jueves, 19 de mayo de 2011

Continentes incontinentes



Curtis, como veíamos en la última entrada, se quejaba de lo absurdo de muchos contenedores de lujo españoles construidos para contener la nada. Y en la anterior hablábamos de la incontinencia presupuestaria de Calatrava, llevada al clímax en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Pero bueno, cuánta negatividad y aguafiestismo. Tenemos solución para dar contenido a los majestuosos continentes del valenciano, infrautilizados hasta la fecha. En este artículo de El Mundo la encontramos: el Palau de las Arts, edificio clave del complejo (su precio superó los 300 millones), podrá albergar banquetes de boda a precios que oscilarán de 7.000 a 10.000 euros. Pues menos da una piedra. En esta línea de dar contenido a continentes vacíos quiere aportar más ideas. El Palau podría también utilizarse como lugar de encuentro para los jóvenes airados de la llamada Spanish Revolution. Necesitamos de la utopía como en ese otro mayo del 68 para sacudir las conciencias de los políticos, para que se acuerden de que existimos no sólo en las elecciones, para que se lo piensen dos veces antes tolerar a corruptos, para que contengan el gasto público, en definitiva, para que se acongojen y suden sangre, que buena falta les hace. Acondicionaríamos también otro espacio de la Ciudad (por ejemplo, el Agora, 90 millones, última pieza del complejo utilizado hasta ahora sólo para un torneo de tenis, en la foto) y lo dedicaríamos a esos otros jóvenes que tiraron por la calle de enmedio sin esperar nada de nadie. Que se largaron al extranjero a buscar trabajo (o fueron mandados allá por sus empresas). Que se encerraron cual trapenses para estudiar oposiciones renunciando a tener una vida (y si no renunciaban, quemándose en el intento). Que se hipotecaron hasta las cejas para montar una empresa que a saber si iba a ir bien. Que tenían hijos en medio de la tormenta. Para todos ellos, una zona chill-out con spa.

Cuánto afán por contener, y qué poco por contenerse. La contención debe ser el nuevo valor. Qué amargamente lo ha descubierto ese socialista que ronda coches de 100.000 euros, pernocta en hoteles a 3.000 la noche y parece no tener claro el concepto de servicio de habitaciones. Las incontinencias se pagan, cada vez más. ¿Cuánto cuesta su edificio, Sr. Calatrava?

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