viernes, 24 de junio de 2011

El arquitecto prestidigitador



"No me considero un prestidigitador, pero trato de crear un espacio que no sea legible, un espacio que sería la prolongación mental de lo que se ve . Este espacio de seducción, este espacio virtual de ilusión, está fundado sobre estrategias precisas, estrategias que son a menudo de desvío.(...) ¿Qué pasa si salgo de estos límites? ¿Si digo que el edificio no se encuentra entre el observador y el horizonte sino que está inscrito en el horizonte? A partir de ahí ¿qué pasa si pierde su materia? La desmaterialización es una noción que debe interesarte.(...) Al mismo tiempo juego con la noción de espacio virtual, en el sentido de la prestidigitación, porque el espacio y la arquitectura son algo de lo que se toma conciencia por los ojos. En un edificio como el de la fundación Cartier -donde mezclo voluntariamente imagen real e imagen virtual-, eso significa que en el mismo plano no sé nunca si veo la imagen virtual o la imagen real. Si observo la fachada, como es más grande que el edificio, no sé si veo el reflejo del cielo o el cielo en transparencia... Si luego observo el árbol a través de los tres planos vidriados, nunca sé si veo el árbol en transparencia, delante, detrás o el reflejo del árbol.(...) Son juegos.(...) Para el arquitecto son medios de crear un espacio virtual o un espacio mental, es una forma de engañar a los sentidos, y es sobre todo una forma de conservar un territorio de desestabilización". (Jean Nouvel en Los objetos singulares. Arquitectura y Filosofía, J. Baudrillard, J. Nouvel).

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