domingo, 17 de septiembre de 2017

El infierno de lo igual



"Edmund Burke libera lo bello de toda negatividad. Lo bello tiene que deparar "un disfrute completamente positivo". Por el contrario, de lo sublime es propia una negatividad. Lo bello es menudo y delicado, leve y tierno. Se caracteriza por la tersura y la lisura. Lo sublime es grande, macizo, tenebroso, agreste y rudo. Causa dolor y horror. Pero es sano en la medida en que conmueve enérgicamente al ánimo, mientras que lo bello lo aletarga. En vista de lo sublime, Burke hace que la negatividad del dolor y del horror vuelva a trocarse en positividad, resultando purificadora y vivificante (...).

La actual sociedad positiva elimina cada vez más la negatividad de la herida. (...) También la percepción evita cada vez más la negatividad. Lo que domina la percepción es el "me gusta". Pero ver, en un sentido enfático, siempre es ver de forma distinta, es decir, experimentar. No se puede ver de manera distinta sin exponerse a una vulneración. Ver presupone la vulnerabilidad. De lo contrario, solo se repite lo mismo. Sensibilidad es vulnerabilidad. La herida -así podría decirse también- es el momento de verdad que encierra el ser. Sin herida no hay verdad, es más, ni siquiera verdadera percepción. En el infierno de lo igual no hay verdad". (Byung-Chul Han, La salvación de lo bello).


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