viernes, 7 de abril de 2023

Marcos

 


Seguimos juguetones. A ver si me adivinas qué es esto. Parece querer enmarcar un paisaje de verdor inaudito y nos recuerda a esa ventana absurda en un muro no menos innecesario que Le Corbusier diseñó en la casa para su madre junto al lago Léman. El bello paisaje se extendía poderoso frente a la casa pero al enmarcarlo se le daba un valor casi escenográfico. Hernández Correa lo explica mucho mejor en su blog: Las montañas y el lago suizos "lo presiden todo y llega un momento en que se hacen invisibles para los habitantes de esa zona. ¿Cómo volver a darles interés? Tapándolos; y, una vez tapados, abriendo un agujero que permita mirarlos. Ya no es ver, sino mirar. Ya no es recibir pasivamente el paisaje en los ojos, sino buscarlo con la mirada, que es una cosa muy distinta". Tienes la entrada completa aquí. También puede recordar a Neutra, que igualmente gustaba de teatralizar las áridas vistas desde sus casas californianas con, no sé cómo llamarlo, una especie de pórticos que podían actuar de solemnes marcos, así en la casa Chuey. Límites porosos como las tierras mestizas donde se enclava nuestro edificio. 

Ahora diremos lo evidente, que la arquitectura enmarca nuestras vidas. Y no solo paisajes heroicos como los que aquí presentamos, sino también los cotidianos y por tanto más importantes, como nos recuerda Santiago de Molina en su último libro, La arquitectura de las pequeñas cosas, que estos días de asueto por estas acogedoras tierras leo con absoluto deleite, no solo por su esclarecedor contenido sino también por sus abundantes muestras de amor por el lenguaje, sorprendente quizá para algunos en un no-filólogo (ahí estuvo Fernández-Galiano en el congreso gaditano de la RAE). Te pongo muestra y me despido, que estoy haciendo la entrada con el móvil y esto no da para más: "Reducir la franja de la vida y la arquitectura a una zona donde no haya aparentemente lugar para "lo sublime" puede suponer para muchos una pérdida. Pero ¿quién ha dicho que no sean precisamente esas profundas llanuras de lo cotidiano las que hacen posibles otros paisajes? ¿ Quién ha dicho que no haya posibilidades de encontrar nuevos y refrescantes manantiales de sensibilidad bajo lo cotidiano? "



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