sábado, 1 de enero de 2011

Amanece que no es poco



Si a veces la mejor música es el silencio, a veces también la mejor arquitectura es la que no está. El arte (y la arquitectura) tienen a menudo difícil superar a la naturaleza, aunque habrá quienes antepongan al sol real los soles huecos del canónico Kahn, el sol dubaití y galáctico de Rem o el sol postergado de Mansilla y Tuñón en Madrid (un sol imperial que si sale ya nunca se pondrá). Hoy te regalo este primer amanecer del año, un año en que aún pintarán bastos, pero no olvides que el sol sale para todos. Que 2011 nos sorprenda con proyectos útiles y racionales pero también audaces y emocionantes. En la arquitectura y en la vida.

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