¿Murcia marciana? |
Prueba 1. La casa extraterrestre.
La primera en la frente. Basta con ver la foto para que me empieces a dar la razón. No me digas que semejante vivienda (La casa de la Mota del Río) en mitad de la huerta no tiene un evidente componente extraterrestre. Es del colectivo Huerta Bizarra, impulsores de una reinvención de la huerta murciana con un contundente ideario que tiene como primer objetivo "Generar un espacio de diseño y ensayo de nuevas oportunidades para el encuentro entre el paisaje huertano y un ciudadano activo, desinhibido y moderno". Ahí queda eso. Y por cierto, esta casa es uno de los 35 proyectos españoles (sin contar los 7 construídos por españoles en el extranjero, entre ellos el Rijksmuseum de Cruz y Ortiz que tiene muchas papeletas para llevarse el gato al agua) seleccionados para el Mies. ¿Sabías que por países, el nuestro es el que ostenta el mayor número de proyectos elegidos para el más prestigioso premio arquitectónico europeo a importante distancia del segundo? A pesar de todo, la arquitectura española sigue marcando músculo.
Prueba 2. El ciberhortus conclusus.
Cielos, me ha parecido ver un androide! |
Prueba 3. Brutalismo elegante.
Toma oxímoron. El brutalismo casi siempre ha estado asociado a futuros distópicos y casi nunca a la elegancia. La torre Hispania lo consigue. Esta grávida pero esbelta edificación de hormigón, que hace raya en pleno centro de Murcia, siempre me llamó la atención. Pero cuando descubrí que fue levantada en 1969 me quedé pasmado. Por diseño y presencia podría pasar perfectamente por una construcción reciente: mientras que otras torres sin duda más modernas que la rodean en la plaza de la Fuensanta o en la Gran Vía del escultor Francisco Salzillo han envejecido prematuramente, por la Hispania nadie diría que han pasado más de cuatro décadas. El árido hormigón, material que, como ya hemos comentado no hace mucho hablando sobre las polémicas torres londinenses de Goldfinger, no ha sido precisamente popular, deviene distinguido en manos de su arquitecto, Antonio Escario, oriundo de Albacete y que ha centrado su vida profesional como arquitecto (y profesor de Proyectos) en Valencia con edificios de contundente verticalidad quizá inspirados por la extrema horizontalidad preñada de abrumadores cielos metafísicos de su Mancha natal. Fabulaciones narrativas aparte, decir que suyos son también el edificio conocido como La Pagoda (la otra, bueno, ya la única) en Valencia, el hotel Bali de Benidorm, el más alto de Europa con sus 186 metros (y el edificio más alto de España hasta que se construyeron las torres del Real Madrid) o la soberbia sede de la OAMI en Alicante. Escario, que hubiera sido piloto como su padre de no ser por un defecto ocular (¿de nuevo la necesidad de trepar al cielo?), sigue vivo y coleando, no hace mucho se definía como un "arquitecto de acción".
Por hoy ya vas servido. ¿Te voy convenciendo de ese componente alienígena presente en la ciudad de Murcia? ¡¿Que aún no?! Bueno, aún me quedan algunos cartuchos (y de calado) en la recámara. Espera y verás.
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