viernes, 3 de octubre de 2014

Ideologías en la cocina

"El chef lo hace todo, excepto cocinar ¡Para eso están las esposas!", dice un anuncio (real) de 1961


"A lo largo de la historia moderna se intenta equiparar la casa, especialmente la cocina, con un laboratorio, con un espacio especial del que la mujer puede estar satisfecha y sentirse orgullosa. Se trata de travestir una obligación del papel de género en algo desado, equiparable con el trabajo de una fábrica.(...) 

Existe otra perspectiva de la aplicación de la industria en beneficio de las tareas reproductivas, aquella que, a partir de 1860 en Estados Unidos, lleva a algunas mujeres a pensar lo que se denominarán estrategias vecinales que comparten dichas tareas.(...)

En 1893, con motivo de la Exposición Universal Colombina de Chicago se fundó la National Household Economic Association, lo que llevó a la creación de estudios de pregrado sobre economía doméstica en la mayor parte de las universidades. Las feministas querían ayudar a las mujeres a ser más eficientes para así poder perseguir intereses fuera del hogar. Sin embargo, los conservadores proponían que la única manera de preservar la familia y el hogar privado era tratar a las esposas como profesionales, transformando su papel en administradoras del hogar altamente cualificadas.(...)

 Las experiencias de la vivienda mínima obrera de la denominada Viena roja en la década de 1920 nunca consideraron la vivienda como elemento autónomo, autosuficiente, ni el lugar donde la familia desarrollaría toda su actividad, sino que siempre estaban complementadas con equipamientos públicos, espacios comunitarios y públicos y bien ubicadas respecto al transporte público. (...) Entre las experiencias de aquellos años, también se llevaron a cabo viviendas sin cocina, tanto en Fráncfort como en Viena, que partían de la premisa de que, si en esas casas vivían hombres y mujeres que trabajaban (ambos) en una fábrica, alguien tendría que prepararles la comida.(...)

En 1922, la arquitecta Margarete Schütte-Lihotzky y el jefe de la oficina de vivienda en Viena, Adolf Loos, incorporaron un edificio a los programas de vivienda pública en Heimhof, un edificio dedicado a familias de trabajadores sin cocinas individuales. Fue tal la importancia simbólica del espacio de la cocina como medio de control y opresión que con la llegada del nazismo a Viena una de sus primeras actuaciones fue instalar cocinas individuales en estas viviendas mínimas colectivas." (Josep Maria Montaner, Zaida Muxí, Arquitectura y política. Ensayos para mundos alternativos).

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