viernes, 24 de enero de 2014

Cómo hemos cambiado


Este inmueble de la madrileña calle de Máiquez está justo enfrente de la que fue durante más de siete décadas la casa en la que vivieron mis abuelos. Desocupada (y okupada) durante bastante tiempo, siempre pensé que esta casa sin especial interés sería víctima de la piqueta tarde o temprano y en su solar, como ha pasado con la mayoría de las casas de esta calle, se levantaría otro anodino bloque de pisos. Pues bien, para mi sorpresa me encuentro con que la casa ha sido totalmente vaciada, pero su sobria fachada, memoria de cómo era este barrio hace 70 años, va a ser al parecer respetada. Algo está cambiando al fin entre los arquitectos y, lo que es más importante, entre los clientes. Frente a la arquitectura bárbara, bélica y agresiva de la cita de J.J. Parra Bañón que subíamos en la anterior entrada, tan representativa de nuestra prodigiosa arquitecura reciente, se impone una arquitetura quirúrgica y curativa, como señala Anatxu Zabalbeascoa en un reciente artículo, que respeta y sanea. Esta saludable sensibilidad hacia una fachada de humilde ladrillo, el esperanto de la construcción como lo acaba de definir Fernández-Galiano en el último número de Arquitectura Viva precisamente dedicado a este material, es sin duda una buena noticia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario