miércoles, 21 de julio de 2010

Automóviles y arquitectura


¿Pueden los coches modelar una ciudad? Ése es el meollo de la exposición que estos días puede verse en el Museo de la ciudad de Nueva York . Con el nombre "Coches, cultura y la ciudad" estudia el impacto del automóvil en la cultura americana centrándose en la Gran Manzana, donde coche y ciudad han evolucionado de la mano (en 1900 había 8.000 coches en los EEUU, 2.500 de ellos circulaban por Nueva York), de hecho antes de que Detroit (hoy hundida) tomara la exclusiva, en Nueva York se fabricaban coches de lujo, y ya para 1924 había nada menos que 800.000 coches llenando sus calles. Allí se elaboró el que se considera primer código de circulación (en 1903), se creó probablemente la primera autopista y fue también la primera ciudad americana donde se pudo estudiar diseño de automóviles. Símbolo del tradicional individualismo americano, el coche se convirtió en una extensión móvil del hogar que otorgaba a su usuario libertad sin límites. La ciudad se entregó a él, así Park Avenue fue completamente modificada para facilitar el paso de los coches y se creó el Holland Tunnel, uno de los primeros túneles diseñados para automóviles. No olvidemos que uno de sus símbolos es la torre Chrysler, con su brillante cresta hecha con los típicos cromados de los coches de los 50, que en su planta baja alojaba el concesionario estrella de la marca. Lloyd Wright llegó incluso a diseñar un concesionario para Jaguar en forma de espiral aludiendo al Guggenheim. En 1939 la exposición Futurama organizada por General Motors, celebrada en el Flushing Meadows-Corona Park como parte de una exposición mundial, presentaba una ciudad utópica/distópica (según se mire), con monumentales avenidas, enormes torres desligadas entre sí y totalmente entregada al automóvil (en la foto de arriba), en la que el peatón estaría perdido (por cierto tiene un sorprendente parecido con Dubai). El automóvil por aquel entonces no era visto como un cuerpo extraño a la ciudad, sino consustancial a ella, parte del tejido urbano... hasta que, con el exceso, llegó el hastío: la exposición culmina con la exhibición de varios vídeos de Streetfilms, una organización que lucha por una ciudad más ecológica con un mayor uso de la bicicleta como medio de transporte.

La relación entre automóviles y arquitectura no se ciñe al urbanismo neoyorquino o a la cultura automovilística americana (y mundial). Arquitectos de renombre han mantenido intensos escarceos con el automóvil: Le Corbusier diseñó un automóvil (el Maximum) que nunca pasó de los planos originales. Basado en dichos planos el diseñador de automóviles Giorgetto Giugiario hizo en los 80 una maqueta a tamaño real:


¿Será simple coincidencia el parecido del Citroën 2CV y el Volkswagen Escarabajo, modelos posteriores, con el diseño del arquitecto? Del mismo modo, su Casa Citröhan es un homenaje a André Citroën y está concebida para que se pueda construir en serie, como un automóvil. A su vez, Richard Buckminster Fuller, famoso por sus cúpulas geodésicas, creó también un futurista prototipo de automóvil con forma de zepelín y tres ruedas (el Dymaxion) con una agilidad extraordinaria a pesar de su volumen. Pronto podremos ver una réplica que Foster ha hecho construir en una exposición sobre Fuller que Ivorypress, la editorial de Elena Ochoa (lady Foster), organizará en su galería en Madrid (por cierto que el propio Foster ha hecho una interesante actualización del típico autobús londinense).
Más conexiones entre arquitectura y automovilismo: el manifiesto del semiólogo frances Roland Barthes, quien, prendado con el Citroën DS, compara, recordando a Marinetti, al automóvil con las catedrales góticas: "Creo que los coches hoy en día son casi el equivalente exacto a las grandes catedrales góticas: quiero decir, la creación suprema de una era, concebida con pasión por artistas anónimos, y consumida en imagen y en uso por la totalidad de la población que se la apropia como un objeto puramente mágico" (ver texto completo aquí). Observa cómo en este anuncio inglés de 1963, se hace una curiosa comparación entre el famoso Tiburón e hitos arquitectónicos londinenses:


La publicidad sigue hermanando arquitectura y automóvil: ¿cuántas veces habremos visto aparecer un coche en un anuncio con el fondo de Barcelona o la Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia? Por no hablar de los fastuosos museos que las marcas como Porsche, BMW o Mercedes han encargado a arquitectos punteros. Por hoy ya nos vale, pero como ves, la lista de conexiones no acaba...

2 comentarios:

  1. que casualidad, hoy mismo he colgado una entrada(http://pinkmeninas-mrpink.blogspot.com/)
    en relación al voiture maximun, y lo que no parece estar claro es quien copió a quien, si bien existe un boceto fechado en 1928, el proyecto definitivo del vehículo según los expertos está fechado en 1936.
    aprovecho para felicitarte por el blog y la entrada

    salu2

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  2. Las fechas de los primeros prototipos bailan según la fuente, las que más coinciden es 1934 para el Beetle y 1939 para el TPV (el primer prototipo del 2CV). Considero que el Maximum es anterior porque como tú dices el primer boceto es 1928. Hay incluso sitios que directamente dan a Le Corbuiser la autoría del diseño del 2CV, teniendo quizá en cuenta las conexiones antre el arquitecto y la marca francesa, sin embargo el dato parece poco riguroso. Felicidades también por tu blog!

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