domingo, 16 de abril de 2023

Marcos (2)

 


Seguimos con preguntas, qué cansino. ¿Reconoces este dibujo? Pues sí, es la no-ventana de Le Corbusier en la casa de su madre que comentábamos en la entrada anterior. Sí, la que enmarcaba de manera teatral un bello paisaje suizo poniéndolo en valor (mira, léete la entrada y te enteras mejor). ¿Y sabes quién se autorretrata dibujándola? Pues el mismo arquitecto, consumado dibujante, del edificio que te traía en dicha entrada (Siza, obvio) y del que te subiré alguna foto más hoy. Igual estás pensando que estaba todo preparado, pero para qué te voy a mentir, es puro fruto de la serendipia, si me permites la pedantez. Resulta que a la vuelta de las vacaciones acompañé a mi hija a devolver un libro en la biblioteca del barrio y mientras ella elegía otro yo me di una vuelta a ver qué me encontraba (en esta misma biblioteca por cierto es donde hallé el primer libro de arquitectura que leí, uno sobre Ando). Y de pronto me veo un añejo libro con una anodina cubierta gris (y una no menos descorazonadora fotografía) de nombre Álvaro Siza. Obras e Projectos. El título, como ves, en la misma línea insustancial. La última vez que había sido prestado fue en mayo de 2019, o sea que llevaba durmiendo el sueño de los justos cuatro años casi completos (el hecho de que esté escrito en portugués tampoco lo habrá hecho muy popular imagino). A punto estuve de dejarlo en aquel anaquel para que siguiera su plácido descanso pero finalmente me lo llevé (bien hecho). Tienes una copia (usada) a la venta en Amazon por 250 dólares. 


El libro está editado por la Câmara Municipal de Matosinhos (el pueblo cercano a Oporto donde nació Siza) y el Centro Galego de Arte Contemporánea, sito por cierto en un edificio diseñado por el arquitecto portugués en Santiago. Es el catálogo de una exposición celebrada en 1996 y comisariada por entre otros Carlos Cantanheira, quien también le hace una entrevista para el libro, el nombre te sonará porque ha colaborado con Siza en sus recientes proyectos asiáticos. Contiene interesantes textos (el primero de William J.R. Curtis, curtido crítico), dibujos del arquitecto y fotos y descripciones de sus proyectos. 

Curtis hace interesantes comentarios de la obra del portugués que valen también para el proyecto que te he traído en foto aunque sea diez años posterior, la bodega Adega Mayor en Campo Maior, ciudad del Alentejo muy cercana a la Raia, la que dicen es la más antigua frontera de Europa. Comenta el crítico que la arquitectura del portugués "es a veces conducida por una ironía melancólica", que encuentra una fuente directa de inspiración en la tensión entre la antigua sabiduría vernácula y la modernización cosmopolita de la ciudad. Los edificios de Siza, prosigue, son en realidad "campos de espacio y luz que fueron insertados en la topografía", "esplanadas de acontecimientos donde perspectivas e interiores se juntan", y realiza una singular analogía en imágenes entre las plantas de Leça da Palmeira, Taliesin West y una pintura cubista de Picasso. El propio Siza habla de la "severamente controlada sensualidade das formas geométricas". En una antología de 28 textos propios, Siza, ya hablando por sí mismo, nos ofrece más comentarios jugosos. El que más me ha llamado la atención es este, escrito en 1986, en el que que parece presagiar la bodega alentejana: "Me gustaría construir en terreno abierto, en la Pampa, o en Macao, sobre los terraplenes, donde no se hable ya de centro o de periferia. Pero hay una sola caja para cada uno en estos prudentes muebles de cajas rigurosamente dimensionadas, donde mal cabe un paralelepípedo de cemento". Se da además la circunstancia de que aterros (terraplén) también puede referirise a vertedero, que es donde en realidad se asienta la bodega, un montículo artificial sellado e inútil como tierra de cultivo. Siza pudo al fin construir en Campo Maior su paralelepípedo libre, de nada menos 120 por 40 metros. También tiene su enjundia otro comentario en el que señala que le gusta diseñar en los cafés. ¿Será por eso que Rui Nabeiro, dueño de la empresa cafetera más importante de Portugal (Delta Cafés), le encargó la bodega, también perteneciente a su grupo empresarial? Nabeiro, que empezó pasando café de contrabando a España con 13 años, es oriundo de Campo Maior y nunca ha querido marcharse ni vender su empresa, fundada en 1961, aunque grandes consorcios como Nescafé o Kraft mostraron interés en adquirirla. Casi un tercio de los habitantes de la ciudad alentejana trabajan en alguna de sus 23 empresas que abarcan variopintos sectores y donde se cuidan especialmente las condiciones laborales de los trabajadores. De hecho es la única localidad de la zona que no ha perdido habitantes; Nabeiro tiene hasta estatua allí, donde fue alcalde en varias ocasiones. Decir por último que nuestro local hero falleció hace apenas un mes. 

Nos despedimos ya con una última cita (de Siza, claro): "E então reinam as cosas e as pessoas que se agitan de mais (é estranho que de un discurso deva resultar o silêncio, no sentido de serenidade o de disponibilidade -mas assim é)". Si tienes curiosidad por el libro, está en la madrileña biblioteca Elena Fortún.




viernes, 7 de abril de 2023

Marcos

 


Seguimos juguetones. A ver si me adivinas qué es esto. Parece querer enmarcar un paisaje de verdor inaudito y nos recuerda a esa ventana absurda en un muro no menos innecesario que Le Corbusier diseñó en la casa para su madre junto al lago Léman. El bello paisaje se extendía poderoso frente a la casa pero al enmarcarlo se le daba un valor casi escenográfico. Hernández Correa lo explica mucho mejor en su blog: Las montañas y el lago suizos "lo presiden todo y llega un momento en que se hacen invisibles para los habitantes de esa zona. ¿Cómo volver a darles interés? Tapándolos; y, una vez tapados, abriendo un agujero que permita mirarlos. Ya no es ver, sino mirar. Ya no es recibir pasivamente el paisaje en los ojos, sino buscarlo con la mirada, que es una cosa muy distinta". Tienes la entrada completa aquí. También puede recordar a Neutra, que igualmente gustaba de teatralizar las áridas vistas desde sus casas californianas con, no sé cómo llamarlo, una especie de pórticos que podían actuar de solemnes marcos, así en la casa Chuey. Límites porosos como las tierras mestizas donde se enclava nuestro edificio. 

Ahora diremos lo evidente, que la arquitectura enmarca nuestras vidas. Y no solo paisajes heroicos como los que aquí presentamos, sino también los cotidianos y por tanto más importantes, como nos recuerda Santiago de Molina en su último libro, La arquitectura de las pequeñas cosas, que estos días de asueto por estas acogedoras tierras leo con absoluto deleite, no solo por su esclarecedor contenido sino también por sus abundantes muestras de amor por el lenguaje, sorprendente quizá para algunos en un no-filólogo (ahí estuvo Fernández-Galiano en el congreso gaditano de la RAE). Te pongo muestra y me despido, que estoy haciendo la entrada con el móvil y esto no da para más: "Reducir la franja de la vida y la arquitectura a una zona donde no haya aparentemente lugar para "lo sublime" puede suponer para muchos una pérdida. Pero ¿quién ha dicho que no sean precisamente esas profundas llanuras de lo cotidiano las que hacen posibles otros paisajes? ¿ Quién ha dicho que no haya posibilidades de encontrar nuevos y refrescantes manantiales de sensibilidad bajo lo cotidiano? "