domingo, 11 de septiembre de 2011

Dos iglesias para hoy




Pues aquí tenemos estas dos iglesias muy distintas y distantes. La primera es la iglesia de Iesu, de Rafael Moneo (no, no es de Siza), en Donosti, último ejemplo de la cruzada cartesiana que el arquitecto navarro libra contra el caos de lo aleatorio. O sea, otro cubo. La sobriedad es un don, según el título de la reseña que Fernández-Galiano hace de Apuntes sobre 21 obras del propio Moneo, y más ahora, pero la sobriedad puede resultar tan aburrida.

Frente al cubo impersonal, la recientemente inaugurada iglesia de Martin Luther King de Coop Himmelb(l)au en Hainburg (Austria), con su tejado imposible inspirado en un osario cercano. Por un momento, siento el escalofrío de que un hueso haya inspirado las extraña forma pero al informarme algo más descubro con alivio que se basa sólo en la curvatura que forma el tejado del edificio románico que lo aloja. Repetida aleatoriamente (al menos en apariencia), la curva conforma el caos que vemos en el tejado en forma de ola de fuerza desmedida, caracola gigante o bucle melancólico. Comparado a Le Corbusier, a mí me parece más cerca de Dalí. La pega es que semejante estructura sólo ha podido ser construida en un astillero dada la complejidad de sus formas, así que le habrá salido a la congregación por un buen pico. Pero tranquilos, estamos en del núcleo duro de la zona euro.

Pues eso, que aquí o diluvia o no cae una gota. Entre "el ascetismo del que renuncia a la expresión individual" en palabras de Fernández-Galiano o el desmelene surrealista ¿y gratuito? de los arquitectos vieneses, a ver con qué nos quedamos. Afortunadamente hay términos medios.

Más sobre la iglesia austriaca aquí.

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