sábado, 28 de septiembre de 2013

El abrazo del oso


Así luce la hoy estrenada sala Sackler Serpentine, en el Hyde Park londinense, de Zaha Hadid como habrás adivinado. Qué distinta de la sobria, casi invisible intervención en el Castillo de Astley del estudio Witherford Watson Mann, recién ganadora del Stirling. Zaha es mucha Zaha y como decía hace poco en una entrevista, ella no hace pequeños edificios monos, a ella lo que le va es la marcha. Los comentarios en la prensa son variopintos, desde los más o menos positivos asemejando el anexo construido al lado de un antiguo polvorín de clásicas formas a una carpa de boda o a un suflé modernista (y sus columnas interiores a los taconazos de un zapato de Prada) hasta los críticos más cañeros como Ellis Woodman para The Telegraph que hablan de una estructura "agresiva y banal" que se desparrama sobre el sobrio edificio de principios del XIX en forma de abrazo no solicitado: "¿Un gesto amistoso? Más bien me recuerda al sonriente gángster que echa un brazo sobre el hombro de su ansiosa víctima momentos antes de que las cosas se pongan feas". A mí me sugiere, una vez más, las formas blandas de Dalí. 17 millones de euros ha costado, el wow factor es lo que tiene.

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