Aunque, avezado lecteur, es probable que hayas adivinado cuál era el edificio de la foto de la entrada anterior, deja que te ofrezca un par de breves apuntes sobre el mismo y pasamos al de hoy. Sí, se trataba del antiguo hospital de San Sebastián de Badajoz que recientemente ha sido rehabilitado por José María Sánchez García, el arquitecto de Don Benito que ha planteado su intervención como un hecho urbano que devuelva a la ciudad un espacio abandonado a su suerte durante más de veinte años tras cesar como hospital. Un espacio como una ciudad es de hecho el lema del proyecto del extremeño, quien en su presentación, en un ya lejano 2017, señalaba que el renovado inmueble tendría vocación de "ciudad dentro de la ciudad, con pasillos que serán calles y patios que se convertirán en plazas", convirtiéndose en un edificio permeable similar al Palazzo de la Regione de Padua, un bellísimo edificio profundamente integrado en el devenir de la ciudad que Rossi de nuevo utiliza como ejemplo de sus teorías urbanas en La arquitectura de la ciudad. Para ello Sánchez despoja sin miramientos al edificio de falsos techos y particiones levantadas a lo largo de su dilatada historia, recordemos en este punto que fue construido entre 1774 y 1780 por el arquitecto pacense Nicolás de Morales y cerró definitivamente sus puertas como centro hospitalario en 2002. En un primer momento fue cedido a Turespaña para crear un Parador de turismo, pero cuando el proyecto no cuajó la Diputación de Badajoz se hizo cargo del vapuleado inmueble, que sufrió importantes daños y saqueos en los cinco años que pasó en el limbo de Turespaña. Se diseña un programa de usos, se elige a Sánchez y a la constructora que llevará a cabo la reforma (Construcciones y Restauraciones Olivenza, con gran experiencia en rehabilitaciones en Badajoz y la propia Olivenza, donde inició su recorrido profesional en los 60 restaurando la icónica Puerta del Calvario del s. XVII) y en 2020 se da por terminada la obra. En total se han recuperado algo más de 4.000 metros cuadrados, casi un 20% del total de la superficie del edificio y se han cubierto cuatro grandes "plazas" que permitirán su uso todo el año, destacando el Patio de los Pozos que veíamos en la foto que te subía en la entrada anterior. La terminación de todas las superficies interiores en blanco (el hospital era amarillo tanto en sus zonas interiores como en las fachadas, dicho color se mantiene solo en el exterior) y la luz que entra a raudales por los patios cubiertos crean un efecto realmente bello. Sánchez lo explica mejor en su breve intervención durante la ceremonia de inauguración (minuto 14) en la que reivindica la labor arquitectónica y donde podemos además recordar aquellos duros tiempos de mascarilla y profilaxis compulsiva. Precisamente el Covid obligó a un cambio en el planteamiento del uso del nuevo espacio, que en principio iba a estar dirigido a iniciativas privadas. De nuevo la Diputación debe tomar las riendas y propone actividades y eventos que deberá gestionar en su totalidad, diseñando unas atractivas imagen corporativa y página web (a cargo del equipo local Bittacora) gracias a los que el vetusto hospital se convierte en El hospital, Centro Vivo. Muy vivo no lo vimos cuando estuvimos allí, pero tiempo al tiempo.
La cita con la que acompañábamos la pasada entrada nos pareció pertinente por traer a colación el fantástico atrio acristalado de la universidad de Zúrich y también porque el dombenitense tiene importantes contactos con Suiza. Sánchez dio clase en Mendrisio y en la ETH zuriquesa (aunque el atrio que menciona Rossi es de la otra gran universidad de la ciudad, más centrada en estudios sociales y humanísticos), tiene varios proyectos y despacho en el país helvético y consiguió en 2014 el premio de arquitectura del país, con un jurado presidido por Mario Botta. Date una vuelta por su página web y entenderás la razón de dicho premio.
Pero no todo es un camino de rosas en la vida del arquitecto. A veces (a menudo quizás) su trabajo conlleva sinsabores y frustraciones como, seguro, en la obra que te traigo en la foto de la entrada de hoy. También es de Jose María Sánchez, y fue (es) todo un culebrón. Lo dejo para el próximo día si te parece.
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