miércoles, 26 de septiembre de 2012

¿Arquitectos? Sí, por favor



"Salga a la calle y abra los ojos. Más allá de dibujar las ciudades y, en consecuencia, la convivencia entre las personas, el urbanismo juega un papel decisivo como escuela para ciudadanos de todas las edades. No se tarda nada en averiguar si en un vecindario tienen prioridad las personas o los coches. Cuesta poco más comprobar si los barrios están pensados para que la gente pasee, consuma o pueda elegir entre otras opciones. Las calles revelan si están diseñadas para que pasemos de largo o para acogernos. Hay lugares que fomentan la convivencia entre ancianos y niños y zonas de las que estos han desaparecido, recluidos en el jardín privado de una urbanización.(...)
 Pero en la ciudad no todo se divide entre buenos y malos. Los hay mejores. Existe un urbanismo que no se contenta con facilitar nuestra vida y se arroga el difícil papel de enseñarnos a vivir mejor.(...)
 Creus e Carrasco, que no quisieron enjaular el único paseo de Malpica, idearon losas prefabricadas de hormigón que se pliegan al llegar al borde del agua para avisar a despistados de que, de seguir caminando por ahí, acabarán mojados. De esta manera, dificultando el acceso pero no sacrificando las vistas, los arquitectos no solo han arreglado el paseo por el puerto, también advierten a los transeúntes de que no todos los peligros pueden avisarse con señales triangulares y les invitan a pensar en todo lo que se pierde tapiando peligros con murallas.(...)
 Uno puede pasear y, sin darse cuenta, ir a clase. Hoy, cuando parece que solo desde la calle se podría subir el nivel de la política, también la arquitectura encuentra allí su mayor reto. La calle debe volver a ser escuela para ciudadanos, para arquitectos y para los políticos que sientan más preocupación por lo que allí sucede que por su futuro puesto en el consejo de administración de un banco". (Anatxu Zabalbeascoa, La ciudad puede servir de escuela, en El País de hoy).

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