El sábado pasado se inauguraba el nuevo Museo de la Acrópolis en Atenas, un proyecto que lanzó hace ya veinte años Melina Mercouri y cuyo objetivo es recuperar para Grecia los frisos de la Acrópolis que se conservan en el British Museum. Los "mármoles Elgin" se llevaron a Londres con la excusa de que estarían allí mejor preservados que en Atenas, por lo que el nuevo museo intenta precisamente dejar sin justificación dicho expolio. El museo, integrado de manera bastante forzada en un denso tejido urbano, ha tenido no pocos detractores (se han tenido que derribar inmuebles y han peligrado incluso edificios modernistas de gran valor, como el del famoso músico Vangelis) pero finalmente ha sido concluído probablemente por las importantes implicaciones nacionales (y nacionalistas) del proyecto. Sustituirá al vetusto museo subterráneo que existía en la propia Acrópolis (ya se están bajando las piezas utilizando enormes grúas) cuya superficie era diez veces menor. Su arquitecto es el suizo-norteamericano Bernard Tschumi y quizá su mejor logro es el moderno interior con impresionantes vistas de la Acrópolis.
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