Mecanoo tienen su estudio primero en Delft. Aquí hace pocos
años concluyeron la nueva estación de la localidad, un voluminoso edificio de
tejados zigzagueantes que aloja también el ayuntamiento de la ciudad azul y
naranja. Azul por la típica porcelana local que le otorga singularidad en el
reñido márketing turístico y naranja por ser el lugar desde donde Guillermo de
Orange dirigió los primeros embates de la lucha por la independencia de los
Países Bajos, aquí además fue asesinado y está enterrado junto a otros miembros
de la nueva dinastía. El techo de la estación, haciendo gala de su vocación de
servicio al municipio, está surcado de listones que llevan serigrafiados el
mapa de la ciudad. Ya que estamos, diremos también que en Delft nació y vivió
toda su vida el pintor Johannes Vermeer, y también de aquí es Antonie van
Leeuwenhoek, el padre de la microbiología, que descubrió utilizando unos
sencillos microscopios que él mismo elaboraba.
En la muy bella ciudad el estudio, fundado por Francine M.J.
Houben en 1984, construyó también la biblioteca de la universidad, la famosa TU
Delft, dedicada al estudio de diferentes disciplinas tecnológicas. Su forma es
verdaderamente original. Un inusitado cono ciego, donde se instalan varias
zonas de estudio bajo un imponente lucernario, atraviesa una extensa cubierta
en forma de ladera accesible bajo la cual se instalan la biblioteca, despachos y demás
dependencias (video aquí). Desconocemos la razón por la que Mecanoo eligieron esta curiosa
forma para la biblioteca. Urge idear un relato para este cono inconexo. Y aquí
estamos nosotros para ello, descuida. Primero pensamos si el icono cónico
podría ser un símbolo tecnológico, una suerte de flecha o cohete que apuntara
al infinito y más allá. Luego si podría tratarse de una suerte de nostalgia
por la montaña en un país de horizontalidad tan recalcitrante. Ninguna de estas
paridas nos convencía realmente, por lo que, forzando un poco la máquina
narrativa, hemos elaborado otra propuesta, acaso tan parida como las previas
(atentos, queridos niños, porque de esta guisa se conducen muchos en nuestra
sociedad postodo: hacen lo que les sale, que ya se creará el relato
pertinente para justificarlo). La articulo en párrafo aparte y todo.
Aquí está el estudio de Mecanoo |
Mecanoo tienen en España el palacio de justicia de Córdoba y la Llotja de Lérida. Fijémonos brevemente en la segunda, un macizo auditorio con generosos voladizos y formas alienígenas. Una vez más desconocemos las razones para formas tan sorprendentes, pero también tenemos aquí una teoría (tengo el día fantástico), y es que nos recuerda al edificio Aula de la universidad de Delft que se sitúa justo al lado del cono, concluido por Van der Broek y Bakema en 1966. Gracias a su brutalismo exacerbado y sus contundentes voladizos, el también auditorio es conocido como “el OVNI” en la universidad. La Llotja podría ser un homenaje de Mecanoo a los veteranos arquitectos que también fueron por cierto profesores de la TU.
Concluimos ya con un par de meditaciones, permíteme que insista, sobre el cono. La verdad es que se trata de una figura geométrica interesante, piénsalo por un momento. Un vértice central (en la biblioteca de Mecanoo al aire, para que se vea bien) que es capaz de aglutinar la convergencia de un innumerable número de puntos distintos arracimados en torno a una circunferencia. Pero por favor, el cono, en medio de nuestra complejidad posmoderna, es el invento del siglo. Claro que viendo la enconada situación política de los países mediterráneos, me da que el cono debe ser un invento nórdico. Acabo ahora sí con una cita de José María Lassalle que, en un artículo para El País de nombre Nueva centralidad, decía ayer mismo: "Una nueva centralidad se dibuja en Europa y quizá, también en España. Un centro que ya no es una simple equidistancia entre polos, sino el resultado de un equilibrio dentro de un sistema de ecuaciones lineales que contienen diversas incógnitas y planos que interseccionan líneas contradictorias dentro de una matriz con un único punto en común (...). Para verlo hace falta cambiar el chip visual. Proyectar una mirada que agregue perspectivas que permitan dibujar un mapa amórfico en donde surjan las intensidades que definen, también, la nueva política. Esto exige cohonestar en tiempo real una pluralidad de conjuntos de proximidad que interseccionan un centro donde se negocian intereses aparentemente irreconciliables. Un centro que está sujeto a la interacción hostil que plantean sobre él los vectores de radicalidad que tienen la vocación de anularlo para asfixiarlo y hacerlo colapsar políticamente (....). [Es necesaria] una coalición del siglo XXI que tiene la responsabilidad de definir el centro que gane definitivamente la batalla frente a la radicalidad de los extremos que la hostigan. De su éxito depende el futuro de Europa y de la democracia”.
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