Con el título de "El patrimonio, ni mercancía ni museo", Luis Fernández-Galiano reseña en AV el libro Le patrimoine en questions de Françoise Choay, una antología de textos históricos precedida por una introducción que gira en torno al uso y abuso del patrimonio. Como queda claro en el título de la reseña, la historiadora y profesora de la universidad de París denuncia en palabras de Fernández-Galiano "la mercantilización universal del patrimonio, entregado al consumo del turismo de masas (...) y la ‘museificación’ de las arquitecturas del pasado, transformadas en parques temáticos sin otro uso que el recreativo, al servicio de la industria del ocio". Y yo me pregunto: ¿cuál es el problema? Como es obvio el patrimonio pertenece al estado y por tanto a los ciudadanos, que pueden y deberían disfrutar al máximo de dichos bienes, cuya conservación y restauración por cierto pagamos todos con nuestros impuestos. Me pregunto también qué otros usos daría la historiadora al patrimonio, la reseña habla solamente de la defensa de "una utilización ética de las construcciones heredadas para ponerlas al servicio de las nuevas demandas sociales", pero no se especifican. A Françoise, como a mí, lo que en el fondo nos encantaría es poder pasear por el Mont Saint Michel en verano sin tener la sensación de estar en el metro en hora punta, poder ver la Gioconda de cerca y no simplemente atisbarla en la distancia tras la habitual masa hermética de japoneses que parecería que viven allí permanentemente o poder subir al ascensor de la Torre Eiffel sin hacer una cola kilométrica, por poner ejemplos que tocan de cerca a la profesora francesa. Pero pensemos en los beneficios que esa masificación conlleva en términos económicos y culturales. En Gran Bretaña, donde todo se compra y se vende, la cultura y el patrimonio no son excepción. El Castillo de Warwick, una soberbia fortificación cuyos orígenes se remontan a Guillermo el Conquistador (s.XI) fue vendido por sus dueños en los 70 al grupo Tussauds (el del famoso museo de cera londinense) y tras fuertes inversiones en su restauración se abrió al público. Hoy en día pertenece al gigante del entretenimiento temático Merlin, dueño de por ejemplo el London Eye o parques temáticos ingleses de gran éxito. Pagando una entrada nada módica (unos 17 euros) podemos ver un edificio en perfecto estado exterior e interior, donde se reflejan con gran detalle y rigor escenas de la vida en palacio en distintos momentos de su larga historia. Al estado inglés no le cuesta un duro, el patrimonio británico no ha perdido un inmueble histórico y se ofrece a las masas un producto cultural digno. Veamos qué pasa en Grecia, donde el patrimonio se vive como rasgo identitario nacional (recuerdo el rapapolvo que una guía echó a una turista americana que cometió la supuesta frivolidad de posar para una foto ante una de las cariátides expuesta en el extinto museo del Partenón), lo que no impide que el estado haya levantado un caro museo para cuando el British Museum tenga a bien devolver al estado griego los expoliados mármoles de Elgin: tener los mármoles es cuestión de estado,... y de más frívolos turistas con frescas divisas. Ya hablamos también de la tremenda polémica que se montó allí cuando al músico Vangelis se le ocurrió dar un concierto en el templo de Zeus olímpico en 2001 entre los puristas defensores de la inviolabilidad del patrimonio y los progresistas -entre ellos el ministro de cultura griego- que defendían el uso del templo como marco incomparable que sirviera para proyectar la cultura griega en el exterior mediante la grabación de un video que luego se pasaría por un buen número de televisiones públicas del mundo (lee la noticia aquí).
¿Debería haber alternativa a esta masificación interesada de la cultura? ¿Cuál sería? ¿Habría que intentar desviar a las molestas masas a otros espectáculos para dejar el patrimonio en manos de los que realmente entienden de él? Sin duda el libro de Choay dará claves. Nosotros seguimos dando ejemplos. Le toca a España. En nuestro país el patrimonio es muy rico pero hasta hace bien poco apenas valorado. Eso explicaría que un vulgar chorizo como Erik el belga se haya paseado como Pedro por su casa por la geografía nacional robando en iglesias a diestro y siniestro y expoliando a expuertas nuestro patrimonio. Eso también explicaría que en juicio fuera absuelto, que la prensa le soliera tratar con una benevolencia inaudita (siempre defendía que robaba por amor al arte), y que ya jubilado repose de su ajetreada vida de robo, destrozo y fraude en la Costa del Sol, en el mismo país al que ha ultrajado privándole de piezas de valor artístico incalculable. Las autonomías con su incesante lucha por la preponderancia de lo local van cambiando este triste panorama, pero lo que está claro es que si hubiéramos seguido el modelo británico y heleno generando una mercadotecnia y un sentimiento de orgullo hacia todo nuestro patrimonio (no sólo El Escorial y cuatro sitios más) que hubiera atraído hacia él a las masas hoy nuestro patrimonio estaría probablemente intacto. Y es que al final el turismo cultural es un maná que aporta riqueza, que revierte en los bienes patrimoniales permitiendo su mejor protección y conservación y hace que las autoridades locales valoren las piezas artísticas que están a su cargo. Así que, no dejemos al patrimonio solo ante el peligro. Museifiquemos, por favor.
La octogenaria experta arremete también en su libro contra internet. Vuelvo a citar la reseña de Fernández-Galiano:"Al cabo, lo que preocupa más a la profesora emérita francesa es lo que llama revolución electro-telemática, con la promoción de lo virtual en demérito de la relación física del cuerpo con el mundo; la utilización de prótesis cada vez más sofisticadas materializando las anticipaciones de Freud sobre la transformación del hombre en un ‘dios protésico’". Entre mi pierna y una prótesis obviamente prefiero mi pierna, pero entre una prótesis y nada, prefiero la prótesis. Es evidente que si pudiera, me iría este puente a Eindhoven a ver cómo encaja el original De Blob de Fuksas en la ciudad, entraría y saldría de la enorme burbuja cristalina, haría unas fotos, me sentaría en un café cercano a observarlo un poco más de lejos. Al día siguiente me acercaría a pasear por los canales de Amsterdam y me volvería feliz a casa. Como no puedo, he de conformarme con ver las excelentes fotos y comentarios en Designboom, web sin la que para empezar ni me habría enterado de su existencia. Internet ofrece accesibilidad instantánea y universal a toda clase de datos y una indefinida permanencia de la información que ningún erudito debería desdeñar, por muchos riesgos que entrañe.
La positiva democratización de la cultura ha traído una a veces frustrante banalización de la misma, y la irrupción del vil metal en el hecho cultural siguiendo el modelo anglosajón puede que la haya vulgarizado. Pero ¿cuál es la alternativa?
Reseña completa aquí.
viernes, 29 de octubre de 2010
lunes, 25 de octubre de 2010
Fetichismo arquitectónico
Lo flipo. Jamón(eo), jamón(eo). Rafael Moneo, nuestro único Pritzker, nuestro arquiestrella number one ha diseñado nada menos que un estuche jamone(r)o (perdón por las bromitas léxicas, no puedo evitarlo) para una marca de ibéricos de prestigio. Y eso no es lo más increíble, sino que encima le sale un pedazo diseño (la colaboración de su hija Belén, también arquitecta, habrá tenido algo que ver) que parece sacado de los lápices de Syd Mead. "Crisálida" en palabras de Belén, "aguja gótica"(?) en las de su padre, el estuche se las trae ya que es reutilizable: una vez jalado el exquisito contenido puede servir de lámpara gracias a unos leds en su interior y a su exterior translúcido. La lampara-jamonero sale por 3.000 euros, porque él lo vale, pero también han diseñado cajas para salchichón (que igualmente tienen espíritu transformer: se convierten en estuches porta-CDs -!!-) a precios más módicos (algo más de 200). Fotos en eg.com.
Es curioso los extremos a los que llega esta especie de fetichismo arquitectónico. Leo en The Independent una noticia también sorprendente: Le Corbusier diseñó en los 50 la ciudad de Chandigarh en India, donde no sólo construyó unos edificios de gran belleza sino que los dotó de mobiliario e incluso diseñó farolas y hasta tapas de alcantarilla. Pues bien, algún listo local ha ido despistando muebles y demás objetos que mira tú por dónde han aparecido en exclusivas subastas en Europa y EEUU. En Christie´s de Nueva York se subastó una mesa de teca que alcanzó 144.000 dólares y una tapa de alcantarilla con la paloma que diseñó Le Corbusier como símbolo de la ciudad, que llegó a 21.000 (¿la colgará su dueño en el salón de su mansión? Jobar, qué estómago). Artículo completo aquí.
Es curioso los extremos a los que llega esta especie de fetichismo arquitectónico. Leo en The Independent una noticia también sorprendente: Le Corbusier diseñó en los 50 la ciudad de Chandigarh en India, donde no sólo construyó unos edificios de gran belleza sino que los dotó de mobiliario e incluso diseñó farolas y hasta tapas de alcantarilla. Pues bien, algún listo local ha ido despistando muebles y demás objetos que mira tú por dónde han aparecido en exclusivas subastas en Europa y EEUU. En Christie´s de Nueva York se subastó una mesa de teca que alcanzó 144.000 dólares y una tapa de alcantarilla con la paloma que diseñó Le Corbusier como símbolo de la ciudad, que llegó a 21.000 (¿la colgará su dueño en el salón de su mansión? Jobar, qué estómago). Artículo completo aquí.
jueves, 21 de octubre de 2010
Líneas claras
Hace mucho mucho tiempo, cuando Bansky ni siquiera había nacido, Hergé, un famoso dibujante de cómic, creó varios álbumes dedicados a un personaje llamado Tintín. Su estilo, detallista, clásico y muy nítido, recibió el nombre de línea clara. El término podría utilizarse para la escultura e incluso para la arquitectura. Aquí traigo dos ejemplos que casan a la perfección por la nitidez y rotundidad de sus formas aunque uno sea rectilíneo y el otro exhiba curvas: la escultura es La mujer de Coslada de Antonio López recién inaugurada (obsérvese que el título es claro hasta más no poder: se trata de una mujer y está en la localidad de Coslada, en el Corredor del Henares madrileño) y el edificio es el imponente residencial La Rambla (aunque desde aquí sugerimos el nombre alternativo de Homenaje a Chipperfield) de Roberto Tapia y Jorge Calvo, que ostenta dos récords: ser el edificio con más metros cuadrados de placas solares de toda Europa (865) y ser el inmueble más elevado de España (70 metros) levantado con paneles arquitectónicos de hormigón. De todas formas tanta nitidez y claridad tiene un punto soviético que echa un poco para atrás, todo sea dicho. Por cierto que en una entrada anterior atribuíamos el icónico inmueble a ACM (el estudio de Amann, Cánovas y Maruri que junto con M.Lejarraga están revolucionando Cartagena) pero de nuevo nos equivocábamos (es lo que tiene dedicarse a lo último), el de ACM se está construyendo justo al lado (en las fotos pueden verse las grúas) y si los arquitectos no claudican y se ciñen al rénder que aparece en su web, sin duda puede convertirse en uno de los bloques de apartamentos más originales de la Comunidad de Madrid. No sabemos muy bien qué pintan las ovejas del rénder en una ciudad que de ganadera no tiene nada. Nudo logístico, nerve centre de la capital, Coslada con sus casi 90.000 almas es un pujante municipio que vive del cercano aeropuerto y el transporte de mercancías (aloja el llamado Puerto Seco, toma oxímoron). Volviendo al complejo de viviendas de ACM, fíjate en el cartel informativo de la promoción que el ayuntamiento ha colocado:
Pues también clarísimo. Precios más que razonables para una arquitectura última y atractiva, así da gusto (por cierto, las ovejitas han desaparecido de este rénder...).
miércoles, 20 de octubre de 2010
El "efecto Medellín"
Hace poco comentábamos que la últimamente tan denostada arquitectura icónica aún tenía sentido, viendo cómo los rotativos ingleses se aprestaban con ahínco a comparar el nuevo proyecto del museo de Dundee con el Guggenheim bilbaíno (cansados del ubícuo Bilbao effect ya han inventado el término Bilbaoism). Ahora en el blog de Anatxu Zabalbeascoa leemos el interesante relato de cómo el Parque Biblioteca España en Medellín (de Giancarlo Mazzanti, anda, el del colegio de Cartagena de Indias que tanto nos gustó) ayudó a la regeneración de un barrio deprimido de Medellín. Lee también el artículo que escribió Armando Neira para El País cuando se inauguró la biblioteca, en 2007. Como señala el escritor,"la biblioteca no es sólo libros, sino que se convirtió en el epicentro del espacio que irradia optimismo, ganas de vivir".
domingo, 17 de octubre de 2010
Pintura y arquitectura (y viceversa)
En la exposición Made in USA organizada por la Fundación Mapfre con fondos de la Phillips Collection que puede verse actualmente en Madrid tenemos interesantes ejemplos del tratamiento de la arquitectura en la pintura. El primero es el Ranchos Church de la pintora Georgia O´Keefe realizado en 1929. Debajo, la fotografía que Paul Strand hizo de la iglesia de Taos (Nuevo México) dos años después, exactamente con la misma perspectiva que utilizó la pintora. Sorprende en el cuadro de la estadounidense (enamorada de los paisajes de Nuevo México, donde pasó 40 años de su vida y murió a los 98) la fusión entre arquitectura y naturaleza, hasta tal punto que podemos dudar de si se trata de una construcción o una formación rocosa. También llama la atención en el cuadro el aspecto gelatinoso del edificio (hecho de adobe y fundado en 1710), con un punto gehryiano.
Impresionante el cuadro de Edward Bruce (Poder, h. 1933), una imagen idealizada de Nueva York en la que los rascacielos hablan de la potencia económica y política que los Estados Unidos ya eran en los años 30, algo que de todas formas contrasta con el terrible crash económico que el país acababa de sufrir en el 29. Bruce fue hombre de negocios y abogado pero a la crucial edad de 43 años abandonó sus lucrativas profesiones por la pintura tras un viaje iniciático por Italia. Muy a su pesar, la crisis le hizo volver a su antigua profesión. Roosevelt le fichó para organizar una agencia estatal cuya misión sería dar trabajo a artistas en paro en el marco del New Deal. Quizá esos optimistas rayos de sol que iluminan Manhattan sean una metáfora del plan de Roosevelt...
Y llegamos a Approaching a City (Acercándonos a una ciudad) del pintor por excelencia del urbanita alienado: Edward Hopper. Los impersonales bloques de viviendas, el inquietante túnel y los desvaídos colores saludan sin grandes alegrías al viajero que parece entrar en una ciudad vacía y sin alicientes.
El caso contrario (arquitectos que se dejan influir por pintores) también se da. No hace mucho leía en El Mundo una entrevista a Eugenio Aguinaga que completó en 2008 un bloque-manzana en el ensanche de Vallecas en Madrid para cuya fachada el arquitecto de Neguri dice haberse inspirado en Paul Klee (debajo, Untitled de 1914):
Caso más curioso aún es el de Steven Holl. En su proyecto de ampliación del casino de Knokke-Heist (Bélgica) para el que René Magritte realizó un mural en 1953 (The Ship Which Tells the Story to the Mermaid, El barco que cuenta la historia a la sirena), el arquitecto estadounidense ha partido de dicho cuadro para hacer uno de sus descomunales híbridos (el Sail Hybrid) en el que las velas del barco y el cuerpo de la sirena toman dimensiones arquitectónicas:
viernes, 15 de octubre de 2010
Milagros arquitectónicos
Con permiso de las pipas del Tate, recogemos noticia de impacto: el profesor de proyectos de la Politécnica madrileña, Ángel Borrego, hace milagros. Nada menos que reconvierte viviendas sociales de los años 60 en apartamentos modernos, más espaciosos, mejor distribuidos y con más luz, en diez días y por 30.000 euros gracias a un programa informático de divertido nombre ¡¡Ensanche!! Ammplio. Así lo explica el profesor: "Coges un bloque y al lado construyes el esqueleto de otro de acero u hormigón y cuando estén listas las instalaciones interiores, 10 operarios durante 10 días se ocupan de unir ambas superficies, la nueva y la vieja, a la cual se le tira la fachada y se rehabilita el interior". Si esto es así de fácil, este señor se merece el Pritzker pero ya. Puedes visitar la exposición sobre el mágico programa en el Círculo de Bellas Artes. Más aquí.
El rénder de arriba corresponde a un proyecto similar del estudio Lacaton-Vassal: la renovación de la torre Bois-le-Prêtre en París a base de añadir módulos prefabricados que han ampliado las viviendas. Además se han agrandado las ventanas para hacer los pisos más luminosos. Y más difícil todavía: los vecinos podrán seguir viviendo en sus casas mientras duren las obras, ¿se puede pedir más? Es uno de los proyectos seleccionados para la exposición del MoMA Small Scale, Big Change de la que ya hablamos.
miércoles, 13 de octubre de 2010
La Hiruela
Hace algunas entradas hablábamos de que conceptos tan aparentemente antagónicos como último y tradicional pueden ir unidos cuando comentábamos el proyecto de Poundbury a cargo de Leon Krier con el auspicio del Príncipe Carlos. En España he descubierto un ejemplo si no idéntico (pues aquí se parte de un pueblo existente) si similar: está en el pequeño municipio (72 habitantes censados) de La Hiruela, en el confín más septentrional de la Comunidad de Madrid. Aislado por puertos de montaña de gran belleza, que remiten a paisajes más al norte de la península (está en el valle del Rincón, recientemente declarado Reserva de la Biosfera), accesible sólo a través de carreteras de vértigo, el pequeño pueblo que consiguió el título de villa en 1490 se está reinventando a sí mismo partiendo de la arquitectura tradicional del valle: las nuevas casas que al calor del turismo rural se van construyendo o restaurando deben respetar las típicas construcciones de la zona: fachadas de piedra local (esquistos de vetas brillantes), tejados con tejas tradicionales y postigos de madera (las persianas están prohibidas, algo no respetado por todos los vecinos) que recuerdan a la arquitectura negra de la vecina Guadalajara. El ayuntamiento hasta tiene prohibido -sin mucho éxito- el paso de los automóviles al centro de la villa. Todas las casas restauradas o de nueva creación que aparecen en las fotos acaban de terminarse o tienen un máximo de 6 años.
domingo, 10 de octubre de 2010
El instituto búnker
¿Cómo reacciona un arquitecto ante un entorno que no le gusta? Puede ignorarlo o combartirlo. Esto último es lo que ha hecho Francisco Leiva, del estudio alicantino Aranea, en su instituto para El Rafal (Alicante) rodeado de anodinos adosados y que acaba de ganar los premios FAD imponiéndose a competidores más conocidos como Andrés Jaque, Patxi Mangado o MVRDV junto a Blanca Lleó. Así expresa el propio arquitecto su objetivo: "
distanciarnos por completo del contexto, cerrar el instituto sobre sí mismo y construir un entorno interior lo más apasionante posible", en un proyecto que define como "militante y combativo". El jurado de los FAD ha valorado su compromiso, señalando con lírica vehemencia que el IES es "una excepción en un territorio ultrajado por tantos excesos desarrollistas. El conjunto forma un bastión contemporáneo que se defiende de la agresión exterior y que propone intramuros un paisaje alternativo sereno pero empático, abierto y confiado, monolítico pero articulado". El resultado (en foto) es un edificio gris y quizá demasiado severo, pero habría que verlo para poder juzgar. Contrastando con el centro docente (que ha costado 6,1 millones) Leiva diseñó un centro de talasoterapia para Gijón más sensual y amable, que fue seleccionado para la exposición On Site del MoMA. Por desgracia no se llegó a realizar, siendo sustituido por un proyecto más convencional.
viernes, 8 de octubre de 2010
Dundee no quiere ser Cardiff
En 1994 Zaha Hadid ganó un concurso para construir esta espectacular ópera en Cardiff, capital de Gales. Pronto empezaron a lloverle críticas al proyecto fundamentalmente por ser elitista, económicamente inviable y estar alejado de la realidad cultural galesa. Hadid no tiene empacho en señalar otras razones, en concreto el hecho de ser mujer y extranjera, en esta entrevista. Finalmente no se llegó a hacer. El fallido proyecto no habría pasado de ser otro más de los múltiples rechazados a la anglo-iraquí si no fuera porque poco después se inauguraba en Bilbao el Guggenheim, edificio no menos arriesgado en una ciudad, como la galesa, post-industrial que necesitaba redefinirse o morir. De todos es sabido el éxito planetario del llamado efecto Guggenheim, convirtiendo al edificio en dinamizador de la ciudad y en motor de una serie de cambios que la han convertido en una urbe moderna y atractiva. La valentía vasca, en un país de una intensa complejidad política (de la que el edificio podría considerarse metáfora arquitectónica) desangrado además por el terrorismo, debió escocer bastante a los galeses.
Dundee, cuarta ciudad de Escocia, no quiere ser Cardiff, quiere ser Bilbao. Para ello seis estudios punteros compiten para crear en la ciudad la franquicia museística de rigor (del Victoria and Albert Museum esta vez) que saldrá por 52 millones de euros. La prensa británica compara sin disimulo ambas ciudades: el Independent titula V&A trae el espíritu de Bilbao a Dundee y The Guardian ¿Podría Dundee ser el nuevo Bilbao? (en el rénder la propuesta de REX, aquí tienes los proyectos de los demás estudios).
Y aunque el artículo del Independent matiza la euforia señalando que este tipo de propuestas salvadoras ya están algo pasadas, lo cierto es que se sigue confiando en la arquitectura estrella para regenerar ciudades o incluso regiones. Me hace gracia leer el artículo de Llàtzer Moix, azote de arquiestrellas, sobre el documental de Foster que hoy se estrena (¿Cuánto pesa su edificio, Sr Foster?) reconociendo que lo prefiere a El americano, película protagonizada por George Clooney. Por cierto que el documental se basa en el guión de Deyan Sudjic, el que dijo que cada vez que oía hablar del efecto Guggenheim le daban ganas de desenfundar su arma, quien también ha escrito una biografía del lord y Pritzker (y premio Príncipe de Asturias). Starchitects y starchcritics se atraen (el one en España, Luis Fernández Galiano, ha comisariado la exposición de bocetos de Foster y también la de Fuller junto al propio Foster ambas en Ivorypress, y ya hemos hablado del tándem Nouvel-Ouroussoff), así que menos lobos, seguimos necesitando estrellas.
miércoles, 6 de octubre de 2010
Mis 15 segundos de fama
Ayer, día del maestro (no paso de profe), decidí darme un homenaje acudiendo a Ivorypress ya que Foster in person iba a firmar los catálogos de la exposición Norman Foster Drawings 1958-2008 organizada por la editorial de Elena Ochoa el pasado año. Me llevé a mi hijo de 4 años, al que tuve que convencer de que en lugar del preceptivo parque hoy iba a conocer a un señor inglés muy importante. Sorpresivamente se lo tomó bastante bien y allí nos situamos poco más allá de las 6 con la misma emoción que tendría un fan del Atleti que fuera a conocer al Kun en persona. Bastante puntual apareció el arquitecto, más bajo de lo que me esperaba pero con una forma y agilidad envidiables. La cola para esperar las firmas no era muy extensa (a esa hora al menos), apenas colmaba la pequeña librería de diseño (proyectada por él como la sala de exposiciones anexa donde aún se puede ver la exposición de Fuller) aunque fuera había una nutrida congregación de estudiantes, imagino, de arquitectura. Cuanto más nos íbamos acercando más cara de extrañado ponía mi hijo, hasta que me dijo que éste no era el señor inglés, que no se le parecía nada. Entonces caí: para él el señor inglés es Richard Vaughan, el profesor de inglés de Aprende inglés TV (uno de los canales que más vemos en casa sólo superado por Clan), y ciertamente el televisivo docente de Texas se parece poco a nuestro lord favorito. Le intenté explicar sin mucho éxito que éste era otro señor inglés y en éstas que llegamos a la firma. Pedí al meticuloso arquitecto (tenía un cuadernito en el que hacía los borradores de la dedicatoria para no confundirse en la definitiva) que le incluyera también a él en la dedicatoria, pensando que quizá si en un futuro se dedicara a este apasionante oficio le gustaría tener su nombre estampado junto a la firma de uno de los grandes y poder darse el gustazo de tener, en edición de lujo, los bocetos realizados por el arquitecto en sus primeros 50 años de carrera (hay un segundo libro con la transcripción de los debates paralelos a la exposición). La tarde arquitectónica acabó acercándonos a ver la cercana Torre Cajamadrid para que descubriera lo que era capaz de hacer este otro señor inglés.
lunes, 4 de octubre de 2010
El MAXXI gana el Stirling
Favorito en todas las encuestas, el museo MAXXI de Zaha Hadid se llevó el Stirling al agua (a la cuarta fue la vencida para la iraquí). El jurado (el único que me suena de sus componentes es Ivan Harbour, de la escudería Rogers) valora su "pirotecnia estructural" y señala que es la "quintaesencia del contínuo intento de Zaha por crear un paisaje" con un museo que más que dirigir al visitante le otorga un papel de explorador. Lo ven "provocador" pero al mismo tiempo señalan que muestra "madurez" y un sentimiento de"calma". De manera muy sibilina el jurado parece también apuntar a lo que puede ser su peor pega: "Es éste un museo de senderos y rutas en el que los comisarios tendran que inventar cómo colgar y situar las obras de arte". Y es que la mascletá romana de Hadid puede acabar engullendo las obras en ella representadas al igual que una prima donna se merienda a los secundarios en una ópera. Lee los comentarios completos del jurado aquí.
sábado, 2 de octubre de 2010
Fuller, Dalí, Pérez Piñero
El otro día estaba echando un vistazo a unas fotos de un viaje por Cataluña y me encontré con la cúpula geodésica del Teatro-museo Dalí de Figueres. Teniendo reciente la exposición en Ivorypress sobre Richard Buckminster Fuller, el inventor de dichas cúpulas, decidí hacer trabajar a Google y descubrir quién estaba detrás. Pues bien, resulta que Dalí era admirador del inventor estadounidense y mandó construir la estructura a imagen y semejanza de sus cúpulas. Ambos llegaron a conocerse personalmente en una de las habituales estancias del catalán y Gala en el Hotel St Regis de Nueva York. Para la construcción de la cúpula, Antonio Cámara, arquitecto supervisor de las obras del museo de Figueres, puso en contacto allá por 1968 a Dalí con Emilio Pérez Piñero, un brillante arquitecto experto en este tipo de construcciones y que ya antes de acabar la carrera, siete años atrás, había recibido el Premio de la Unión de Arquitectos en Londres por un proyecto de teatro desplegable. En el jurado, de nuevo Fuller y el que se convertiría en gran amigo y colaborador, el mexicano Félix Candela (otro experimentador de cubiertas imposibles, que con el tiempo se convertiría también en mentor de Calatrava con el que realizó su última obra, el Oceanogràfic en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia). Dalí quedó entusiasmado con la cúpula proyectada por Pérez Piñero, quien también diseñó otras estructuras desplegables (su especialidad) para el museo que no llegaron a realizarse. Decir también que por aquel entonces hasta la NASA se había interesado por el arquitecto de origen murciano (aunque nacido en Valencia sus raíces estaban en el municipio de Calasparra, donde tenía su estudio-taller) para diseñar una cúpula con la que cubrir un cráter en la Luna que sirviera de invernadero. Estamos ya en el 72, con la cúpula del museo de Dalí diseñada en todos sus detalles. Pérez Piñero regresa desde Figueres a Calasparra en su automóvil cuando tiene un fatal accidente. Su hermano Jose María, ingeniero, concluye su construcción, convirtiendo la cúpula en un póstumo homenaje a su hermano. Otro proyecto que su prematura muerte dejó inconcluso fue la cubierta para el velódromo de Anoeta en San Sebastián, realizado junto a Candela. Piñero, que podría haberse convertido en un arquitecto de renombre internacional, es recordado en Calasparra, donde tiene una fundación y un pequeño museo. Un instituto,que incorpora réplicas de sus cúpulas, lleva su nombre al igual que una plaza en la que, como una nave espacial recién aterrizada, descansa una de sus cúpulas.
Terminamos donde empezamos, en la cúpula del Museo de Dalí en Figueres. El estudio HOK y Beck Group la han replicado para el museo dedicado a Dalí que ultiman en St Petersburg (Florida). La cúpula se desparrama por el edificio como si fuera líquida, en un homenaje a las típicas formas blandas del maestro surrealista.
viernes, 1 de octubre de 2010
Chipperfield y las mujeres de la limpieza
Mañana a las 6.30 de la tarde se conocerá el fallo del premio Stirling del RIBA y parece que los contendientes -o algunos de ellos- se están poniendo algo nerviosos. Hablamos en una entrada anterior de los finalistas y nos preguntábamos si de manera inesperada David (los dos humildes colegios y el edificio de apartamentos) ganaría a Goliat (dos supermuseos, el MAXXI y el Neues de estrellas como Hadid o Chipperfield), quedando en un término medio el Ashmolean. Chipperfield, citado en el Guardian de hoy, señala que ha apostado por el MAXXI de Hadid pero que el jurado debería dar el premio a los coles porque sería muy popular, apostillando que sería como si se otorgara el MBE (la distinción de Miembro del Imperio Británico, un título de postín concedido por la reina) a una mujer de la limpieza. Suponemos que el arquitecto, que ya ganó las 20.000 libras del premio por su mortalmente aburrido museo de Marbach en 2007, sólo quería hacerse el gracioso, pero la verdad es que se ha retratado. En fin, deseamos sinceramente que no lo gane y de paso que las limpiadoras que cuidan su (imaginamos) impoluta vivienda le manden a paseo.
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