domingo, 2 de noviembre de 2014
La tristeza del orden
“`El origen de la tristeza —dice Antonio Dyaz en la revista Yorokobu— es la falta absoluta de desorden´.(...) El desorden, aunque no la plena embriaguez, proporciona el genuino acicate para innovar, nutre la imaginación y la transgresión creadora.(...)
Una porción de desorden es un trago de buena vida no siendo la vida en conjunto otra cosa que una dura ración de un cocido duro y mal guisado.(...)
Desorden más desorden da en llamas y chisporroteos eléctricos. Pero orden más orden confirman apilados la terca estampa de la página o lienzo en blanco.
Crear es desordenar y desordenar es escarbar el muro de otro sistema propenso a la sorpresa. Patinamos (supuestamente) sobre un mar bruñido en la infancia, patinamos sobre el deslizante inconsciente durante toda la vida pero ¿qué será este mareo de carriolas trágicas y psicológicas sino un conflicto muy vivo que sólo acabará siendo allanado por el muy rectilíneo advenimiento de la muerte?". (Vicente Verdú, La tristeza del orden).
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