"Una cosa es lo feo y otra lo imperfecto. La imperfección lleva
consigo la falta de complexión o acabamiento pero no necesariamente el
error. No es, al cabo, nada insólito para el arte. El arte discurre
entre la idea original (prevista o sobrevenida), su esbozo y su gloriosa realización.
Ahora mismo el Met Breuer de Nueva York presenta una exposición sobre el caso de la obra no terminada. Puede parecer una morgue de lo que se comenzó y no culminó pero,
visitando en directo sus obras, podría concluirse que lo más atractivo
del romance entre el autor y la obra no se encuentra en la relación
sexual completa sino en el deseo por alcanzarla.(...) Todo artista desea amar (a su obra, a su amante, a su paisaje interior)
tanto como anhela ser amado en su profesión y en su modesta condición
humana. Sin embargo, qué verdad incierta se hace transmitir en la
perfección. Lo incompleto, lo medio acabado, lo imperfecto, llevan al
artista a una exposición más personal. No sería la mera exposición de su
trabajo en el trasunto de la creación. ¿Creación? Está en definitiva es
manos de los dioses, que ni sufren ni padecen. La duda, el dolor, la
vacilación del autor solo se representan vivamente en la obra por
terminar. Con o sin posible solución. En ese intervalo se revelan los
problemas. En ese intervalo que todavía no ha logrado el lustre
reglamentario se transparenta la pugna del autor contra sí mismo, el
lienzo y la Humanidad. O, en definitiva, la exposición del Met Breuer es
más que una exposición de pintura. Muestra al ser humano —artista o no—
que se revela no en el fin mismo sino en la compleja peripecia de la
vida aún sin acabar". (Vicente Verdú,
El encanto de lo incompleto. Foto:
Rehabilitación de la Iglesia de Corbera d´Ebre de Ferran Vizoso, Nuria Bordas y Jordi Garrida, obra seleccionada para la exposición del
Pabellón español de la Bienal de Venecia que con el lema
Unfinished acaba de ganar el León de Oro de la muestra).
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