lunes, 2 de mayo de 2016

Lobotomías

¡Que vivan los novios! (¿Fisac? No, Snøhetta)
Snøhetta la han liado parda en San Francisco con la ampliación del SFMOMA. Quién se iba a imaginar que un estudio que ha levantado formas tan rotundas y potentes como la Biblioteca de Alejandría, la Ópera de Oslo, el Museo conmemorativo del 11-S o el hotel en las islas Lofoten (un maelstrom arquitectónico ya en construcción), se iban a descolgar con este cimbreante pastel de bodas que hace aguas por todas partes (si Aizpurúa levantara la cabeza). Lo mismo es un homenaje a Fisac, el maestro del hormigón blando, o a Pallasmaa, siempre a vueltas con lo háptico, pues no me digas que semejante piel (realizada con un polímero reforzado con fibra de vidrio) no invita a ser acariciada, o a Dalí y sus formas blandas (surrealista el edificio es un rato), aunque si hemos de creer a los arquitectos tan solo hace referencia a las ondulantes aguas y a la niebla de la bahía de San Francisco (ya puestos, a mí me recuerda más a los acantilados de Dover).


La ampliación, según Snøhetta:"una integración fluida entre ambas estructuras"
En todo caso no cuadra en un estudio que hace gala en su página web de unos proyectos que son "ejemplos de actitudes antes que de diseños. Son muestras en una serie de análisis contextuales más que obras maestras aisladas. Son asociativos más que simbólicos. Son comentarios más que afirmaciones". Más aislada que esta ampliación, al lado del museo original diseño de Mario Botta (un rígido tótem que también había que echarle de comer aparte), imposible: el encaje entre ambos edificios en nuestra opinión de aficionados no puede ser más desafortunado. En fin, debe haber sido muy difícil plantear una ampliación tan importante (que triplica el espacio del museo) de un edificio tan particular como el de Botta, así que da la sensación que los noruegos se han liado la manta a la cabeza y han planteado un edificio beligerantemente opuesto al que supuestamente tenían que utilizar como referente. Frente a la dureza de las aristas del suizo, líneas flácidas y suaves; frente a las formas precisas, diseño amorfo; frente a colores fuertes, blanco nuclear, y así. Volvamos a la página web de  Snøhetta a ver si descubrimos alguna pista. Comentando este proyecto en concreto, los noruegos apuntan: "Lejos de ser ya un santuario para el objeto artístico volcado hacia el interior, un museo hoy debe comprometerse con las comunidades y condicionantes locales de una manera proactiva". Para mí que le están dando un buen palo al museo de Botta. Lo alucinante viene después: "La nueva ampliación se extiende a lo largo de la parte posterior del edificio diseñado por Mario Botta en 1995, permitiendo una integración fluida ("seamless", dónde he visto ya esta palabra) de las dos estructuras". Juzga tú mismo, pero desde aquí  auguramos unas lunas de hiel (al estilo Polanski) a la nueva pareja arquitectónica...

Neal Benezra, director del SFMOMA (eligió a dedo a los noruegos para la ampliación, al parecer quedó prendado de su Ópera para Oslo), justifica el edificio de manera parecida a los arquitectos: "Queríamos algo mucho más ligero, abierto y transparente que la casa que ya teníamos. Botta nos dio esta presencia grande, muscular e icónica que necesitábamos cuando nos mudamos aquí por primera vez, pero los tiempos han cambiado. Entonces el papel fundamental de un museo era cuidar y proteger el arte, pero en este siglo tiene mucho más que ver con la experiencia del visitante". Lo curioso, como señala Oliver Wainwright, es que al final han levantado un edificio tan autista como el del suizo, cerrado al exterior salvo en las plantas superiores donde unas generosas ventanas y terrazas son disfrutadas en exclusiva por el personal del museo, en las antípodas de Oslo, donde las cubiertas del edificio son de uso público, o del nuevo Whitney de Piano, por citar un ejemplo último. Me pregunto si en lugar de anular el edificio de Botta (Wainwright habla de lobotomización), no se debería directamente haber derribado el museo original y haber levantado un nuevo edificio. Habría mostrado más respeto por el primero.

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