miércoles, 19 de junio de 2013

Cadáveres exquisitos


Arquitectura Viva dedica su último número al surrealismo, toda una sorpresa en una publicación habitualmente tan racionalista. Bienvenido sea el despendole. Esa ebriedad dionisíaca permanentemente presente en nuestra cultura, como nos describe el surrealismo Luis Fernández-Galiano en el editorial, ha tocado la arquitectura y así se nos muestra con jugosos ejemplos (Koolhaas, cómo no, es uno de los más destacados exponentes). te presenta hoy un follow-up (chusco, en nuestra línea) del tema.

Prueba #1: El Centro Sharp de Diseño en el complejo universitario de Toronto (al fondo la torre CN) de Will Alsop, el bad boy de la arquitectura británica:


 ¿Podría ser esto lo que los surrealistas llamaban cadáver exquisito? ¿Y qué es eso? Fernández-Galiano lo define como ensamble azaroso de elementos disímiles o una colisión de volúmenes heteróclitos. Cito ahora a Eduardo Prieto, el arquitecto-filósofo (heteróclito per se), presente con un enjundioso artículo en la revista: "En sus collages, frottages, assemblages y otras técnicas inspiradas en el automatismo inconsciente, los surrealistas habían descubierto que la aproximación de dos o más elementos aparentemente extraños entre sí, situados en un plano ajeno a todos ellos, provocaba un impacto poético intenso. El modelo lo habría establecido el Conde de Lautréamont quien, en sus Cantos de Maldoror había descrito la belleza de un adolescente como el "encuentro fortuito de una máquina de coser y un paraguas sobre la mesa de disección"'.  Alsop coloca un poderoso paralelepípedo pixelado sobre un edificio convencional de ladrillo alzándolo con soportes metálicos (originalmente diseñados como tuberías de gas) y ya tenemos un posible cadáver exquisito arquitectónico. Impacto lo que se dice poético no me provoca, la verdad, (más bien me mueve a la risa), pero será que estoy ya muy aburguesado.

Prueba #2: Proyecto de museo en Cagliari (Italia) de Zaha Hadid:


¿A que parece la versión arquitectónica de un cuadro de Dalí? Hadid siempre alude a Malevich como inspiración, pero sus típicas formas neumáticas y flácidas remiten mucho más al pintor catalán. Te pongo otra cita de Prieto: "Dalí no tendría ningún seguidor confeso entre los arquitectos, pero la posibilidad de una tectónica orgánica, sensual,  acaso también femenina y susceptible de "solidificar los deseos" ha formado parte desde entonces del programa de muchos de los que han combatido o se han resistido a la modernidad funcionalista".

Prueba #3: La plaza de Castilla (Madrid):


 Nuestra tesis es que esta es la plaza más surrealista de España. Fíjate: para empezar, nos encontramos con el monumento a Calvo Sotelo, inaugurado por Franco en 1960, en el que destaca una suerte de proa que se eleva ante un mar inexistente. Detrás, las torres KIO (aka Puerta de Europa), diseñadas por Philip Johnson y John Burgee inspirándose en un dibujo de Rodchenko, devenidas en monumento al fraude (la corrupción ya  mantuvo su construcción pendiente de un hilo en los 90, por entonces recibía el festivo nombre de la cultura del pelotazo, y su elección como sede de Bankia hizo el resto). En tercer lugar el obelisco dorado de Calatrava, dialogando a palos con la terminación plateada de las torres, regalo de Caja Madrid a la ciudad para celebrar el tercer centenario de la entidad (poco después, ironías de la vida, la ciudad, el país y la Unión Europea tuvieron que regalar al banco miles de millones de euros para que no se hundiera), monumento cinético que sólo se movió el primer día (nosotros recogimos el histórico momento). Detrás de él, la Torre Caja Madrid dentro del complejo de las Cuatro Torres, diseñada por Norman Foster con un metafórico vano superior premonitorio del monumental agujero financiero de la entidad.  Hoy duerme el sueño de los justos ya que la entidad no ha realizado aún (ni creemos que vaya a hacerlo ya) la mudanza desde su torre KIO. En fin, tal profusión de artefactos disfuncionales y heteróclitos, monstruoso muestrario, freak parade de nuestra convulsa historia financiera reciente, conforma un cadáver exquisito de primer orden: el barco varado, el juguete roto, el zombie de 700 millones, la Torre Inclinada de Blesa (en fin, otros aparentemente mucho más perfectos y refractarios a lo heteróclito tienen esqueletos en el armario mucho más horrendos). Y es que, como dice don Luis, aquí nos va la marcha surrealista.

Por cierto que el otro día veíamos en la prensa al catedrático de proyectos y académico de San Fernando en la multitudinaria foto hecha el 13 a las 13:13 en el COAM en contra de la Ley de Servicios Profesionales, lo que les faltaba  a los arquitectos. Sólo soy capaz de distinguir a Fernández-Galiano, a su lado Fuensanta Nieto (creo) y cerca Ricardo Aroca (más fácil de identificar). ¿Acabará siendo la arquitectura otro cadáver exquisito en su sentido más literal? (Pues claro que no).

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