sábado, 2 de abril de 2016

Ella lo quería todo torcido



"Recuerdo cuando tenía siete años que fui con mis padres al estudio de un fabricante de muebles en Beirut para ver el nuevo mobiliario que habían encargado para nuestra casa. El estilo era angular, típico del movimiento moderno, y estaba acabado en el color del licor francés chartreuse. Para mi habitación había un espejo asimétrico. Yo estaba entusiasmada con mi espejo, y ahí empezó mi amor por la asimetría. Cuando llegué a casa reorganicé mi habitación. Pasó de ser la típica habitación de una niña pequeña a ser la de una adolescente. A mi prima le gustó lo que había hecho y me pidió que hiciera la suya, entonces mi tía me pidió que diseñara su dormitorio, y así surgió todo.(...) 
Un resultado concreto de mi fascinación por Malevich en particular fue que empecé a pintar como una herramienta para el diseño. Este medio se convirtió en el primer entorno en el que experimenté con la invención espacial. Me sentía limitada por por la pobreza del sistema tradicional del dibujo arquitectónico y buscaba nuevas formas de representación. Me ofreció la herramienta para explorar en profundidad tanto la forma como el movimiento en un enfoque radical que acabaría desarrollando un nuevo lenguaje para la arquitectura". (Vladimir Belogolovsky, Conversations with Architects; entrevista a Zaha Hadid en 2008).

"Y desde luego su trabajo es especial. Lleva tres décadas aventurándose donde pocos se atreverían: si Paul Klee sacó a la línea a pasear, Zaha puso a las superficies empujadas por esa línea a hacer una danza virtual y a continuación las dobló hábilmente para al cabo llevárselas a un viaje al espacio. Desde luego, en nuestra cultura de cautela y modestia su trabajo no es ciertamente modesto, y ella misma es lo contrario de la modestia. En verdad su vociferante crítica de las obras mediocres o de la estupidez recuerda los comentarios fuera de tono del tenista John McEnroe. Sin embargo, esto es sin duda muestra de la seriedad con la que se toma la profesión. (...) Sus métodos y quizá mucho de su psicología son mesopotámicos y provocan no pocos temores, pero son definitivamente claros.(...) Tal confianza en uno mismo se acepta con facilidad en directores de películas y directivos futbolísticos, pero provoca incomodidad entre los arquitectos, quizá en secreto celosos de su talento incuestionable. Asumámoslo, podríamos haber dado la medalla a un personaje valioso y cómodo. No lo hicimos, se lo dimos a Zaha, desbordante, sobrada y siempre al quite. Nuestra Heroína. Qué afortunados somos de tenerla en Londres". (Artículo de Peter Cook con ocasión de la concesión de la  medalla de oro del RIBA 2016 a Hadid. Texto completo).


"Más artista que arquitecta, y más personaje que artista, Zaha Hadid es la encarnación rotunda de la diva. Temperamental y desbordante, su voluminosa figura envuelta en túnicas plisadas de Issey Miyake se impone con una presencia física que irradia aplomo y energía contenida. Sobre zapatos imposibles, y ornamentada con bolsos y joyas que quitan el hipo, la iraquí afincada en Londres transmite una seguridad en sí misma que sólo puede provenir de quien ha construido su imagen con tanto empeño como su propia obra.(...) La autora de paisajes cristalográficos y topografías fracturadas que demandaba al ingeniero Peter Rice «lo quiero todo torcido», propone hoy sin embargo espacios que fluyen y se penetran sobre territorios de metacrilato, reemplazando el ángulo agudo por la curva, el zigzag por el spaghetti, y las colisiones por los flujos. Seguirá haciendo flotar el hormigón, enredando rampas o agrupando columnas delgadas como bastones de lluvia; pero su vocabulario plástico estará desde ahora al servicio de su empeño por construir una arquitectura líquida. (Zigzag Zaha, artículo de Luis Fernández-Galiano publicado al poco de que la arquitecta recibiera el Pritzker en 2004).

"En sus mejores edificios, las leyes de la Física aparecen momentáneamente suspendidas. Las paredes se funden con los suelos, los techos se ondulan y burbujean, las fachadas se disuelven en pieles perforadas y velas hinchadas por el viento, transportando al visitante a otra dimensión. Parecen sublimes paisajes esculpidos por una fuerza geológica irresistible.(...) En otras ocasiones los ambiciosos proyectos soñados en el planeta Zaha chirrían cuando se estrellan contra la tierra y se ven forzados a encontrarse con la realidad. (...) Por cada una de sus maravillas, es justo decir que han habido un número igual de meteduras de pata.(...) Resuelta a llevar al límite la ingeniería estructural y la ciencia de los materiales (así como los bolsillos de sus clientes) con cada proyecto, su trabajo fue invariablemente controvertido. Cada galardón internacional de importancia fue recibido con un clamor similar. (...). El mundo de la arquitectura habría sido sin duda más aburrido sin ella". (Oliver Wainwright, Zaha Hadid, creadora de ambiciosas maravillas y un buen número de desaciertos, publicado el jueves en The Guardian).



(Fotos de la exposición Beyond Boundaries en Ivorypress, 2012)



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