jueves, 9 de agosto de 2012

Las tripas de Oporto



Eduardo Souto de Moura es un tripeiro. Así se llama a los oriundos de Oporto desde que en el siglo XV aprovisionaron a la flota de Enrique el Navegante (que invadiría Ceuta y daría comienzo a las exploraciones portuguesas de ultramar) con todo su ganado quedándose únicamente con las tripas, las piezas de menor valor. Souto de Moura, quizá haciendo gala de dicho apodo, ha cultivado un orondo abdomen que recuerda a  aquella película de Greenaway El vientre del arquitecto que a su vez ha dado nombre al interesante blog, por cierto portugués, A barriga de um arquitecto. En el congreso Arquitectura: Lo común debatía Souto junto a Moneo y podíamos verle también lucir, aparte de su contundente físico, un carácter campechano, espontáneo y con una notable retranca que contrastaba con el discurso pausado y profundo del navarro.
Con tales antecedentes sorprende la arquitectura que realiza el portuense. Es racionalista, miesiana, minimalista, discreta (aunque no llega a ser tan sosa como la de Siza, su compatriota tripeiro y maestro), aquí lo podemos ver en una estación del metro de Oporto, diseño suyo en su totalidad, en la que de manera excepcional vemos incluir la línea curva -Souto prefiere las rectas- en los enormes lucernarios que lucen un también inusual color pistacho.
Se comentó en el congreso pamplonica que la ciudad había hecho suyo el metro, cuidándolo hasta tal punto (es cierto) de que no hay pintadas, algo similar a lo que sucede con el metro bilbaíno de Foster.  Souto ha dado vida a las tripas de Oporto.

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