-¿Qué hacer para que Europa sea, de nuevo, un continente con futuro?
-Dentro de 30 años tendremos otros problemas. Trump nos preocupa internacionalmente, pero tiene los días contados. Los problemas de las ciudades están por encima de las circunstancias temporales. En Europa estamos aprendiendo que no podemos vivir en ciudades cerradas. ¿Quién hará los trabajos? ¿De dónde llegará la renovación cultural? Con el Brexit, un bailarín necesitará visado para entrar, tendremos que esforzarnos para mantener vínculos con el resto del mundo.
-Si de lo que se trata es de tocar fondo para reaccionar, ¿estamos llegando?
-En los 30 años que llevo trabajando sobre ciudades he visto momentos de pánico, crisis y momentos de renacimiento. Para eso se necesitan líderes inspirados capaces de ir más allá de sí mismos. Doy clase a gente que va a cambiar el mundo. Lo sé en cuanto entran en el aula. Lo siento, pero soy muy optimista. Lo que está en la base del terrorismo es la incomprensión entre culturas diversas. Y no es nada nuevo del siglo XXI. Ha existido siempre. Lo que pienso, desde el punto de vista de la ciudad, es que un alcalde puede encender o apagar el interruptor para mejorar o empeorar la situación.
-¿Y cómo convivir?
Ian Blair, un gran jefe de la policía londinense, dijo que todo dependía de que la policía pudiera ser aceptada y aceptable a todas las comunidades que comparten la ciudad. Me impresionó cuán espacial es esa idea. La confianza -o desconfianza- en las fuerzas de seguridad tiene que ver con la mezcla. La educación es familia, escuela y calle. Lo que sé es que si una parte de la ciudad está ocupada solo por un único grupo de gente, y da igual el grupo (...), esa segregación va a causar problemas. Es muy fácil imaginar al enemigo: siempre está en el otro lado de la calle. Si en las calles hay mezcla, el enemigo se cuestiona". (Ricky Burdett, entrevistado por Anatxu Zabalbeascoa en EPS de hoy).
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