miércoles, 10 de julio de 2024

Hechos urbanos (3)

 


Nos vamos al Alburquerque extremeño, que tiene uno de los castillos más imponentes (si no el más) de toda la Raya (más fotos aquí). Déjame que te dé un par de apuntes sobre su historia para luego llegarnos a su azaroso presente. Testigo de cruentas batallas entre musulmanes y cristianos que le hizo pasar de mano en mano en varias ocasiones fue en 1217 conquistado definitivamente por las tropas cristianas comandadas por Alfonso Téllez de Meneses, ricohombre castellano. Otro importante dueño del castillo ya en el siguiente siglo será Alfonso Sánchez, hijo bastardo de Dinis I de Portugal, de su paso por allí se conserva hoy un vistoso escudo de armas portugués. Alfonso fue especialmente querido por Dinis, lo que encendió los celos del heredero al trono luso, Alfonso IV el Bravo, quien lo desterró a Castilla. Recordemos que el Bravo fue el que orquestara la muerte de la española Doña Inés de Castro, amante de su hijo Pedro y madre con él de cuatro vástagos que hacían peligrar la dinastía lusa en medio de las disputas habituales entre ambos reinos (lo que daría lugar a la famosa leyenda portuguesa, si te pica la curiosidad tienes más aquí); Inés vivó varios años en el castillo de Alburquerque desterrada también por Alfonso IV al objeto de evitar los encuentros amorosos clandestinos con Pedro a la sazón casado con la desdichada Constanza, encuentros que se producían de todas formas: se dice que Pedro se comunicaba con Inés mediante mensajes depositados en un pequeño barco de madera que, a través de la canalización de aguas del castillo, llegaba a las manos de la trémula doncella. No hay obstáculos arquitectónicos (ni tan siquiera el imponente castillo que hoy nos ocupa) que puedan interponerse en el amor de dos ardientes jóvenes; detuvo la masiva mole ejércitos sin cuento, mas poco pudo ante la pasión de dos impetuosos enamorados. Se especula incluso con la posibilidad de que la boda secreta de Pedro e Inés tras la muerte de Constanza se hiciera en la bella iglesia románica, única de tal estilo en Extremadura, que se encuentra dentro del recinto del castillo. Pero avancemos. Estamos ya en el siglo XV y ahora el castillo está en manos de Juan II de Castilla, quien lo cederá a una figura clave en el devenir del bastión, don Álvaro de Luna, valido del monarca. ¿Te suena el Papa Luna? Pues era su tío abuelo. Entre los años 1445 y 1453 el enclave es remodelado por Álvaro, quien prácticamente le otorga la forma que tiene hoy en día. De Luna, una suerte de Rasputín castellano, llegó a tener un control total sobre el rey (se llegó a hablar por aquel entonces de un conjuro aunque otros lo achacaban a una fascinación de orden carnal) y llegó a ser Condestable de Castilla y maestre perpetuo de la Orden de Santiago. Para que te hagas una idea del poder del valido, ayudó a escapar al rey cuando este fue apresado por un rival, instigó la guerra contra Aragón cuando Juan dudaba indeciso, lideró las batallas contra otras facciones en la propia Castilla, mandó envenenar según algunos a la primera esposa del rey, María de Aragón, y a su hermana Leonor (al día siguiente) por razones políticas y concertó nuevas nupcias del monarca con Isabel de Portugal de nuevo para reforzar el reino castellano frente a los aragoneses, verdadera obsesión del condestable. Poco podía imaginar empero que sus maquinaciones se volverían finalmente contra él. Isabel, afectuosa y cálida, supo ganarse la confianza del rey; dándose pronto cuenta de la tremenda influencia del valido sobre él y, seguramente conocedora de sus intrigas, se aprestó a conseguir su caída en desgracia, algo que finalmente conseguiría. Tras un juicio expeditivo en 1453, Álvaro de Luna fue decapitado en cadalso público en Valladolid. La Casa del Dragón comparada con esto es un cuento infantil. El rey moriría solo un año más tarde; acaso corroído por la culpa, sus últimas palabras fueron: "Naciera yo hijo de un labrador e fuera fraile del Abrojo, que no rey de Castilla". Recordemos que fruto del matrimonio de Juan e Isabel nacería Isabel la Católica, que uniría finalmente los reinos de Castilla y Aragón. Aunque el castillo sufrió adiciones tras el paso de Álvaro (la bella torre pentagonal en la cara oeste levantada por Beltrán de la Cueva, primer duque de Alburquerque y valido de Enrique IV además de un baluarte en la cara norte construido durante los breves años ya en el s. XVIII en los que el castillo cayó en manos portuguesas), la fortaleza se asocia al condestable de Juan II hasta tal punto que se la conoce como el castillo de Luna. Su escudo está presente en varias fachadas y llama la atención el gran número de piedras que llevan cinceladas una luna, en lo que hoy llamaríamos márketing corporativo. 

Tras este denso preámbulo llegamos al fin adonde pretendía, que no es otra cosa que la intervención que Jose María Sánchez hizo en el castillo y que también tiene su enjundia. Debemos primero remontarnos a 2007, cuando se proyectó crear en el interior del castillo una hospedería de la Junta de Extremadura para la cual los arquitectos Dionisio Hernández Gil y Francisco de Asís Hernández Díaz-Ambrona propusieron una torre de 35 metros de altura que alojaría los ascensores de subida de los clientes a la fortaleza, así como una pasarela de cristal de 20 metros de largo que perforaba la muralla por la cara este facilitando el acceso al castillo, vamos, un horror que hubiera destrozado para siempre la imagen de la fortaleza. Se crearían 29 habitaciones en el interior del castillo y 11 más en un edificio de nueva creación en el exterior del recinto. Defensores de la misma eran el polémico alcalde del municipio, Ángel Vadillo, dado a los grandes gestos (aún se recuerda su marcha a pie a Madrid y su huelga de hambre en defensa de las energías renovables y la construcción de cinco plantas termosolares en el municipio amén de otras actuaciones menos encomiables), quien llegó a poner la primera piedra. Afortunadamente diferentes asociaciones locales empezaron a moverse en contra del proyecto, e incluso recurrieron a Edward Cooper, experto en castillos españoles desde la tesis doctoral que en los 60 le dirigió John Elliott y fue becada por la universidad de Cambridge (con el dinero se compró un recio Land Rover con el que recorrió nuestra geografía, su labor investigadora fue recogida en numerosas fotos y varios libros como Castillos señoriales en la corona de Castilla). Tal fue la presión que las autoridades modificaron finalmente el proyecto, primero se decantaron por colocar el ascensor en el interior de la fortaleza para finalmente optar por la tercera alternativa -y aquí entra, al fin, Sánchez-: vaciar los baluartes que como te decía levantaron los portugueses para albergar la hospedería. 


Ya con Jose María Sánchez al mando, comienzan las obras que tienen como objeto precisamente afectar lo menos posible a la imagen exterior de la construcción. No obstante, la complejidad de las mismas dado lo delicado del emplazamiento pasa factura. Tras cuatro años de trabajos (durante los que el castillo estuvo cerrado, lo que dañó seriamente la economía de Alburquerque), dos plantas ya horadadas y 5,9 millones de euros invertidos, las obras se paralizan en 2011. La Junta de Extremadura descarta continuar con la obra, alegando que aún harían falta para culminarla 5 millones más (¿para qué partidas?) y además se considera un proyecto "inviable turísticamente" (¿según qué criterios?), proponiendo en su lugar la creación en dicho espacio de un "centro de interpretación de los castillos y la Edad Media" con un presupuesto de 600.000 euros. En la planta baja se colocarían paneles informativos sobre la Edad Media extremeña y las fortificaciones más importantes mientras que la superior se centraría en el castillo de Luna y en diferentes salas se mostrarían escenas costumbristas de la época. En 2016 se completa dicho centro y se crea una web explicando el proyecto y ofreciendo un formulario para la reserva de visitas por parte de colegios y otros colectivos. El centro nunca ha llegado a abrirse y la página web ya no existe. Quien está detrás del bloqueo no es otro que Vadillo, quien alegó que el proyecto va "en contra de la localidad" y fue orquestado sin contar con el consistorio por el entonces presidente de la Comunidad extremeña (Jose Antonio Monago, del PP; Vadillo fue alcalde con el PSOE hasta que fue expulsado del partido y fundó el suyo propio, Organización del Pueblo Obrero), defendiendo que se lleve a cabo la hospedería como estaba previsto. A fecha de hoy a través de los tragaluces del baluarte horadado (único vestigio de la obra llevada a cabo en su interior) pueden verse fantasmales maniquíes con armaduras, o sea que el centro sigue ahí, esperando una incierta apertura. Preguntada la responsable de la destartalada oficina de turismo, que está en el propio castillo (al que se accede gratuitamente, en otros países se cobraría una buena entrada por verlo) nos comenta que el centro no puede abrirse porque haría falta más personal y no hay dinero para ello. Por la misma razón no se puede acceder a las torres de la fortaleza. Recordemos en este punto que Alburquerque, una de las localizaciones de Los santos inocentes, es el municipio más endedudado de España (15 millones), los trabajadores municipales cobran a trancas y barrancas y hasta la policía se ha declarado en huelga. Debido además a una curiosa sentencia que obliga al alcalde a pagar de su bolsillo mil euros al mes al demandante, nadie quiere ser regidor. Es probable que acabe interviniendo la Junta o el propio estado como ya se tuvo que hacer en Marbella. Para más inri, acaban de negarles una ayuda estatal para mejora del patrimonio que el consistorio había pedido. 

Como decíamos, Sánchez debe estar profundamente decepcionado con este penoso culebrón. Acaso su arquitectura es demasiado abstracta (recordemos su alma suiza) para estos lares, observa aquí fotos del proyecto de Alburquerque y juzga tú mismo. Un proyecto similar en Olivenza, que igualmente planteaba horadar una parte del baluarte del municipio para crear una hospedería (proyecto que podría haber firmado perfectamente Zumthor) ha quedado por desgracia también en nada. Afortunadamente Sánchez es joven y tiene aún mucho que ofrecer en el futuro, con eso nos quedamos. 



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