domingo, 7 de junio de 2015
Zaha en estado puro
"Le dije que pensaba en ello como un Picasso. Hay cuadros que no son solo Picassos, sino Picassos-Picassos. Pedí a Zaha que diseñara un edificio que fuera un Zaha-Zaha. Le gustó la idea", confiesa Eugene Rogan hablando del recién estrenado edificio Investcorp de la Universidad de Oxford. Rogan, director del centro de Oriente Medio de la facultad de Saint Antony al que el Investcorp aporta más espacio para archivo, sala de lectura, salón de actos y oficinas, se muestra arrobado perdido ante la nueva creación de Hadid, que él mismo escogió a dedo (no hubo concurso previo) allá por 2003: "Cada línea significaba algo. Es alucinante. Estoy enamorado de este edificio y no puedo esconderlo", según cuenta a The Independent. Lo compara a Dalí y a una "mancuerna fundida". Otros menos entusiastas hablan de una ballena varada o una trompetilla. Para Hadid es un "puente blando". Y así podríamos seguir todo el día.
El edificio es Zaha en estado puro: culebrea en torno a una centenaria secuoya que la anglo-iraquí quiso salvar (como si necesitara de ese tipo de excusas para levantar sus volúmenes imposibles) y le dota de una cobertura metalizada que refleja los edificios aledaños de piedra, ladrillo y cemento. Aunque pequeño para lo habitual en Hadid (tiene 1.200 m2 y costó unos 15 millones de euros), ha debido tener su significado para la arquitecta, no en vano su difunto hermano Foulath fue miembro de dicha facultad y en los 60 su muy admirado Niemeyer hizo un diseño para un anexo justo en este mismo emplazamiento que nunca llegó a realizarse (Rogan atesora sus planos). Probablemente los 25 lucernarios ovales que Hadid ha dispuesto sobre el lomo de su metálica serpiente estén inspirados en los ojos de buey que el brasileño había pensado para su edificio.
Esto de dar a un starchitect carta blanca, e incluso espolear su ego (como si a Zaha le hiciera falta), tiene sus peligros. Puede acabar saliendo una caricatura penosa, como vimos en el también edificio universitario de Gehry en Sídney. Nos tememos que a Piano le pasó tres cuartos de lo mismo con la Fundación Pathé. Lo que sí está claro es que habrá pocos que acudan a sus trabajos tan motivados como Eugene Rogan. Hay gente con suerte.
Más magníficas fotos del edificio (de Luke Hayes) aquí.
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