domingo, 15 de diciembre de 2013

Caníbales vegetarianos



Anatxu Zabalbeascoa dedica un reciente artículo en El País al futuro Museo de Arte, Arquitectura y Diseño que se construirá en el Paseo de las Artes madrileño. Al parecer no se sabe muy bien que mostrará porque los arquitectos no han participado en el proyecto en absoluto, de hecho hay en marcha la creación de otro museo de arquitectura, ese sí, oficial, con distintas sedes (la de Madrid se alojará en el Matadero). Su arquitecto es el argentino Emilio Ambasz que no me sonaba de nada hasta que me he puesto a guglearle y me he topado con la  famosilla Casa del Retiro Espiritual, una ¿casa? en el campo andaluz tan bella y fotogénica como inútil y peligrosa (ay esa escalera sin pasamanos...). Volviendo a Madrid el argentino pretende levantar un edificio con fachadas vegetales, recurso repetitivo si tenemos en cuenta que el cercano Caixafórum (unos números más allá en la misma acera) ya incorpora un jardín vertical de Patrick Blanc. Zabalbeascoa presenta algunos pros (aportados únicamente por el ayuntamiento, defensor a ultranza del proyecto) y muchos contras (expresados por una nutrida representación de arquitectos y críticos).  Destacan por enjundiosos los comentarios de Miguel Ángel Díaz Camacho, presidente de ASA (Asociación Arquitectura y Sostenibilidad, que incluye más de 400 socios entre los que se incluyen un buen número de Colegios oficiales de arquitectos): “Pensar que la demolición de un edificio histórico y la construcción de uno nuevo de superficie similar es una operación respetuosa con el medioambiente, por el mero hecho de presentar dos fachadas vegetales, supone un error conceptual tan grave como agarrarse de las orejas para no caerse”, explica gráficamente. Díaz Camacho considera “el urbanismo a la carta del ayuntamiento y su apuesta por el icono, la piqueta y el pelotazo” una suerte de “canibalismo urbano”."

Para que veas que todo depende del color del cristal con el que se mire, no hace mucho, también en El País, se publicaba un artículo mucho más laudatorio hacia el edificio (compárese su titular, Ambasz celebra la arquitectura con un nuevo museo frente al Prado con el de Zabalbeascoa, Un intruso en el paseo de las Artes). Para su autor, Bruno García Gallo, el edificio que habrá que demoler es tan solo un "edificio cadáver" sin interés, y recoge algunas perlas del arquitecto: "[el museo] honrará aquellas obras y objetos que mueven el corazón, no aquellas que son sólo sostenibles y prácticas" (?) y hablando sobre su interior, señala que carecerá de luz natural "como debe ser en un museo" (?!). García Gallo acaba su artículo con un entregadísimo "Gracias, maestro".

Si puedo opinar (como aficionado) diría que me sorprende la defensa (algo panfletaria) que hace Díaz Camacho de un edificio ¿histórico? tan rematadamente feo como el que ocupa ahora el solar donde se ubicaría el museo (ahí estoy con el segundo artículo, lo veo con frecuencia, y la verdad, no consigo verle la gracia), pero es cierto que aún me sorprende más que en un lugar tan sensible se vaya a poner un edificio elegido a dedo porque vaya a salirnos gratis, cuando resulta que Ambasz ha prometido poner 4,5 millones de su bolsillo (que podrían llegar a 10) para construirlo, cantidad que parece bastante ridícula teniendo en cuenta que el Caixafórum costó 60. O sea, que al final el ayuntamiento acabará teniendo que rascarse su ajado bolsillo. Y lo que es peor, ya deberíamos haber aprendido que construir un edificio de estas características sin saber muy bien cómo llenarlo es gestar un zombie arquitectónico, por muy exquisito que supuestamente sea. Así que igual acabamos simplemente cambiando un cadáver por otro.

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