El arquitecto reparador
"Autor del Museo de Arte Romano de Mérida (1986), de la ampliación de la
Estación de Atocha (1992) y de la ampliación del Museo del Prado (2007),
está claro que Moneo ha sido un arquitecto eminentemente reparador. Un
proyectista que ha buscado más contribuir a la coherencia de la ciudad
que aportar una expresión personal. Por inclinación, por capacidad o por
decisión, sus intervenciones han ido siempre a favor del contexto. (...)
Más cartesiano y culto que creativo, optó por ejercer la cautela y fue
fiel a su naturaleza decorosa y concienzuda cuando tantos edificios
comenzaron a fragmentarse y a romper su perímetro con formas
escultóricas. En ese momento, el único premio Pritzker español (1996)
fue prudente. (...)
El arquitecto favorito de Rafael Moneo es el danés Jorn Utzon, el
fallecido autor de la Ópera de Sidney, con el que trabajó durante un
año. Es también significativo que lo que más le gusta a Moneo de ese
edificio gestual y osado, en los antípodas de su discreta manera de
proceder no sea su espectacular vuelo ni su fuerza icónica sino su
inesperada implantación frente a la bahía. Y es ahí, en esa manera de
posarse, donde el edificio australiano apuesta por relacionarse con el
contexto, lo que permite que con el Kursaal de San Sebastián Moneo rinda
homenaje a su maestro". (Anatxu Zabalbeascoa, Moneo: "cuando creía pasado mi turno, reconocen mi trabajo", en El País. La magnífica foto es de Gorka Lejarcegi).
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