viernes, 9 de abril de 2010

100 años de Gran Vía



El Mundo incluye con el diario hoy un desplegable de casi 2 metros sobre la Gran Vía de Madrid. Se celebra estos días el centenario de la arteria más famosa de la capital, la ciudad está engalanada con banderolas que muestran el logotipo creado para la ocasión, hay anuncios televisivos recordando el evento y hasta canción oficial con su videoclip. Me gusta que una ciudad honre a su calle principal (aunque maltrate tanto a otras con obras interminables) y por extensión a su arquitectura. Muchas son las historias y anécdotas que los diarios cuentan estos días de la egregia vía, a medio camino -como todo en esta ciudad tan contradictoria- entre la modernidad y el casticismo más kitsch: aquí estuvo el edificio más alto de Europa con 81 metros (aunque tan solo unos pocos meses de 1929), el de Telefónica, y por aquí también se escapó un toro que iba al matadero de Arganzuela, afortunadamente un torero que pasaba por allí le dio unos cuantos pases hasta que un amigo le trajo de su cercano domicilio un estoque con el que lo mató (Berlanga puro); aquí se inventaron los Grandes Almacenes y las rebajas; por aquí desfilaron el embajador del III Reich y Massiel; fue nuestro pequeño Broadway y en el legandario Chicote se dieron cita rutilantes estrellas hollywoodienses; sufrió cambios de nombre durante los convulsos años de nuestra historia reciente (avenida de José Antonio de 1939 a 1982, con anterioridad estaba dividida en tres avenidas a las que en 1936 se dio nombres también muy significativos: avenida de la CNT, de Rusia y de México)....

Los de mi generación no fuimos particularmante fans de la calle. Educados en la ciencia ficción y en una supuesta modernidad nos mirábamos más en AZCA y sus rascacielos (como la Torre Picasso), ya ampliamente superados por la CTBA, y considerábamos la calle como un parque temático cañí. Fue mucho más tarde cuando averiguamos sus valores arquitectónicos y empezamos a mirar el Edificio Carrión (también llamado Capitol) y su redondeada fachada que recuerda a la proa de un magnífico barco con verdadera admiración, aunque aún nos da la risa cuando comparan la calle con Nueva York.

Pero a ver, que no se me olvide el nombre de mi blog: ¿hay algo último en la centenaria avenida? Pues sí. El último edificio construído data de 1977, pero hace unos pocos años se demolió el número 48 de la calle (el Banco Atlántico) y el solar en el que ya se trabaja va a llenarse con 149 viviendas de Rafael de la-Hoz (que a este paso va a convertirse en el arquitecto oficioso de la villa y corte). Sin duda se trata de un encargo de enorme responsabilidad teniendo en cuenta su histórico entorno, el cordobés lo expresa así en un artículo para ABC: Ha sido uno de los desafíos más complejos que he tenido en mi carrera. Me he sentido como si tuviera que haber añadido los trozos que le faltan a la Venus de Milo. Render:

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