martes, 23 de marzo de 2010

Los Solid atacan de nuevo

Hace poco hablaba aquí de Solid Arquitectura (¿recuerdas?). Pues resulta que Édgar (González, claro), ha subido a su web un podcast con la entrevista que les hicieron hace muy poco en Planeta Beta. Nada menos que una hora en la que esperaba los arquitectos hablaran sobre su torre en Méndez Álvaro y quizá las razones por las que abandonaron su interesante proyecto inicial. Mi gozo en un pozo. No soy periodista ni entendido de dicho arte, pero que en prácticamente la totalidad de la entrevista los cuatro o cinco entrevistadores que allí estaban se dedicaran casi en exclusiva a dorar la píldora a los invitados en plan qué guays somos todos y poco más me parece muy poco serio (aparte de un soberano aburrimiento). Por la torre en cuestión pasaron de puntillas y sólo al final, cuando ya curiosamente no quedaba tiempo para más. Tampoco se trata de ponerles a caldo, aunque a mí es lo que me hubiera pedido el cuerpo habida cuenta de la ocasión perdida de hacer un nuevo icono en la ciudad (si no hay más remedio que hacer bloques de altura desproporcionada, hagánse al menos con cierta gracia). En fin. Al menos no perdí miserablemente la hora invertida, me enteré de que en la misma calle trabajan en otro bloque de la EMVS que ya había visto varias ocasiones (paso por delante con frecuencia pero no les había identificado pues en la placa informativa aparecen con sus nombre reales: Álvaro Soto y Javier Maroto), y debo admitir que, al contrario que en el macrobloque, aquí se ven cosas interesantes. Como comentaron en la entrevista el proyecto aquí suponía un reto importante ya que la parcela es pequeña y de forma extraña (triangular) y encima ellos han querido hacer un diseño singular: el bloque (de cuatro alturas) parece ramificarse en cuatro tentáculos (mi hijo de tres años la llama la casa con dedos) con lo que los inquilinos consiguen lo (casi) nunca visto en un bloque de viviendas (y menos en obra social): no estar tabique con tabique con vecinos y disfrutar de una cierta independencia (a costa, eso sí, de metros cuadrados: en el espacio entre los dedos cabría perfectamente otra habitación de buenas dimensiones). Subo unas fotos:




Más vale tarde que nunca.

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