martes, 30 de julio de 2024

Lugares de la materia

 



"Entendí que debía hacer un preámbulo a las esculturas en un lugar que es principio y fin de la ciudad... como un símbolo de la unión de la ciudad con la naturaleza. De una ciudad que termina en un absoluto que es el mar...

Busqué una similitud de tratamiento de ambos extremos de la herradura de la Concha, al menos en un concepto de ingeniería de la ciudad, de una ingeniería que es arquitectura... donde la piedra está tratada por los canteros de forma arquitectónica, como los sillares de un palacio renacentista...

San Sebastián es una ciudad hermosa porque ingeniería y arquitectura no se han separado. Esto se puede ver en la misma Concha, en Cortazar, el ganador del proyecto del ensanche, cuya obra se limitó en su mayor parte a viales y traídas de aguas, en el arquitecto Alday, ejecutor del Paseo Nuevo alrededor del monte Urgull... Planteé la plaza, también, teniendo en cuenta un viejo colector, con esa cuestión de la ingeniería de la ciudad que se convierte con el tiempo en ciudad... y de lo desechable que en su evolución se convierte de nuevo en algo vital...

La obra señala una relación en la forma de actuar en la ciudad que tiene mucho que ver con los románticos alemanes, especialmente con Novalis. Estos pensadores entendían que la naturaleza no era algo a explotar, sino que había que comprenderla e interpretarla. Esta obra es una metáfora de esa actitud respecto a la ciudad...

En cuanto al material, ya que las canteras aquí han desaparecido, tuve que elegir entre el adoquín de la Sierra de Gredos y el granito rosa Porriño... En los muros de la Concha, donde no hay voladizo, el material es rosado, de piedra de Vera de Bidasoa. El Porriño es el que más se le acercaba... Un elemento único, el adoquín, de sección fija y longitud variable, proporciona la unidad de material y de número que garantiza las proporciones dentro de la escala de las esculturas..." (Luis Peña Ganchegui). 




“Hay en mi trabajo un componente telúrico que apareció con claridad cuando empecé a interesarme por la minería alrededor de 1980, cuando me di cuenta de que todo lo relacionado con la extracción de los minerales y las materias primas, con su comercio e intercambio, con sus repercusiones en la sociedad y en la historia me interesaba más, y era mucho más fascinante, que aquello que un escultor pudiera hacer con el hierro, el cobre, el oro, la plata o el mármol: es decir, la escultura tradicional. A partir de ahí empecé a estudiar lo que luego llamé “el teatro de la materia”, las rutas de intercambio, la historia de los avances de la tecnología, las implicaciones sociológicas, las repercusiones en el lenguaje, y no tardé en darme cuenta de la escasa importancia prestada a los yacimientos, a esos “lugares de la materia” siempre a trasmano, solo conocidos por los que trabajaban allí. Me di cuenta de la dicotomía radical que atraviesa nuestra tradición entre materia y espíritu, de las implicaciones humanas de unos trabajos realizados a menudo en condiciones de semiesclavitud; empecé a ahondar en el paralelismo existente entre la devaluación de la materia y la de la mujer, en el hecho de que lo que se ha valorado siempre son los monumentos, las catedrales, los palacios, las pirámides, las esculturas de bronce y de mármol, quedando ocultos los lugares de su procedencia, el trabajo primero, la matriz, la cantera y la mina, aquello que ha hecho posible las obras”.(Eva Lootz). 




"En este libro sostengo que el auge de la abstracción en la arquitectura no consiste en la forma visible de un edificio (su apariencia), sino más bien en la forma que se produce, especialmente en la forma en que la exactitud de la medición se ha aplicado sistemáticamente a la construcción para controlarla y separar el trabajo intelectual del manual. (....)
Como ha observado Alfred Sohn-Rethel, es precisamente el dominio de la geometría para gobernar la tierra y construir infraestructuras de gran tamaño lo que aumentó la brecha entre el trabajo intelectual y el manual, y subordinó este último al primero. (...)
En su libro El nomos de la Tierra, Carl Schmitt sostiene que cuando la comprensión mítica de la tierra fue suplantada por la ciencia, los agentes de apropiación comenzaron a trazar líneas a escala global. Estas líneas fueron fundamentales en la subdivisión del mundo por las potencias europeas en los grandes dominios geográficos del norte, sur, este y oeste. La red de meridianos y paralelos a través de los cuales el mundo se hizo científicamente inteligible eran líneas trazadas no solo como un sistema de orientación geográfica, sino también como una vasta subdivisión de tierra por conquistar y explotar. La exploración geográfica y la representación cartográfica que reforzaron estas líneas constituyen la escala última de la apropiación colonial, que se reproduce continuamente en las innumerables líneas que aún subdividen el mundo en recintos interminables: campos, calles, plazas, casas y habitaciones en las que habitamos en la actualidad". (Pier Vittorio Aureli). 

martes, 23 de julio de 2024

Hechos urbanos (4)

 


Hoy te hablaré de una de esas batallas arquitectónicas brutalmente épicas que, libradas entre la iniciativa privada y los poderes públicos, y entre ellos mismos a la par, dio que hablar allende nuestras fronteras incluso. ¿Quién ganó? Pronto lo veremos. La foto que te presento no tiene nada que ver, o sí, con dicha simpar guerra. A ver si adivinas de qué se trata entretanto te voy glosando la fratricida contienda.

Como siempre me tengo que retrotraer en el tiempo si me lo permites, solo ciento diez años esta vez, pues fue justo en 1914 cuando nuestro protagonista de hoy fue inaugurado. Se trata del Teatro de Bellas Artes de San Sebastián, diseñado por Ramón Cortázar, insigne arquitecto cuyo padre, Antonio Cortázar, dio forma a buena parte de la ciudad decimonónica, de hecho es el autor del ensanche urbanístico que dio su actual carácter al centro de la urbe, su proyecto, que ganó por unanimidad, llevaba por nombre "Porvenir" (ya había lemas en 1863) y se basaba en una retícula a imitación de las de Cerdá en Barcelona y Castro en Madrid, con una visión más pragmática que "visual" y que fue criticada por algunos al no dar el suficiente empaque a la bella ciudad que ya empezaba a recibir ilustres visitantes. El siguiente ensanche hacia el sur en torno a la catedral del Buen Pastor, diseñado por José de Goicoa, seguía en líneas generales el de Cortázar pero subsanó este supuesto error dando primacía a un urbanismo de mayor ostentación formal; apuntar ya puestos que el tercer ensanche continuador de los anteriores hacia el oeste (el llamado "ensanche oriental", en frente hoy del Kursaal de Moneo) fue promovido por el Marqués de Salamanca, el mismo que tiene estatua, plaza y barrio de postín en la Villa y Corte (también en Donosti tiene paseo), quien fuera avezado político, tiburón financiero y experto en pelotazos urbanísticos a la vez que uno de los impulsores de la vía férrea que uniría la capital con San Sebastián, titánica operación que a la postre convertiría a la ciudad ya definitivamente en favorita de la realeza y meca de las élites extractivas. Volviendo a Ramón Cortázar decir que muchos de los edificios más emblemáticos de la ciudad son también obra suya, como la Perla del Océano, edificio icónico y perdidamente beauxartiano en el Paseo Miraconcha que en los 90 fue profundamente restaurado y hoy es lujoso spa urbano o la adyacente Caseta Real de Baños donde sus majestades podían cambiarse a placer tras el consabido baño de mar (también llamado de ola) y que suplió a una aparatosa construcción motorizada que, montada sobre raíles en la playa, permitía a María Cristina y Alfonso XIII bañarse en el mar con total privacidad (costumbre tan arraigada que llegaron a haber más de 200 casetas en temporada alta, aunque obviamente ninguna tan tecnológicamente avanzada como la de los monarcas, a lo sumo iban tiradas por bueyes, menuda estampa la de la Concha por aquellos días).

Tras prolijo prolegómeno nos centraremos al fin en el Teatro de Bellas Artes. Fue diseñado como cinematógrafo y teatro y cumplió ambas funciones amén de otras, como sede del Orfeón donostiarra, hasta que echó el cierre en 1989. Cortázar de nuevo lo planteó muy Beaux Arts (se inspiró posiblemente en el Gaumont Palace parisino, el mayor cine del mundo en aquellos tiempos, demolido en 1971 para construir un hotel) ya que su situación, una parcela triangular en la confluencia de dos importantes arterias marcando la entrada sur al ensanche que su padre diseñara, le otorgaba una notable visibilidad; se esmeró especialmente en su voluminosa cúpula de pizarra que contrastaba con la coloridas fachadas decoradas con toques en amarillo y rojo que sin duda debieron gustar poco al muy moderno Aizpurua (autor del Náutico y con despacho en la misma calle donde está el teatro), que acaso se refería a él cuando decía aquello de “La arquitectura en España no existe; no hay arquitectos, hay pasteleros" en su encendido manifiesto de título "Cuándo habrá arquitectura" (1930)Sin embargo, quién lo iba a decir, Cortázar lo dotó de un alma moderna en su estructura, toda ella de hormigón (y lo terminó en un tiempo récord de cinco meses). El caso es que como te decía desde 1989 dormía nuestro teatro el sueño de los justos aunque fue violentamente despertado de él hace diez años. Efectivamente, en 2014 el ayuntamiento, por aquel entonces gobernado por Bildu, junto a Sade (Sociedad Anónima de Deportes y Espectáculos), la corporación dueña del edificio que desde 1925 gestiona los cines de la ciudad, deciden reconvertirlo en hotel tal y como sucedió con su modelo parisino. El Gobierno Vasco (PNV) reacciona raudo declarándolo BIC para evitar su demolición. En 2015 Sade encuentra una amenazante grieta en la cúpula, por lo que se decide derribarla con el acuerdo de todas las instituciones aunque Áncora, una activa organización local en defensa del patrimonio donostiarra, demanda a Sade sin éxito; al menos se consigue que se reproduzca la cúpula tal y como era en su primer diseño (fue modificada en puntuales rehabilitaciones posteriores); la restauración "filológica" la llevará a cabo Alfonso Encío (quédate con este apellido) que mira tú por dónde es bisnieto del mismísimo Ramón de Cortázar. En 2017 entra un nuevo actor in the mix, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, quien le quita la protección BIC a instancias de Sade, reconociendo su "ruina fáctica", o sea que volvemos a la casilla de salida. En 2019 ICOMOS, el Comité internacional de monumentos dependiente de la UNESCO, que ha seguido de cerca el proceso instando a las instituciones a defender el edificio, lanza una alerta internacional inédita en nuestro país ante el peligro de que el inmueble se pierda señalando que se trata del cinematógrafo más antiguo de España aún en pie y uno de los más antiguos de Europa. Ese mismo año el embrollo llega hasta la RABASF nada menos, que tras pormenorizado análisis se pone de perfil concluyendo la correspondiente acta de esta guisa: "Esta Academia desearía que se llegara a un acuerdo entre las partes implicadas que permitieran la ya difícil conservación del edificio". La política local entra también en el juego produciendose una situación anómala, paranormal incluso: Bildu y VOX están de acuerdo en la protección del edificio original frente al habitual tándem PNV-PSE, al mando ahora de la ciudad, que abogan por la rehabilitación para darle uso de hotel otorgándole finalmente una protección descafeinada (de grado "C") que obligará a los dueños a mantener la fachada amén de la famosa cúpula, aunque permitiendo que se varíen por ejemplo los tamaños de las ventanas y se añadan otros elementos. Tendremos cúpula filológica (habrá que verlo), pero el resto será de pega. En 2021 se inician las obras de vaciado del inmueble, que finalmente alojará un hotel de la cadena norteamericana Hilton. Áncora vuelve a intentarlo y presenta nueva demanda para detener las obras. El juez sentencia a su favor pero el estentóreo júbilo inicial se torna en amarga desesperación cuando leen la letra pequeña: para hacer efectiva la sentencia la aguerrida asociación deberá aportar cuatro millones de euros en diez días como compensación a Sade por los inconvenientes causados. Obviamente no pueden cumplir con tamaños requisitos y Sade, decaídas las medidas cautelares, sigue adelante con el proyecto que alojará como decíamos un hotel de 84 habitaciones, zonas para usos terciarios por determinar, 38 estudios, 36 apartamentos y 4 suites en el torreón que hace esquina (el coronado con la cúpula), todos ellos, claro está, a precios prohibitivos, aquí te enlazo los rénderes del proyecto. Observa cómo al edificio me le van a adosar un doble levante (dos pisos más encima) y tres plantas de párking subterráneo robotizado recordando, a otra escala, a la "Operación Canalejas" madrileña. El lema del proyecto, Gustuko tokiak (Lugares que apetecen), se nos antoja un punto mordaz teniendo en cuenta las circunstancias. ICOMOS, en un último informe sobre el tema, llama al levante y párking "non-compatible addition", tilda al nuevo edificio de "pastiche" y "clear speculative operation" y señala que la operación es un peligroso precedente y una "prueba del desprecio mostrado por las autoridades hacia el patrimonio cultural, especialmente hacia el del siglo XX". Vamos, que solo le falta mandarnos a tomar por saco. La obra iba a estar acabada para el 2024, pero a juzgar por el estado de la misma es harto improbable. San Sebastián, cada vez menos Donostia, recuperará su pastel, pero será fake. El turismo de lujo, nueva religión, seguirá llegando a espuertas y la ciudad se gentrificará aún más si cabe. El ayuntamiento se quita de enmedio, más de 30 años después de fenecido, un pesado muerto y Sade se lo lleva calentito. En Áncora seguirán luchando por el patrimonio local, acaso sabedores que las batallas que más merece la pena luchar son las que se saben perdidas. Gracias a ellos y a otros actores de esta tragicomedia urbana quedará una tenue memoria (pero memoria al fin y al cabo) del Bellas Artes y siempre será mejor que el hotel que suplió al Gaumont, el cine parisino que como te decía fue su modelo. 

Antes de acabar tendríamos que hablar de la foto de portada. Te voy a ayudar porque te percibo algo perdido y la instantánea tiene, para más inri, trampa. No deberías fijarte en el esbelto ascensor, estrenado hace unos dos años, que conecta la parte alta de la ciudad con el centro sino en la torre, casi torreón, que se sitúa a la izquierda. La localidad no es San Sebastián sino un municipio costero cercano famoso por un dicharachero chef. Ya con esto habrás adivinado que es Zarauz y la torre, conocida como de Vista Alegre, es obra de Peña Ganchegui nada menos, cuando aún andaba acabando la carrera en Madrid (el proyecto es del 58) junto al arquitecto municipal de Zarauz por aquel entonces, Juan Manuel Encío Cortázar. Vamos a ver si has estado atento porque estos apellidos te tienen que sonar a estas alturas. Efectivamente, se trata del nieto de Ramón Cortázar y padre de Alfonso Encío, el de la cúpula filológica del Bellas Artes, conformando insigne saga de arquitectos donostiarras. De la torre Vista Alegre, allí también conocida como Sarakatua, fibroso contrapunto moderno a la pastelería donostiarra, decir que es una pena verla en su estado actual. En una rehabilitación que no creemos sea muy lejana se han cargado el edificio, que luce como un torre más, del montón. Varias de sus fachadas están desfiguradas gracias a cerramientos y nuevas ventanas, distintas a las originales en forma y tamaño (aquí la filología brilla por su ausencia), pero lo más sangrante es el tapiado del porche anexo a la entrada seguramente para crear trasteros, algo que por otra parte podemos comprender. Planteada en sus inicios como esbelta construcción para no afectar al denso arbolado del barrio, su verticalidad extrema quedaba contrarrestada con sendos cortes horizontales, uno en el tejado y otro en el porche que te menciono, que ahora está irreconocible. Se han cepillado dicho efecto, quizá lo más destacable desde un punto de vista estético. Te enlazo al edificio original con fotos e información sobre su curiosa distribución interna (6 viviendas con estructura de tríplex), no pienso hacerlo al actual. Hace dos años recibió la plaquita de rigor de Docomomo, que en nuestra humilde opinión no merece. Rebotados nos despedimos hoy, hasta más ver pues. 





martes, 16 de julio de 2024

Abstracciones (8)

 


"En su libro Delle fortificationi (1597), el destacado ingeniero militar del siglo XVI Bonaiuto Lorini (...) insitía en que el dibujo, y no la escritura, captaba de manera efectiva la extrema complejidad del diseño militar. Esta afirmación fue bastante conflictiva, dado que, desde Alberti y durante todo el Renacimiento, el texto escrito era el recipiente más seguro para el conocimiento arquitectónico. Es bien sabido que Alberti excluyó el uso de imágenes de De re aedificatoria

(...) Sobre todo, el diseño militar obligó al arquitecto a centrarse en la eficiencia más que en la belleza.(...) El creciente negocio del diseño de fortificaciones -y todo el complejo militar-industrial que comenzó a florecer en Europa y sus colonias en el siglo XV- debe entenderse como parte integrante de un vasto proceso de desposesión de los medios de producción de los artesanos y de financierización de la arquitectura. Al industrializar su diseño y construcción en unos términos que carecían de precedentes, el diseño militar resultó decisivo a la hora de preparar la arquitectura para su mercantilización por parte del capital. Esta cosificación radical de la arquitectura mediante un diseño militar avanzado fue acompañada por diferentes evoluciones en la propia teoría arquitectónica, donde las concepciones metafísicas de la belleza fueron desplazadas por una actitud más pragmática hacia la construcción". (Pier Vittorio Aureli, Arquitectura y abstracción). 



miércoles, 10 de julio de 2024

Hechos urbanos (3)

 


Nos vamos al Alburquerque extremeño, que tiene uno de los castillos más imponentes (si no el más) de toda la Raya (más fotos aquí). Déjame que te dé un par de apuntes sobre su historia para luego llegarnos a su azaroso presente. Testigo de cruentas batallas entre musulmanes y cristianos que le hizo pasar de mano en mano en varias ocasiones fue en 1217 conquistado definitivamente por las tropas cristianas comandadas por Alfonso Téllez de Meneses, ricohombre castellano. Otro importante dueño del castillo ya en el siguiente siglo será Alfonso Sánchez, hijo bastardo de Dinis I de Portugal, de su paso por allí se conserva hoy un vistoso escudo de armas portugués. Alfonso fue especialmente querido por Dinis, lo que encendió los celos del heredero al trono luso, Alfonso IV el Bravo, quien lo desterró a Castilla. Recordemos que el Bravo fue el que orquestara la muerte de la española Doña Inés de Castro, amante de su hijo Pedro y madre con él de cuatro vástagos que hacían peligrar la dinastía lusa en medio de las disputas habituales entre ambos reinos (lo que daría lugar a la famosa leyenda portuguesa, si te pica la curiosidad tienes más aquí); Inés vivó varios años en el castillo de Alburquerque desterrada también por Alfonso IV al objeto de evitar los encuentros amorosos clandestinos con Pedro a la sazón casado con la desdichada Constanza, encuentros que se producían de todas formas: se dice que Pedro se comunicaba con Inés mediante mensajes depositados en un pequeño barco de madera que, a través de la canalización de aguas del castillo, llegaba a las manos de la trémula doncella. No hay obstáculos arquitectónicos (ni tan siquiera el imponente castillo que hoy nos ocupa) que puedan interponerse en el amor de dos ardientes jóvenes; detuvo la masiva mole ejércitos sin cuento, mas poco pudo ante la pasión de dos impetuosos enamorados. Se especula incluso con la posibilidad de que la boda secreta de Pedro e Inés tras la muerte de Constanza se hiciera en la bella iglesia románica, única de tal estilo en Extremadura, que se encuentra dentro del recinto del castillo. Pero avancemos. Estamos ya en el siglo XV y ahora el castillo está en manos de Juan II de Castilla, quien lo cederá a una figura clave en el devenir del bastión, don Álvaro de Luna, valido del monarca. ¿Te suena el Papa Luna? Pues era su tío abuelo. Entre los años 1445 y 1453 el enclave es remodelado por Álvaro, quien prácticamente le otorga la forma que tiene hoy en día. De Luna, una suerte de Rasputín castellano, llegó a tener un control total sobre el rey (se llegó a hablar por aquel entonces de un conjuro aunque otros lo achacaban a una fascinación de orden carnal) y llegó a ser Condestable de Castilla y maestre perpetuo de la Orden de Santiago. Para que te hagas una idea del poder del valido, ayudó a escapar al rey cuando este fue apresado por un rival, instigó la guerra contra Aragón cuando Juan dudaba indeciso, lideró las batallas contra otras facciones en la propia Castilla, mandó envenenar según algunos a la primera esposa del rey, María de Aragón, y a su hermana Leonor (al día siguiente) por razones políticas y concertó nuevas nupcias del monarca con Isabel de Portugal de nuevo para reforzar el reino castellano frente a los aragoneses, verdadera obsesión del condestable. Poco podía imaginar empero que sus maquinaciones se volverían finalmente contra él. Isabel, afectuosa y cálida, supo ganarse la confianza del rey; dándose pronto cuenta de la tremenda influencia del valido sobre él y, seguramente conocedora de sus intrigas, se aprestó a conseguir su caída en desgracia, algo que finalmente conseguiría. Tras un juicio expeditivo en 1453, Álvaro de Luna fue decapitado en cadalso público en Valladolid. La Casa del Dragón comparada con esto es un cuento infantil. El rey moriría solo un año más tarde; acaso corroído por la culpa, sus últimas palabras fueron: "Naciera yo hijo de un labrador e fuera fraile del Abrojo, que no rey de Castilla". Recordemos que fruto del matrimonio de Juan e Isabel nacería Isabel la Católica, que uniría finalmente los reinos de Castilla y Aragón. Aunque el castillo sufrió adiciones tras el paso de Álvaro (la bella torre pentagonal en la cara oeste levantada por Beltrán de la Cueva, primer duque de Alburquerque y valido de Enrique IV además de un baluarte en la cara norte construido durante los breves años ya en el s. XVIII en los que el castillo cayó en manos portuguesas), la fortaleza se asocia al condestable de Juan II hasta tal punto que se la conoce como el castillo de Luna. Su escudo está presente en varias fachadas y llama la atención el gran número de piedras que llevan cinceladas una luna, en lo que hoy llamaríamos márketing corporativo. 

Tras este denso preámbulo llegamos al fin adonde pretendía, que no es otra cosa que la intervención que Jose María Sánchez hizo en el castillo y que también tiene su enjundia. Debemos primero remontarnos a 2007, cuando se proyectó crear en el interior del castillo una hospedería de la Junta de Extremadura para la cual los arquitectos Dionisio Hernández Gil y Francisco de Asís Hernández Díaz-Ambrona propusieron una torre de 35 metros de altura que alojaría los ascensores de subida de los clientes a la fortaleza, así como una pasarela de cristal de 20 metros de largo que perforaba la muralla por la cara este facilitando el acceso al castillo, vamos, un horror que hubiera destrozado para siempre la imagen de la fortaleza. Se crearían 29 habitaciones en el interior del castillo y 11 más en un edificio de nueva creación en el exterior del recinto. Defensores de la misma eran el polémico alcalde del municipio, Ángel Vadillo, dado a los grandes gestos (aún se recuerda su marcha a pie a Madrid y su huelga de hambre en defensa de las energías renovables y la construcción de cinco plantas termosolares en el municipio amén de otras actuaciones menos encomiables), quien llegó a poner la primera piedra. Afortunadamente diferentes asociaciones locales empezaron a moverse en contra del proyecto, e incluso recurrieron a Edward Cooper, experto en castillos españoles desde la tesis doctoral que en los 60 le dirigió John Elliott y fue becada por la universidad de Cambridge (con el dinero se compró un recio Land Rover con el que recorrió nuestra geografía, su labor investigadora fue recogida en numerosas fotos y varios libros como Castillos señoriales en la corona de Castilla). Tal fue la presión que las autoridades modificaron finalmente el proyecto, primero se decantaron por colocar el ascensor en el interior de la fortaleza para finalmente optar por la tercera alternativa -y aquí entra, al fin, Sánchez-: vaciar los baluartes que como te decía levantaron los portugueses para albergar la hospedería. 


Ya con Jose María Sánchez al mando, comienzan las obras que tienen como objeto precisamente afectar lo menos posible a la imagen exterior de la construcción. No obstante, la complejidad de las mismas dado lo delicado del emplazamiento pasa factura. Tras cuatro años de trabajos (durante los que el castillo estuvo cerrado, lo que dañó seriamente la economía de Alburquerque), dos plantas ya horadadas y 5,9 millones de euros invertidos, las obras se paralizan en 2011. La Junta de Extremadura descarta continuar con la obra, alegando que aún harían falta para culminarla 5 millones más (¿para qué partidas?) y además se considera un proyecto "inviable turísticamente" (¿según qué criterios?), proponiendo en su lugar la creación en dicho espacio de un "centro de interpretación de los castillos y la Edad Media" con un presupuesto de 600.000 euros. En la planta baja se colocarían paneles informativos sobre la Edad Media extremeña y las fortificaciones más importantes mientras que la superior se centraría en el castillo de Luna y en diferentes salas se mostrarían escenas costumbristas de la época. En 2016 se completa dicho centro y se crea una web explicando el proyecto y ofreciendo un formulario para la reserva de visitas por parte de colegios y otros colectivos. El centro nunca ha llegado a abrirse y la página web ya no existe. Quien está detrás del bloqueo no es otro que Vadillo, quien alegó que el proyecto va "en contra de la localidad" y fue orquestado sin contar con el consistorio por el entonces presidente de la Comunidad extremeña (Jose Antonio Monago, del PP; Vadillo fue alcalde con el PSOE hasta que fue expulsado del partido y fundó el suyo propio, Organización del Pueblo Obrero), defendiendo que se lleve a cabo la hospedería como estaba previsto. A fecha de hoy a través de los tragaluces del baluarte horadado (único vestigio de la obra llevada a cabo en su interior) pueden verse fantasmales maniquíes con armaduras, o sea que el centro sigue ahí, esperando una incierta apertura. Preguntada la responsable de la destartalada oficina de turismo, que está en el propio castillo (al que se accede gratuitamente, en otros países se cobraría una buena entrada por verlo) nos comenta que el centro no puede abrirse porque haría falta más personal y no hay dinero para ello. Por la misma razón no se puede acceder a las torres de la fortaleza. Recordemos en este punto que Alburquerque, una de las localizaciones de Los santos inocentes, es el municipio más endedudado de España (15 millones), los trabajadores municipales cobran a trancas y barrancas y hasta la policía se ha declarado en huelga. Debido además a una curiosa sentencia que obliga al alcalde a pagar de su bolsillo mil euros al mes al demandante, nadie quiere ser regidor. Es probable que acabe interviniendo la Junta o el propio estado como ya se tuvo que hacer en Marbella. Para más inri, acaban de negarles una ayuda estatal para mejora del patrimonio que el consistorio había pedido. 

Como decíamos, Sánchez debe estar profundamente decepcionado con este penoso culebrón. Acaso su arquitectura es demasiado abstracta (recordemos su alma suiza) para estos lares, observa aquí fotos del proyecto de Alburquerque y juzga tú mismo. Un proyecto similar en Olivenza, que igualmente planteaba horadar una parte del baluarte del municipio para crear una hospedería (proyecto que podría haber firmado perfectamente Zumthor) ha quedado por desgracia también en nada. Afortunadamente Sánchez es joven y tiene aún mucho que ofrecer en el futuro, con eso nos quedamos. 



domingo, 7 de julio de 2024

Hechos urbanos (2)

 


Aunque, avezado lecteur, es probable que hayas adivinado cuál era el edificio de la foto de la entrada anterior, deja que te ofrezca un par de breves apuntes sobre el mismo y pasamos al de hoy. Sí, se trataba del antiguo hospital de San Sebastián de Badajoz que recientemente ha sido rehabilitado por José María Sánchez García, el arquitecto de Don Benito que ha planteado su intervención como un hecho urbano que devuelva a la ciudad un espacio abandonado a su suerte durante más de veinte años tras cesar como hospital. Un espacio como una ciudad es de hecho el lema del proyecto del extremeño, quien en su presentación, en un ya lejano 2017, señalaba que el renovado inmueble tendría vocación de "ciudad dentro de la ciudad, con pasillos que serán calles y patios que se convertirán en plazas", convirtiéndose en un edificio permeable similar al Palazzo de la Regione de Padua, un bellísimo edificio profundamente integrado en el devenir de la ciudad que Rossi de nuevo utiliza como ejemplo de sus teorías urbanas en La arquitectura de la ciudad. Para ello Sánchez despoja sin miramientos al edificio de falsos techos y particiones levantadas a lo largo de su dilatada historia, recordemos en este punto que fue construido entre 1774 y 1780 por el arquitecto pacense Nicolás de Morales y cerró definitivamente sus puertas como centro hospitalario en 2002. En un primer momento fue cedido a Turespaña para crear un Parador de turismo, pero cuando el proyecto no cuajó la Diputación de Badajoz se hizo cargo del vapuleado inmueble, que sufrió importantes daños y saqueos en los cinco años que pasó en el limbo de Turespaña. Se diseña un programa de usos, se elige a Sánchez y a la constructora que llevará a cabo la reforma (Construcciones y Restauraciones Olivenza, con gran experiencia en rehabilitaciones en Badajoz y la propia Olivenza, donde inició su recorrido profesional en los 60 restaurando la icónica Puerta del Calvario del s. XVII) y en 2020 se da por terminada la obra. En total se han recuperado algo más de 4.000 metros cuadrados, casi un 20% del total de la superficie del edificio y se han cubierto cuatro grandes "plazas" que permitirán su uso todo el año, destacando el Patio de los Pozos que veíamos en la foto que te subía en la entrada anterior. La terminación de todas las superficies interiores en blanco (el hospital era amarillo tanto en sus zonas interiores como en las fachadas, dicho color se mantiene solo en el exterior) y la luz que entra a raudales por los patios cubiertos crean un efecto realmente bello. Sánchez lo explica mejor en su breve intervención durante la ceremonia de inauguración (minuto 14) en la que reivindica la labor arquitectónica y donde podemos además recordar aquellos duros tiempos de mascarilla y profilaxis compulsiva. Precisamente el Covid obligó a un cambio en el planteamiento del uso del nuevo espacio, que en principio iba a estar dirigido a iniciativas privadas. De nuevo la Diputación debe tomar las riendas y propone actividades y eventos que deberá gestionar en su totalidad, diseñando unas atractivas imagen corporativa y página web (a cargo del equipo local Bittacora) gracias a los que el vetusto hospital se convierte en El hospital, Centro Vivo. Muy vivo no lo vimos cuando estuvimos allí, pero tiempo al tiempo. 

La cita con la que acompañábamos la pasada entrada nos pareció pertinente por traer a colación el fantástico atrio acristalado de la universidad de Zúrich y también porque el dombenitense tiene importantes contactos con Suiza. Sánchez dio clase en Mendrisio y en la ETH zuriquesa (aunque el atrio que menciona Rossi es de la otra gran universidad de la ciudad, más centrada en estudios sociales y humanísticos), tiene varios proyectos y despacho en el país helvético y consiguió en 2014 el premio de arquitectura del país, con un jurado presidido por Mario Botta. Date una vuelta por su página web y entenderás la razón de dicho premio.

Pero no todo es un camino de rosas en la vida del arquitecto. A veces (a menudo quizás) su trabajo conlleva sinsabores y frustraciones como, seguro, en la obra que te traigo en la foto de la entrada de hoy. También es de Jose María Sánchez, y fue (es) todo un culebrón. Lo dejo para el próximo día si te parece. 




jueves, 4 de julio de 2024

Hechos urbanos

 


"...en 1975 entendí muchos de estos proyectos cuando proyectaba el Palazzo della Regione de Trieste. Me he percatado de haber simplemente narrado -a través de la arquitectura y los escritos- ciertas mañanas en las que leía el periódico en el gran Lichthof [atrio] de la Universität Zürich, (...) que para mí es un lugar muy querido. Debido a mi interés por este lugar, pedí a Heinrich Helfenstein que tomara algunas fotografías del gran atrio, siempre lleno de estudiantes tanto en la planta baja como en las superiores; veía este edificio como un bazar lleno de vida, un edificio público o unas termas antiguas, aquello que debería ser una universidad. 

Heinrich Helfenstein hizo unas fotografías muy bellas del atrio, pero, contrariamente a mi relato del lugar, las hizo en un día festivo. 

En esas fotografías, el patio luminoso y las galerías superiores están completamente vacíos; el edificio no está habitado, y es difícil entender cómo pudiera estarlo; en realidad Helfenstein rechazó representar tanto la pureza como como la vida del edificio. Él captó su disponibilidad a ser vivido. Esas fotografías están en suspenso en relación con la vida que el edificio podía contener, y solo observando esta suspensión he visto con claridad las palmeras del patio acristalado y he asociado todo esto al sentido que tiene un invernadero, una enorme Palmenhaus; asociaba la universidad con el invernadero de Barcelona, con los jardines de Sevilla y de Ferrara, donde siempre experimento una paz casi completa". (Aldo Rossi, Autobiografía científica).