viernes, 24 de septiembre de 2010

Música y arquitectura





Desde que el curso pasado se dedicaron varias exposiciones en Madrid al ingeniero y músico de origen griego Iannis Xenakis (incluyendo conciertos de su música en el Auditorio) había querido hacer esta entrada. Por desgracia no pude ir a ninguna, pero gracias a las reseñas y a la interesante página web que se creó descubrí que Xenakis era mucho más que el músico experimental que yo creía, y que había colaborado nada menos que con Le Corbusier en varios de sus proyectos, destacando el pabellón Phillips para la feria mundial de Bruselas de 1958 (primera foto de arriba), encargo de la marca holandesa como escaparate de sus logros tecnológicos o el monasterio de Saint Mairie de la Tourette (segunda foto), cerca de Lyon, edificio contemporáneo del pabellón que sorprende por su modernidad (si me dijeran que había sido construído el año pasado me lo creería). Xenakis fundió música y arquitectura para sus creaciones: basado en el Modulor, el sistema de medidas inventado por Le Corbusier a partir de las dimensiones humanas, creó la composición Metastasis que a su vez le sirvió como referente para el diseño del monasterio. El pabellón fue una continuación en esa misma línea, y su resultado final un diseño extremadamente original que además fue pionero en técnicas constructivas. Le Corbusier fichó también para el proyecto al músico concreto Edgar Varèse, quien elaboró una inquietante pieza de ocho minutos (Poème électronique) que acompañaba a una proyección de imágenes no menos inquietante dentro del pabellón, creando una experiencia sensorial sin duda escalofriante que se fundía con el propio edificio. El propio Xenakis compuso también una pequeña pieza para el pabellón (escucha ambas aquí). Más sorpresas: resulta que para la inauguración del Centro Pompidou de Rogers y Piano en París en 1977, el griego ya nacionalizado francés realizó un proyecto multimedia (Le Diatope) alojado en un pequeño pabellón parecido al Phillips que albergaba un espectáculo de luz y sonido con algunas de sus composiciones (más aquí).




Es curioso que el Pompidou inspirara también el álbum Beaubourg (1978) de otro músico griego también pionero en la música electrónica: el mucho más popular Vangelis. El autor del omnipresente hasta hace bien poco Carros de Fuego compone un álbum maldito, profundamente experimental, alejado de los himnos bombásticos y sensibles baladas que le harían famoso unos pocos años después (escucha un fragmento aquí). No hablaré más de su banda sonora de Blade Runner para que no digas que me repito más que las sardinas, sólo apuntar que la música se adhiere como pocas a los fotogramas (muchos de ellos pura arquitectura) y contribuye a ahondar en los sentimientos de nostalgia y soledad que son ejes centrales de la película. Decir también que en 2001, el músico dio uno de sus infrecuentes conciertos eligiendo como escenario nada menos que el Templo de Zeus Olímpico en el centro de Atenas, muy acorde con el giro clásico que ha tomado su música los últimos años, y que generó una intensa polémica en el país heleno liderada por un ¿envidioso? Theodorakis dado lo delicado del emplazamiento (el más ligero toque durante la instalación del escenario y las gradas para los más de 2.000 afortunados que lo presenciamos podrían haber desgraciado el imponente monumento). Echa un vistazo a un breve extracto del concierto aquí (está en DVD). Finalmente, más como anécdota que otra cosa, señalar que la casa del músico en Atenas ha estado a punto de sucumbir a los buldozers por culpa del recién inaugurado museo de Tschumi ya que estropeaba la vista de la Acrópolis desde el mismo. Finalmente se salvó dado el valor arquitectónico del edificio, algo habrá influido también la condición de celebrity local de Vangelis.




La starchitecture y la música también se dan la mano. Para la inauguración en 2001 del Museo de Arte de Milwaukee (foto de arriba) de Calatrava se encargó al músico de culto Philip Glass una breve composición (Dancissimo). El músico habla sobre la experiencia (y otras similares: también compuso un tema para la inauguración de un museo de Eisenman o para esculturas de Serra) en esta entrevista. El caso contrario también se da: Michael Nyman (el compositor de la famosa BSO de El Piano) eligió la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia (de nuevo de Calatrava) para el estreno mundial de la BSO de Gattaca, un magnífico canto al esfuerzo y la superación en un mundo futuro dominado por una gélida perfección genética. Grandes edificios estrella como el Swiss Re de Foster o el Lloyd´s de Rogers han servido igualmente como inesperadas salas de conciertos durante los eventos organzados con ocasión del Festival de la Ciudad de Londres de hace algunos años.

Se acaba mi tiempo, sigue tú investigando este interminable mundo de conexiones. Me despido con una de mis referencias musico-arquitectónicas favorita: La cathédrale engloutie (la catedral sumergida) de Debussy, bellísima composición que alude a la leyenda de la ciudad sumergida de Ys, cuya catedral se elevaba por encima de la superficie una vez al día para recordar la gloria de la ciudad perdida. Escúchala aquí.



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