viernes, 31 de mayo de 2024

Abstracciones (7)

 


Seguimos con nuestra serie abstracta so pena de resultar cansinos. Pero hoy estudiaremos un caso muy concreto para tu valoración y haré mutis sin más, nada de irme por las nubes (aunque por las ramas seguramente sí).  

Recordarás que hace poco hablábamos de Barozzi Veiga, el estudio barcelonés responsable de potentes piezas abstractas que han cosechado grandes éxitos en países germánicos, particularmente en Suiza. Nos preguntamos si tanta abstracción tendría el mismo éxito en nuestro Sur más profundo. Pues parece que sí, acaban de ganar el concurso para levantar un auditorio en la plaza de la Merced de Málaga (en la foto), en un solar baldío de propiedad municipal que hasta hace unos pocos años había ocupado un conocido cine de la ciudad, el Astoria, que desde 1966 trajo a los malagueños títulos punteros (el primero My Fair Lady que, caso insólito, exhibieron en versión original para preservar lo mejor posible las cualidades de la famosa película). El cine, al que completaba un bloque de viviendas anexo, conformaba una construcción exenta sin interés arquitectónico que daba por un lado a la calle Alcazabilla, hoy importante arteria cultural y por otro a la plaza de la Merced, emblemática por alojar la que fue casa natal de Picasso (hoy museo) en los bellos bloques de viviendas conocidos como las Casas de Campos y por cobijar bajo un obelisco de inspiración egipcia los cadáveres del general Torrijos y 47 colaboradores ajusticiados en 1831 en una cercana playa tras intentar realizar una proclama liberal a favor de la Constitución de 1812 y en contra del rey absolutista Fernando VII; habría quizá que inscribir a Torrijos en la nómina de combatientes románticos que lucharon por la la libertad, lista que encabezaría su estricto coetáneo Lord Byron, muerto en la guerra de independencia griega frente a los otomanos en 1824 (uno se pregunta si Torrijos, que estuvo exiliado en el Reino Unido de 1824 a 1830 protegido por Wellington nada menos, tendría al autor de Don Juan como referente -en su arrojo temerario al menos- durante aquellos revueltos años en los que planeó su fallido pronunciamiento). Decir también que en la parcela del cine Astoria se hallaron restos arqueológicos de relevancia, entre ellos más de 300 enterramientos de la época de los Reyes Católicos, pues fue aquí por donde Isabel y Fernando entraron en la ciudad en 1487 incorporándola a la Corona de Castilla. Vamos, que la de la Merced, plaza hoy plácida, esconde un espíritu doliente y mártir donde toda intervención debe ser especialmente cuidadosa, máxime si como decíamos el nuevo edificio es una pieza aislada y va a ser contemplado desde múltiples puntos de vista. Si a esto le añadimos un programa exigente que demanda un amplio salón de actos capaz para 700 personas, un centro coreográfico con tres salas de ensayos y un acceso a los restos arqueológicos, el reto es considerable pues semejantes requerimientos no caben en un volumen reducido. 

Al concurso se presentaron diez propuestas de estudios todos ellos españoles. El que partía con ventaja era el del arquitecto local José Seguí, que ya había presentado un proyecto para este mismo solar en 2017 junto a Mendoza Partida, uno de los estudios responsables del Kunstsilo noruego que te comentaba en la anterior entrada. El edificio que entonces proponía el malagueño, de volumetría impactante, con seis plantas nada menos y también muy abstracto, incorporaba múltiples ofertas de ocio y venía de la mano de Antonio Banderas, dispuesto a invertir una importante cantidad en el proyecto que incluso le obligaría, según declaró, a trasladar su residencia a Málaga. El alcalde de la ciudad, acaso entusiasmado en demasía, preparó un concurso según ciertas fuentes a medida para el tándem Seguí-Banderas, lo que pronto puso a la oposición municipal en armas contra la idea. Finalmente Banderas, cansado de las acusaciones (afirmó que no quería ser "otro Moneo", en alusión a otra encendida polémica en torno a un hotel diseñado por el navarro en la ciudad), tiró la toalla y Seguí se quedó solo. El proyecto quedó en el aire hasta que se revivió con el nuevo concurso que hoy nos ocupa. Seguí volvió a presentar su proyecto, imaginamos (no hemos encontrado imágenes) algo más modesto que el primero. En la valoración técnica del "comité de expertos" la nota más alta, con 38 puntos sobre 50, fue para Barozzi Veiga, quedando Seguí en segundo puesto solo tres puntos por detrás. Quedaba la valoración económica, donde Seguí partía con clara ventaja, ya que su proyecto era bastante más económico que el del estudio barcelonés pero, vaya, la Gerencia de Urbanismo declaró con una extraña valentía que la propuesta del malagueño era anormalmente baja (temeraria en términos técnicos) y la excluyó, junto a otras dos, de la competición. Barozzi Veiga, que habían presentado la segunda propuesta más cara, resultaron finalmente vencedores. Se puede extraer una lección muy interesante de todo este proceso, creo yo. Cierro párrafo con cita de Sota: "Un alumno preguntaba al arquitecto Richard Neutra qué debía hacerse si en una plaza antigua de viejo cuño y con solera se derrumbaba una de las casas que la forman. Se podría hacer una copia de la desaparecida, o un pastiche, o bien una casa actual ocupando el hueco. El viejo profesor contestó simplemente: "Llamar a un buen arquitecto". Como en una dentadura, el diente caído no es sustituido por uno ya gastado, sino por una moderna prótesis que no desentone por bien hecha. El nuevo rico quizá se ponga un diente de oro". 

¿Cuál ha sido la recepción del proyecto ganador? Pues la verdad es que más bien fría. En un medio local se entrevistó a cinco arquitectos malagueños y ninguno manifestó sintonía con el proyecto. La verdad es que, incluso para un buen profesional, debe ser complicado encontrar el encaje adecuado para un proyecto tan visible y hacerlo con un lenguaje contemporáneo, que es por cierto el que proponía el propio Seguí (su primera propuesta como decíamos era casi brutalista) y todos los contendientes del primer concurso, del que circula por la red más información que del último. Se entiende por tanto mal el desafecto por la propuesta de Barozzi Veiga. Salvo el proyecto de Huete arquitectos, un blob que bien podría recordar al nuevo Bernabéu, el resto planteaban en 2017 diferentes paralelepípedos o proponían varios bloques angulosos de diferentes tamaños, como la propuesta de Martínez Santa-María, de nombre Paulo Picasso sobre un burro, que podría haber firmado perfectamente Siza. A nosotros, si en mi blog puedo dar mi opinión, es la que más nos ha gustado; frente a los demás proyectos, que proponían un volumen macizo y denso (Barozzi Veiga van en la misma dirección), la idea de Martínez Santa-María, acaso más elaborada, quiebra los volúmenes buscando suavizar el impacto visual y no bloquear (demasiado) las vistas desde la plaza hacia la Alcazaba y Gibralfaro. Además, lo más revolucionario venía en su flexible interior, que se podía configurar a gusto de la ciudadanía como si fuera un mueble de Ikea en palabras del arquitecto (de hecho recibió el segundo premio tras la propuesta de Seguí). Por cierto, si el proyecto ganador se cayó, ¿por qué no se dió la oportunidad a este? Va a ser cierto que al final era un traje a medida para nuestro más internacional actor. Te enlazo a una web con todas las propuestas del concurso de 2017 y juzgas tú mismo. Ya que estamos te diré que que Martínez Santa-María, arquitecto madrileño que desconocía, osó colocar una serie columnas hechas a base de apilar botes de pintura reciclados delante del Pabellón de Barcelona de Mies (sí, como te lo estoy contando), replicando las columnas de Puig y Cadafalch que se erguían en el mismo lugar y que fueron demolidas en 1928 a iniciativa de Primo de Rivera por hacer referencia a la senyera (no tengo claro el dato, al parecer eran 4, aludiendo a las cuatro franjas de la bandera -cuatro se reconstruyeron en 2010-, pero hay fotos donde aparecen más, de hecho Martínez recrea 8 y no 4, deben ser otras distintas). Sea como fuere uno se pregunta si en esta reconstrucción povera y algo chusca, la verdad, no se está poniendo en tela de juicio (o directamente ridiculizando) la propia resucitación del pabellón miesiano. No es la única intervención que el madrileño ha llevado a cabo con columnas, en Dinamarca, dentro de un edificio de Utzon, levantó 28 columnas ondulantes de ladrillo que parecían trepar hacia la luz en curioso efecto, mostrando una vez más el afecto de no pocos arquitectos españoles por la arquitectura escandinava que también puede observarse en sus obras, así en las casas de Sigüenza o en el bloque de viviendas que tiene en Madrid, rotundas construcciones en ladrillo que igualmente pueden remitir a Fernández Alba, otro de nuestros nórdicos militantes.  

Concluimos ya este viaje ajetreado por el espacio y el tiempo. Déjame volver a My Fair Lady. El mito de Pigmalión es tentador para maestros, pero también para arquitectos. Acabo con Fernández Alba en Palabras dibujadas: "La bruma que envuelve la orfandad de la arquitectura del yo, pese a la orgía visual que trata de administrarla y convencernos de la autenticidad de lo falso como realidad, viene supeditada a una crisis más profunda, la crisis de la ciudad". 


sábado, 18 de mayo de 2024

Abstracciones (6)

 


"Es difícil precisar por qué, pero me gusta el lenguaje abstracto en el Arte Concreto. No te dice lo que estás viendo, ni lo que se supone que debes comprender, sino que te reta a pensar y sentir". Quien esto dice bien podría ser Valerio Olgiati como veíamos, pero es una cita de Nicolai Tangen, un potentado noruego que está tras la rehabilitación de un enorme silo en Kristiansand, quinta ciudad de Noruega, para convertirlo en centro de arte recién inaugurado (el Kunstsilo, en la foto) donde se muestra la importante colección de arte moderno que donó a la ciudad. Aunque no es el primer silo reconvertido en museo, siempre hay que celebrar la reutilización de edificios que habían quedado obsoletos y más aún si se trata de construcciones tan bellas como esta, levantada en 1935 por el arquitecto local Arne Korsmo de interesante recorrido, quien se inspiró en los grandes silos americanos siguiendo acaso la estela de Vers une architecture de Le Corbusier. Sus quince enormes cilindros, que alcanzan los 38 metros de altura, podían alojar hasta 15.000 toneladas de grano y aún se añadieron otros tantos en una ampliación llevada a cabo pocos años después. La reforma que ahora han concluido los estudios Mestres Wåge Arquitectes, BAX y Mendoza Partida, de variopintas procedencias pero todos con sede en Barcelona, ha seccionado estos brutales contenedores dando lugar a espacios de abstracta belleza, muy apropiados para su nueva función (el logo del museo utiliza como referente precisamente la forma cilíndrica) y mantiene en su exterior la sobriedad industrial del señero edificio despojada de todo ornamento y luciendo un deslumbrante blanco moderno

Hay un arquitecto al que quizá le habría gustado visitar el Kunstsilo, primero porque  le inspiró la arquitectura escandinava, segundo porque en sus proyectos siempre practicó "una gramática de renuncia" y finalmente porque gustó de la abstracción ("la abstracción nos dejó dibujadas bellas páginas de minimalismo constructivo"), de hecho trabajó con Fernández del Amo, como comentábamos el director del primer museo de arte moderno que tímidamente se fundó en Madrid en los 50, y se le incluye a menudo dentro del grupo El Paso. Hablamos de Antonio Fernández Alba, que nos dejó la semana pasada. He estado leyendo su discurso de acceso a la RAE de 2006 (Palabras sobre la ciudad que nace), opaco y exigente, en el que brillan aún más por ello mismo algunos de sus pasajes describiendo a la ciudad, de una belleza sobrecogedora: "Sacralidad abstracta, surgida de la inteligencia abatida del hombre la tarde en la que perdió el paraíso. Artefacto edificado para escapar del tiempo y de la materia. Ágora para los diálogos con la melancolía del ser. Anfiteatro de libertades donde aún se escuchan los ecos de utopías indomables. Memoria sedimentada de las miserias humanas y metáfora de la opulencia por cuyos espacios discurre la muerte programada. Territorio de poliédricas geometrías donde habitan rétores y sofistas, políticos y tecnócratas, que nublan el día con palabras de sombra". A nadie puede extrañar su pertenencia a la Academia de la Lengua. Su pesimismo es también notable: "La ciudad declina hacia poniente. Un crepúsculo unificador anuncia con precisión la pérdida en la capacidad para lo abstracto del último hombre industrial. Nada es real ni existe si no es canonizado por el «efecto pantalla» pero, pese a tan radical testamento que pretende clausurar la modernidad de las vanguardias, resulta difícil poder fundir los postulados democráticos conquistados con los principios de la economía del lucro que se consolida". No es el momento, lo sé, pero no puedo evitar preguntarme quién debería ocupar su sillón vacante en la RAE (el "o" minúscula). Sería de justicia que fuera un arquitecto. Nosotros, la verdad, lo tenemos diáfano. Mientras reflexionas sobre el particular te dejo con uno de mis edificios favoritos del arquitecto salmantino donde pueden verse los ecos de Kahn, al que conoció en persona. 

La misma semana que perdíamos a Fernández Alba, tan solo tres días después, entrevistaba Fernández-Galiano a Chipperfield en la March de Madrid. Le vimos (estábamos en la segunda fila) abatido y abstraído; no es para menos, el director de Arquitectura Viva fue gran amigo del salmantino, con el que compartió proyectos profesionales y pedagógicos ya desde los 80. La necrológica que le dedica refleja esa desazón profunda: "[su] huella se desdibuja hoy con su ceniza, sin que quepa el consuelo falaz de la supervivencia en el legado o en la obra, y que ilumina con violencia la fragilidad de la existencia y la seguridad del olvido. Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando". Yo lo de la seguridad del olvido no lo comparto, pero en finAl aragonés y al castellano les unía también la querencia por la abstracción y el despojamiento arquitectónico, así habla don Luis en el Arquitectura Viva 183 dedicado a la Europa germánica: "Como bien utilitario e instrumento social de precisión racionalizadora, quizá la arquitectura demanda un esfuerzo de desnudamiento radical y de eliminación de lo superfluo. Estas arquitecturas ásperas y austeras, grávidamente materiales y despojadamente abstractas, son manifiestos estéticos, pero también expresión de posiciones morales, porque los tiempos reclaman un lenguaje llano que practique la cortesía de la claridad, que muestre su depuración artísitca con la elegancia seca de sus fábricas, y que alcance su condición esencial a través de su naturaleza desornamentada", algo que puede de nuevo recordarnos a Sota, y no es para menos ya que don Luis ha dejado dicho que fue convertido a la arquitectura por el gallego. Ya puestos comentarte que la entrevista con Chiperfield fue una delicia premium en la que me sorprendió la elegante campechanía del inglés que tanto ama Galicia, quien llegó a la arquitectura de rebote (quería ser veterinario pero los estudios no eran lo suyo, solo destacaba en dibujo) y fíjate ahora. Recientes los postulados de Olgiati en plan sumo sacerdote arquitectónico, la charla de Chipperfield me pareció un soplo de aire fresco: así su énfasis en el trabajo en equipo (Olgiati no cree en él salvo para labores subalternas: el "autor-arquitecto" debe situarse en el vértice absoluto de la pirámide arquitectónica, donde solo hay sitio para él/ella) o la ausencia de posturas dogmáticas (cuando hizo el Museo del Remo se atrevió a poner un tejado a doble vertiente, toda una herejía arquitectónica por aquel entonces), en una entrevista reciente incide en lo mismo: "Si a mi madre no le gusta un edificio, ¿por qué la tengo que convencer?", compárese con esta cita de Olgiati: "Sí, los arquitectos, en cierta medida, siempre han sido formadores de la sociedad. Hoy podemos afirmar que la tarea de los arquitectos es modificar las expectativas y enmarcar nuestras vidas". Pero cierro párrafo con Fernández-Galiano. En efecto, él y no otro es de lejos el más digno sucesor de Fernández Alba en el sillón "o" de la RAE. Aunque, todo sea dicho, en un reciente editorial nos destripó con insospechado espóiler la serie que estábamos empezando a ver (El problema de los tres cuerpos), somos die-hard fans y se lo perdonamos todo, faltaría menos.  

Termino ya. He empezado a leer, a tono con esta temporada tan abstracta que estamos teniendo, Arquitectura y abstracción de Pier Vittorio Aureli. En qué jardines me meto. La verdad es que resulta interesante pero vamos a ver, es casi (al menos por ahora) un texto más filosófico que arquitectónico. Solemos entender la abstracción como algo artístico pero Aureli nos alerta de que eso es solo la punta de un iceberg oscuro, y, siguiendo a Marx, sostiene que en realidad es la abstracción y sus subgéneros (el cálculo, la medida, la geometría, el propio dinero, la abstracción más poderosa) las que han permitido al sistema capitalista ejercer el control y extraer beneficios (es curioso la cantidad de críticos arquitectónicos italianos -Tafuri, Benevolo, Zevi- que toman el marxismo como referente). En fin, te iré contando, o no, que igual es mucho arroz y a estas alturas de curso andamos con el aparato intelectual mirando a Cuenca; perdona que te cuente mis miserias, al cabo este es un blog de aprendizaje, o si lo prefieres (porque la ignorancia no es óbice para la pedantez), un Bildungsblog