jueves, 8 de abril de 2010

Peregrinajes arquitectónicos

Me he vuelto a acercar a la caracola varada de Toyo Ito en Torrevieja (el llamado Parque de la Relajación, una especie de spa popular para embadurnarse con los saludables lodos de las cercanas lagunas). Leí en El País que una arquitecta (Nathalie Gidrón) había hecho una exposición en Alicante con varias fotos del único pabellón que llegó a iniciarse y que se haya en un triste estado tras cuatro años empantanado. Problemas legales (la Dirección General de Costas lo prohibió) han impedido que tengamos en nuestro país uno de los más bellos proyectos del arquitecto coreano-japonés (seleccionado incluso para la famosa exposición que sobre arquitectura española organizó el MoMA), dandose la triple ironía de que no se encuentra en ningua costa (sólo al borde de la salina torrevejense), que los edificios proyectados son etéreos y muy respetuosos con el entorno (como siempre en el arquitecto, aunque ahora anuncia cambios a formas más contundentes), y que se encuentra en una de las zonas de la costa mediterránea más agredidas del litoral por urbanizaciones salvajes que durante años se han levantado prácticamente a pie de playa sin mayor problema, así que, a buenas horas mangas verdes. Al parecer Costas ya vetó el proyecto en 2004, pero el ayuntamiento se empeño en mantenerlo hasta que fue directamente prohibido en 2006. Se ha presentado a la Dirección un nuevo proyecto más respetuoso con la normativa pero hasta la fecha no han dado respuesta. Así que volví a la caracola de madera para encontrarme con lo mismo que las otras cuatro o cinco veces que he peregrinado hasta allí: un diseño que, a pesar de su lamentable estado (envuelto en una capa protectora metálica ya rota por varios sitios, rodeado por una cutre valla con aberturas -no hay vigilancia alguna- y en medio de un entorno poco agraciado) no deja de llamar la atención por su belleza. Quizá la próxima vez que vuelva sólo queden unas cuantas maderas chamuscadas.





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