo que acaba convirtiéndose en compañera fiel de los que buscan allí algo de intimidad (tan mal protegida en los hospitales) cuando se hace difícil "descifrar la realidad del mundo con la pupila seca" (Fernández-Galiano). Al cabo de los días alguno caerá en la cuenta de que se trata de la Fábrica de Clesa, de Alejandro de la Sota nada menos, que fue noticia no hace muchos meses al plantearse el ayuntamiento su demolición por tratarse de un edificio en desuso convertido ya en ruina moderna. Siendo una obra, aunque menor, de un arquitecto tan insigne, no pocos pusieron el grito en el cielo (especialmente la fundación del arquitecto gallego) y recientemente se ha decidido rehabilitarla y darle una nueva vida. Desde lo alto del hospital encontrarás metáforas esperanzadoras en la recuperación in extremis de la desahuciada fábrica.

Y qué decir de la arquitectura del Piramidón, como en tiempos se conocía popularmente al mastodóntico Ramón y Cajal. Acongojan ya desde fuera sus exagerados volúmenes y por dentro su laberíntica distribución desorienta al más dispuesto. Perdido sin remedio en sus interminables pasillos en  momentos en los que precisamente lo que más se necesita es sentirse arropado y orientado, te darás cuenta de lo que vale un arquitecto. Algún alma caritativa, consciente del sindiós, ha dispuesto planos del edificio por doquier y una colorida señalética en el suelo que indica con descomunales flechas cómo llegar a distintas zonas del mastodonte. El hospital, convertido en centro de referencia de enfermedades neurológicas (con excelentes profesionales) se convierte así, como la fábrica, en otra interesante metáfora arquitectónica, esta vez de los intrincados entresijos de nuestro cerebro. 

Piranesi, según Linazasoro, afirmaba que "la ruina es la condición mediante la cual la arquitectura se manifiesta según su verdadera identidad". Lo mismo podría decirse del ser humano. Al igual que la arquitectura permanece a través de la propia ruina conservando la "memoria del orden", devenimos más humanos cuando la enfermedad deja al descubierto nuestra desconcertante fragilidad.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Fundação Champalimaud (Charles Correa)


La sombra de Kahn es alargada...

¿Perdona? ¿Que alguna foto no te cuadra? Pero qué me estás contando, ¿tú crees que este blog, que aspira a la excelencia sin concesiones, iba a cometer error tan burdo? De todas formas, para que veas mi talante conciliador, y sin que sirva de precedente, voy a comprobarlo.
Arrea, pues tenías razón. Nadie es perfecto. Oye, ya puestos, a ver si adivinas qué fotos son las que no corresponden a la Fundación y de qué edificio se trata. Seguro que como eres tan listo lo adivinas.