domingo, 28 de febrero de 2016

Los techos y sus inciertas razones


A veces a los arquitectos les gusta enseñar las entrañas de los edificios. En este, la Asamblea de Madrid vista desde el repudiado gallinero hacia el techo, se nos muestran en impúdica exhibición vigas, tuberías y pasadizos secretos que quedan ocultos desde el hemiciclo. Nunca sabremos si sus arquitectos, Ramón Valls y Juan Blasco, quisieron hacer un guiño al  jolgorio tecnológico del Pompidou y sus secuelas high-tech (fue inaugurado en 1998, el mismo año que el palacio de Congresos de Valencia de Foster al que me recuerda por el gran voladizo sostenido con esbeltas columnas de su fachada principal), o si en realidad querían hacer una sutil referencia performativa (que se dice ahora) al complejo entramado de la maquinaria política, un flujo laberíntico de ideas, pactos, luchas y por desgracia cosas peores. A Koolhaas le habría gustado esta descarnada visión de elementos expuestos, no en vano en la Bienal de Venecia de hace dos años hizo girar la exposición principal ("Elements of Architecture") en torno a estos componentes olvidados. Sea como fuere, el caso es que el Triángulo de Palomeras (que no de las Bermudas por más que en él sucediera algún que otro fenómeno de lo más paranormal), como llamó al edificio uno de los cronistas más celebrados de la Villa y Corte, Moncho Alpuente, en un artículo para El País que no deberías perderte, hace gala de una caótica tela de araña tecnológica que es capaz de quitar protagonismo al mismísimo mural de Lucio Muñoz. Es lo que Fernández-Galiano, en el Arquitectura Viva 169 (subtitulado precisamente "Elementos" al hilo de la exposición de Koolhaas), llama las inciertas razones de los techos, esos lugares de vida misteriosa.

 Mientras asistimos, con esfínteres apretados, a la incierta deriva de la política nacional y somos testigos de la penosa disfuncionalidad de parte de nuestros políticos por más que algunos de ellos estén en funciones, quiero acabar la entrada con una cita, mira tú por donde del propio Koolhaas (entrevistado junto a Kunlé Adeyemi, el de la escuela flotante de Makoko, en torno a la ciudad de Lagos, la caótica capital nigeriana con más de 10 millones de habitantes), que es toda una invitación a surfear sin miedo en medio de las incertidumbres del caos (como no podía ser de otra manera viniendo del holandés):
"-Qué podrían aprender otras ciudades de Lagos?
-Podrían aprender a no tener pánico. Vivimos en una sociedad donde el riesgo es sistemáticamente reducido. Donde el riesgo es reemplazado por el confort. Así que creo que si la gente pudiera aprender algo es que el riesgo es un componente esencial de una sociedad viva e inteligente".

sábado, 20 de febrero de 2016

Bar de copas para arquitectos



-"Sus proyectos a menudo son descritos como edificios racionalistas que hacen uno uso prominente del color blanco. ¿Cuáles son las principales ventajas de los edificios blancos?


-En primer lugar, el blanco articula el volumen, articula las ideas arquitectónicas de la forma más clara. Los elementos lineales como los marcos de las ventanas o los pasamanos yuxtapuestos a elementos más sencillos se leen más claramente con el blanco. En segundo lugar, los edificios blancos siempre cambian de color, y los colores diversos de la naturaleza se reflejan y refractan siempre en la blancura de un edificio blanco.(...) El blanco tiene muchos colores. (...)

-¿Cómo empezó su fascinación con el color blanco?


 -Comenzó con mis numerosas lecturas sobre el trabajo de Frank Lloyd Wright. Wright hablaba sobre materiales orgánicos y naturales, y el hecho de que la arquitectura era orgánica. pero la arquitectura nio es orgánica. Cortas un árbol, y ya no es orgánico, no está vivo. Es estático. Cuando usas la madera, debes protegerla, bien barnizándola o pintándola. Pintar la madera es lo que la preserva. Por tanto la blancura es lo que distingue algo hecho por el hombre de algo natural. Por tanto, Frank Lloyd Wright estaba equivocado. (...)

-En los 80 muchos arquitectos se volvieron hacia el Postmodernismo y su querencia por los motivos históricos. Su arquitectura entonces y ahora se ha mantenido siempre fiel al Movimiento Moderno. ¿Qué tiene este movimiento que tanto le atrae? 

-¡Está en mi sangre! Nací siendo moderno y crecí fiel a los postulados del movimiento. Creo en el mundo de hoy, no en el del pasado. Creo en el futuro. Como sabe, el Posmodernismo nunca fue popular en Europa. (...) Creo que en América fue la falta de historia lo que empujó a algunas personas a dirigir su imaginación hacia esta especie de pseudohistoria". (Vladimir Belogolovsky, Conversations with Architects; entrevista a Richard Meier).

Corbu (revisitando el Náutico) y Mies te esperan en el baño...