domingo, 17 de junio de 2018

Escrito en el agua


Pues vamos a seguir con artistas que se meten en berenjenales arquitectónicos. En este caso se trata del británico Mark Wallinger, ganador del Turner en 2007, que acaba de ultimar junto al arquitecto James Lowe un memorial para la Carta Magna con ocasión de su 800 aniversario. Se encuentra en mitad de la campiña inglesa, más o menos donde la firmara, el 15 de junio de 1215, Juan I (el famoso Juan Sin Tierra, hermano de Ricardo Corazón de León). Se trata de un edificio circular, hecho de tierra comprimida utilizando como unidad de medida el codo al más puro estilo medieval, y no presenta aperturas al exterior salvo por la puerta de acceso. Una vez dentro nos encontramos con un oscuro pasadizo que sigue la forma circular del edificio y que nos conduce a otra puerta que da acceso al corazón de la construcción: un estanque de nuevo circular sobre el que se asoma un óculo ahora al más puro estilo Soane. Quizá lo más peculiar de esta sencilla pero solemne construcción (a Rossi le encantaría) sea que sobre una lámina metálica que rodea al estanque se ha grabado una de las cláusulas más conocidas de la Carta (la que hace referencia a que toda persona tiene derecho a un jucio acorde a la ley antes de recibir condena, algo totalmente revolucionario para principios del siglo XIII), pero al revés, con lo que debemos fijarnos en su reflejo en el agua para poderla leer correctamente. Ello explica el nombre que Wallinger ha dado a su obra: Writ on water, inspirada en el epitafio que puede leerse en la tumba de John Keats: "Aquí yace alguien cuyo nombre se escribió en el agua", que puede aludir a lo efímero de la obra de todo artista, y que está plenamente vigente en esta nuestra era líquida tan bien descrita por Bauman. Wallinger también lo relaciona con el hecho de que los ingleses carecen de una constitución escrita. En cuanto a su forma circular, el artista menciona como inspiración la torre Martello, lugar donde se inicia el Ulysses de James Joyce y que hoy es museo dedicado al autor irlandés.

También circular, y también escrito en el agua al estar posado sobre un fiordo noruego (volvemos a Escandinavia) muy cerca del Círculo Polar Ártico, me ha llamado la atención el proyecto de hotel de Snøhetta  (ojo, las fotos siguen siendo del memorial de la Carta Magna) que descubro en la revista Eme. Formando un perfecto dónut, que tanto recuerda al centro de tecnificación deportiva de Jose María Sánchez García en Extremadura, también en un entorno natural bellísimo, el hotel pretende ser el primer hotel "Powerhouse" del mundo, capaz en 60 años de generar, según Zenul Kahn, arquitecto a cargo del proyecto, la energía equivalente a la que se ha necesitado en su construcción y la que se necesitaría para su desmantelamiento, aparte de ser autosuficiente y consumir un 85% menos de energía que un hotel convencional. Anclado al fondo del fiordo con pilares de madera, imitando las construcciones autóctonas, estará acabado en un par de años, toma nota si lo tuyo son las auroras boreales vistas desde un hotel único. No deja de sorprenderme (especialmente ahora que estoy viendo la recomendable serie The Terror, basada en la dura historia real de dos barcos británicos, el Erebus y el Terror, que quedaron atrapados a mediados del siglo XIX en el hielo polar) cómo un lugar tan inhóspito puede convertirse en turístico. Los prodigios de la arquitectura.

Del círculo pasamos al cuadrado en doble salto mortal, pero seguimos con las "formas arcaicas" que dice Herzog y que tanto inspiraron a Rossi, repetidas de manera obsesiva. El último AV se centra en LAN, el estudio de Benoit Jallon y Umberto Napolitano (grandes admiradores del italiano) que hacen una arquitectura de formas secas y cortantes, amante del ángulo recto más estricto, y es que al final la forma lo es (casi) todo: "En la obra de LAN", señala Fernández-Galiano en un exquisito texto (La forma es la forma es la forma), "la forma sigue a la forma. Como en la conocida línea de Gertrude Stein -'Rose is a rose is a rose is a rose'-, la reiteración es fuente de identidad y de emoción. (...) Musical en sus geometrías pautadas, la arquitectura de los socios de LAN aspira, acaso como Haussmann a cuyos criterios para la radical transformación de París tanta atención han prestado, a la 'poésie de l'ordre et de l'equilibre' que el Préfet de la Seine menciona en sus Mémories como guía de su actividad urbanística". Arquitectura que orienta y ordena, que quiere escribir recto sobre renglones torcidos e inestables, ya sea en un perdido campo inglés, un glaciar nórdico o en la caótica urbe.

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