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Un Guggenheim de madera |
Pues vamos a seguir con la madera. En Helsinki acaban de dar a conocer los cinco finalistas del Guggenheim que se planea construir en la capital báltica. Todos ellos con un punto en común: el uso de dicho material. Aunque aún es difícil hacerse a la idea dado que los proyectos están algo verdes, por ahora me decanto por el que ves en la foto. No se sabe de qué estudio es, el dato se mantiene en secreto, pero me da que puede ser de Jürgen Mayer (el que nos la dio con queso en
Sevilla). Aquí tienes
más fotos y una descripción del edificio, una amalgama de torres que se compara a un cofre del tesoro o a un faro. El jurado pone pegas a la cantidad de ascensores que van a hacer falta para llevar a los visitantes a las distintas salas.
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Chipperfield, como Hansel, perdido en su bosque de ficción |
Sigo. ¿Sabías que Chipperfield va a dar una vuelta a la
Neue Nationalgalerie que levantó Mies en 1968 en Berlín? (Dios los cría y ellos se juntan). Justo antes de la restauración el sobrio arquitecto
muy presente en España ha montado una instalación en el museo consistente en poner literalmente un bosque (144 troncos de abeto) en el interior de la diáfana construcción. La exposición se llama "Sticks and Stones" (Palos y piedras) en referencia a un dicho inglés que reza así:
"Sticks and stones may break my bones / But names will never hurt me" que viene a querer decir que hay que pasar más de lo que digan de tí (una interesante lección en una semana en la que ha habido no pocos palos por aquí, por cierto). De paso también hace referencia al intenso proceso de andamiaje que espera al museo durante al parecer varios años de detallada restauración (no en vano fue el propio Mies el que dijo aquello de que "Dios está en los detalles"), a la presencia del bosque en el folklore germano (quién no recuerda
Hansel y Gretel) y por si fuera poco pretende además reivindicar la forma de la columna, secuestrada por la arquitectura nazi y convertida en símbolo autoritario. Recientemente en
The Guardian el arquitecto al que la curva se le antoja
demasiado ruidosa alababa el
pathos alemán:
"La guerra y el hecho de que Alemania tuvo que reconstruirse a sí misma espiritualmente tanto como físicamente implica que es una sociedad mucho más reflexiva que la inglesa. La nuestra es una cultura basada en el éxito. Si algo tiene éxito tiene éxito. Mientras que en Berlín hay mucho debate
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Koolhaas ecocool |
sobre el significado de las cosas". Recordemos de paso lo muy valorado que Chipperfield está en Alemania, donde su austera arquitectura ha encontrado más reconocimiento que en su propio país. Dejamos a Chipperfield con otra interesante cita de dicho artículo acerca del tradicional desamor británico hacia Europa:
"Me parece un punto de vista sobre el mundo nada generoso. Sospecho que esta tendencia hacia lo pequeño en lugar de hacia lo grande es protectora, traza líneas y me resulta retrógrada". Ahí queda eso. Sigo. Lo de los árboles transplantados contra natura dentro de edificios donde la estructura de acero marca aún más el contraste no es de todas formas invento del arquitecto inglés. Rem Koolhaas lo ha hecho también (y de manera permanente) en su Kunsthal de Rotterdam, tanto dentro, en forma de columna, como fuera ejerciendo de barandilla. Queda curioso, pero no deja de ser una especie de cuerpo extraño cuyo único uso es
quitar hierro (nunca mejor dicho) a tanto acero. Aunque también fosilizados, los árboles incorporados a una
casa japonesa por el arquitecto Hironaka Ogawa por el contrario tienen un sentido mucho más profundo para la familia que la habita. Cuando se decidió ampliar la casa familiar utilizando una parcela anexa los dueños quisieron mantener los árboles en los que su hija había jugado tantas veces y que habían estado presentes en sus vidas por más de 35 años. Fueron cortados, deshidratados y alojados en el interior de la nueva casa construida para la
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No sin mi árbol |
hija, ya crecida, y su esposo. ¿Te imaginas apoltronado en el salón junto a los árboles familiares escuchando sin ir más lejos el tema
Twilight de Vangelis? Fijo acabas levitando un metro. ¿Cómo? ¿Que qué dice esa sensual voz (en japonés por cierto) con una cadencia como de haiku? Me temo que esto es ya un poco
irse por las ramas, pero venga va, todo sea por la
transversalidad:
"El día cae en el atardecer. Es la magia del tiempo. A la misma hora mañana habrá otra magia. Es cuando los colores se tornan sabores, y los sabores se tornan colores. Y es cuando las sombras se diluyen en un azul profundo...". Si puedo seguir ya con temas arquitectónicos decir que puestos a preservar árboles hubiera tomado nota de
la casa Levene de Eduardo Arroyo (el arquitecto, no el pintor). Y aprovechando que seguimos en Japón, en este punto también podríamos hablar de
Toyo Ito y su, digamos, fijación arbórea, pero ya nos estamos alargando mucho. La última foto es para el respetuoso muro de Bernard Rudofsky, el autor de
Arquitectura sin arquitectos, en la casa Nivola de Nueva York:
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