martes, 13 de agosto de 2013

Esta casa es una ruina


Esta ha sido una de mis lecturas (más bien visonados) del verano: el libro con video sobre la casa en Burdeos de Rem Koolhaas realizado por Ila Bêka y Louise Lemoine dentro de la serie Living Architectures que según los autores pretende una visión distinta (mordaz e iconoclasta) de la arquitectura. Genial, oye, caña al mono que es de goma: hemos puesto en un sinfín de altares a los starchitects y así nos ha ido. Toca (tocaba, la labor ya está hecha) desacralizarlos y hacerles pisar tierra firme. Fango incluso. A tal fin se dedican con ahínco los autores que, lejos de hacer el típico video o reportaje fotográfico en el que los edificios aparecen impolutos y artificiales, apenas sin personas (y si aparecen parecen maniquíes de escaparate), han tomado como cicerone a Guadalupe Acedo, limpiadora de la casa de Burdeos, y han dejado que un día de su habitual jornada sea hilo conductor que vertebre el video. El resultado: un original trabajo que nos muestra los entresijos de una casa venerada por entendidos y fans de la arquitectura diseñada específicamente para un hombre inválido (una enorme habitación-plataforma elevadora que comunica todos los niveles de la casa es su tecnológico corazón), que a los cuatro años de su construcción (1998) fue incluida en el listado del Patrimonio francés. Pero ¿cómo es en la intimidad esta casa-monumento (housument o monuhouse lo llaman los autores) con su extraña estructura de vigas al aire que recuerda a las casas de Neutra? Pues está llena de insospechados y terribles secretos que la señora Acedo nos irá desentrañando...

Ya hemos hablado de los pros de tal planteamiento. ¿Hay contras?  Pues sí. Es un libro y video para entendidos en la materia (prácticamente no se explica qué pinta semejante montacargas en el medio de la casa, Guadalupe hace una brevísima referencia al dueño; no hay tampoco en el libro explicación sobre su razón de ser o una reseña sobre las características de la casa), y es tal el afán de cinéma vérité que vemos con más claridad las espaldas de Guadalupe (la cámara le sigue fatigosamente a todas partes) que la casa en sí. El video está muy sesgado, se centra en exclusiva en los penosos achaques de la casa, que realmente claman al cielo (cuando llueve surgen innumerables goteras, el mecanismo de la plataforma da problemas, los enormes cristales que cubren las fachadas se agrietan...), con momentos realmente cómicos (como Guadalupe subiendo con todo su instrumental por una estrecha escalera de caracol que parece diseñada para que sus usuarios se rompan la crisma varias veces al año o los esfuerzos de los encargados de limpiar los cristales para hacer su difícil labor): es obvio que para la heroica limpiadora (que no obstante siempre mantiene una diplomática distancia) la casa es una merde. La opinión de Koolhaas está presente (el video incluye un extra en el que el arquitecto se explica, bueno, es un decir, con esa capacidad que Dios le ha dado para la abstracción teórica se escapa como era previsible por la tangente), pero me hubiera gustado conocer también el punto de vista de la esposa, viuda ya, (el dueño falleció) que sigue viviendo allí. Sólo aparece en el epílogo del video, corriendo las interminables cortinas y apagando paulatinamente las luces de la casa cual espectro en la noche. Máquina disfuncional y sin sentido una vez que la persona para la que fue diseñada no la ocupa ¿Por qué no la vende? ¿Qué le hace continuar allí? ¿Se ha convertido en una suerte de mausoleo que guarda la memoria de su compañero? ¿Cómo se diseñó? ¿Cómo querían que fuera la casa? ¿Qué aportó o cambió Koolhaas con respecto a la idea original de la pareja? etc etc etc. Toda arquitectura enmarca una historia humana, y aquí nos la hemos perdido. En su lugar, el libro se extiende nada menos que 21 páginas en una entrevista a Bêka y Lemoine donde explican, casi a nivel metafísico, las razones de su proyecto (por cierto, en su web tienes un tráiler del video).

Encuentro en Del tirador a la ciudad una cita de un pequeño ensayo de Siza (Vivir una casa) que nos viene al pelo: “La idea que tengo de una casa es la de una máquina complicada en la que cada día se avería algo: bombilla, grifo, desagüe, cerradura, enchufe (…) Los cajones se atascan, se rompen las alfombras (…) Todas las camisas, calcetines, pañuelos… yacen rotos junto a la tabla de planchar cuya tela de protección presenta un aspecto lamentable. Vivir en una casa es un trabajo a jornada completa. Su dueño es al mismo tiempo bombero de guardia, enfermero y socorrista: domina todas las artes”. Al final la casa se convierte en otro miembro de la familia al que queremos a pesar de sus defectos y manías y al que cuidamos cuando enferma.

Y acabo con otra cita del último Delirio bajo control de Carlos Marzal para la revista Descubrir el Arte. El poeta, al hilo de la silla Zigzag de Rietveld, que presume, con razón, incomodísima, elabora un irónico texto en el que critica esos muebles diseñados para todo menos para ser cómodos. Sin embargo deja escapar una idea que quizá justifique algunas de las extravagancias con las que arquitectos y diseñadores nos castigan: "La humanidad ha progresado por su empeño en no rendirse a lo evidente, por su apetito de aventura, por su desprecio al sentido común".





2 comentarios:

  1. ...Ila Beka es un hombre, no digas eso de " las autoras", porque más bien es los autores.

    Saludos

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  2. Gracias! No tenía ni idea, el nombre me pareció de mujer. Voy a corregirlo.

    Un saludo

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