martes, 10 de julio de 2012

Caravana para un coleccionista nómada






Frente a los excesos del ladrillo, al lujo por el lujo o a la reciente exposición que dedicó nada menos que el IVAM al fastuoso Joaquín Torres (A-cero), el arquitecto de los futbolistas (y ahora colaborador en Sálvame, hay que ver qué bien se mimetiza con sus compañeros de programa), Martín Lejarraga, el arquitecto vasco afincado en Cartagena del que aquí hemos hablado unas cuantas veces y que define al arquitecto como un "traficante de sueños", lleva al museo Arqua de la ciudad murciana su "caravana para un coleccionista nómada" dentro de una exposición organizada por La Naval, grupo de acción cultural fundado por el arquitecto junto a los pintores Ángel Mateo Charris y Gonzalo Sicre, todos ellos cartageneros de origen o adopción. La caravana es, según Lejarraga, una "casa rodante, de escasos siete metros cuadrados, pero con el mundo a sus pies, que no se adapta a ningún lugar concreto, pero que está bien en cualquier sitio, que es de estilo 'gitano-chic' -eso nos dicen-, y en la que nos sentimos como granjeros ermitaños que han ocupado una caracola extraña en cuyo interior, como si una cáscara de nácar lo envolviera por completo, se refleja todo nuestro pequeño mundo", mundo que incluye una baraja de cartas transparentes con las que no te hará falta hacer trampas, una puerta celosía hecha con conchas que evocan el mar, razón de ser de Cartagena, un bello cuadro de un solitario paisaje nevado que recuerda a Hopper y aporta profundidad al pequeño espacio o un mantel-bandera que ondea en su exterior reivindicando el hogar como única patria. En fin, como dijo Lejarraga en otra ocasión "la crisis nos obliga a repensar cómo vivir, cómo construir, cómo habitar los espacios".

No hay comentarios:

Publicar un comentario