sábado, 19 de noviembre de 2016

La parábola del paraboloide

Un paraboloide hiperbólico en todo su esplendor
El próximo 24 abre en Londres el nuevo Museo del Diseño que dirige Deyan Sudjic. La antigua sede (que se había construido como almacén de plátanos, las vueltas que da la vida) fue vendida a Zaha Hadid y para la nueva se ha buscado un edificio singular en pleno corazón de la ciudad del Támesis (Kensington), el Commonwealth Institute, un edificio protegido levantado allá por los swinging 60´s que vivía de sus recuerdos imperiales (se cerró al público hace más de una década) hasta que fue resucitado para su nueva y mucho más cool misión nada menos que por OMA en su exterior (se ha restaurado la fachada aunque se ha mantenido el original techo de cobre en forma de paraboloide hiperbólico al que al fin le han solucionado las pertinaces goteras que arrastraba desde su construcción, el paraboloide es lo que tiene, máxime si es hiperbólico) y por John Pawson, el autor de Minimum, quien se encargó de remozar su interior. OMA también ha contribuido con el diseño urbanístico de los alrededores, donde ha añadido tres bloques de pisos de lujo (a 23 milloncejos de euros la pieza: con cuatro de ellos se financiaría el coste total de la remodelación del museo) caracterizados por unas formas rectilíneas que buscan el contraste con el ondulante tejado del ninot indultat según cuenta Reinier de Graaf, el arquitecto al cargo del proyecto (también responsable por cierto del fallido Timmerhuis de Rotterdam con el que comparte esa misma cualidad).

Los extremos se tocan en Kensington
Llaman la atención no pocas cosas de este curiosísimo ménage à trois entre arquitectos y proyectos tan dispares. Para empezar (lo dice Rowan Moore, que conste) no se entiende que al arquitecto minimalista por antonomasia se le encargue la remodelación interior de un edificio que casa poco con su ideario arquitectónico. Imaginamos a Pawson (el asceta de las formas, el arquitecto que por no quebrar el ethos minimalista de su casa en Notting Hill se niega a poner ninguna pegatina precautoria sobre el casi imperceptible cristal que separa la cocina del jardín que evite, como al parecer ya ha pasado, que alguno de sus invitados se deje los piños contra el vidrio), sufriendo vértigos al contemplar el paraboloide de marras. ¿No hubiera sido más apropiado que fuera OMA, mucho más ducho en arquitecturas parlantes el estudio que acabara lo que empezó en el exterior (y que a su vez Pawson diseñara los bloques de viviendas)? El resultado, según el crítico de The Guardian, es una desconexión entre el interior y el exterior, como si Pawson hubiera querido minimizar las extravagancias del añejo edificio a base de cantidades industriales de roble con los que ha forrado el museo y líneas rectas perfectamente simétricas (aunque es cierto que se da protagonismo al techo y sus portentosas formas en el atrio). Moore también se cuestiona si la sobria y elegante madera del interior casará bien con un museo que tendrá que plantear exposiciones rompedoras por su propia razón de ser o expondrá objetos como una Vespa o un kaláshnikov.

De Chirico en Londres
Por fuera la combinación de edificios no deja de resultar también algo chirriante. Las fotos me recuerdan a los cuadros de Giorgio de Chirico, con ese ambiente gélido entre absurdo y surreal. ¿Un museo público (y de diseño) al lado de viviendas de gran lujo donde se busca la máxima privacidad? Al final todo cuadra gracias al encomiable pragmatismo inglés, del que esta actuación es interesante parábola: los pisazos pagan la rehabilitación del edificio protegido (principalmente a causa del paraboloide, otras partes del mismo han sido demolidas sin miramientos para dejar sitio a los bloques de apartamentos), Sudjic hace la ola, los promotores ponen pica en Flandes y se lo llevan crudo, y aquí paz y después gloria. Rubricando el acuerdo, en 2012 se enterró aquí una cápsula del tiempo en la que se invitó a varias celebridades británicas y arquitectos implicados (Terence Conran, el fundador del primer Museo de Diseño londinense, Pawson, Hadid, de Graaf, Foster y Cecil Balmond) a aportar algún objeto. Lo que daría por saber lo que puso cada uno...

Pawson, en trance








No hay comentarios:

Publicar un comentario