viernes, 26 de septiembre de 2014

Haciendo amigos


¿Cuántos arquitectos hacen falta para cambiar una bombilla? El arquitecto más cachondo de la blogosfera, Jody Brown, adapta el famoso chascarrillo a la profesión en su blog Coffee with an Architect para concluir que son 21 nada menos (aunque para cambiar la bombilla de la lámpara de la foto, diseño, cómo no, de Zaha Hadid, igual hacen falta todavía más). Mi favorito de los 21: "uno para preguntar a la bombilla qué quiere ser". En fin. Sé que esta clase de entradas no ayuda a cimentar la credibilidad de este nuestro blog, serio y documentado como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta que su autoría corre a cargo de un profesor de inglés de Secundaria, pero te prometo que me he lanzado a investigar sobre el estudio que acaba de ganar la Royal Gold Medal del RIBA (O´Donnell+Tuomey), los del Centro para estudiantes de la London School of Economics, edificio que sí conocía (y que me encanta), y al ver esta foto de la pareja en su web como que me he venido abajo, sorry. Menos mal que el blog de Brown me ha alegrado el día. Pero un momento, veo que se te ha quedado la cara demudada, cuéntame qué tienes, querido lector. ¿Que no sabes qué pinta un profesor de inglés haciendo un blog de arquitectura? Acabáramos. Hombre, igual piensas que teniendo en cuenta que vivimos en un país en el que en la carta de algún restaurante aún aparecen cosas como He/she came in a bottle como traducción de Vino en botella (salió en las noticias), debería dedicarme a dar mejores clases de inglés antes que a estas historias para no dormir. Y a lo mejor vas a tener razón. Porque a un arquitecto se le cae un edificio y a juicio que va, pero aquí tenemos a una generación que habla inglés con los pies y la culpa la tiene el cha-cha-cha.  

En mi descargo te diré que haciendo este blog estoy ahorrando un montón de jurdeles al contribuyente en tratamientos y ansiolíticos, porque esta afición se ha convertido en una suerte de terapia antiestrés para un servidor. Y, por otra parte, te recuerdo que ser usuario de toda clase de estructuras arquitectónicas (algunas de las cuales he pagado con mis impuestos) me da también cierto derecho a opinar (nunca a hacer crítica) sobre ellas. Como seguro sabes, Mario, no el de las cinco horas en este caso, sino il postino de la película El cartero (y Pablo Neruda) decía que la poesía no es de quien la escribe sino de quien la necesita, a lo que el poeta contestaba: "consideraré de manera adecuada esa declaración sumamente democrática". Pues eso también se podría decir de la arquitectura, y para mí por partida doble. ¿Más tranquilo ya? anda, no te sulfures, relájate y disfruta. Si son dos días.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Híbridos


Empieza la Operación Canalejas con el derribo del número 6 de la muy castiza calle de Alcalá en Madrid. La idea es intervenir en varios edificios de la zona -incluyendo el emblemático Banco Español de Crédito- manteniendo las fachadas pero levantando en su retaguardia nuevas construcciones que, sobrepasando la altura de dichas fachadas en tres plantas, alberguen un hotel, viviendas de lujo y un centro comercial. El proyecto lo dirige el estudio Lamela, lo lleva a cabo OHL y está previsto termine para finales de 2016. Todo ello por supuesto con la bendición de la Comisión de Patrimonio Histórico, tan laxa para unas cosas como estricta para otras (para más inri, los académicos de Bellas Artes de San Fernando serán testigos de excepción de la magna obra, pues su sede se haya justo enfrente del meollo). La memoria del proyecto justifica la demolición del edificio de Alcalá 6 señalando que "surge en una época a la que no pertenece, como un intento inútil de emular su entorno", careciendo de independencia como inmueble ya que era un simple anexo al banco Central Hispano sin entrada desde la calle. El proyecto pretende concederle "la independencia negada" (uy, a qué me suena esto...)  proporcionándole un acceso directo desde el exterior y un núcleo vertical que le permita "autosuficiencia". La fachada, que de nuevo según la memoria, tiene vanas "pretensiones de inserción en su entorno" y no es "representativa del momento en que se realiza" (vamos, que la ponen a caldo, la verdad es que no vale mucho, juzga tú mismo) ha sido desmontada para ser instalada después sobre la nueva construcción cual huera máscara que se sentirá aún más alienada en semejante entorno (¿y no habría sido mejor ya puestos dejar que descansara en paz?).

¿Cómo quedará esta emblemática calle tras semejante intervención? Todos sabemos que esta clase de hibridaciones heteróclitas las carga el diablo. Arquitectura Viva dedicaba al tema del palimpsesto arquitectónico uno de sus últimos números aludiendo en interesante metáfora (el palimpsesto es un manuscrito reescrito una y otra vez) a la reutilización de materiales y cimientos. Fernández-Galiano lo defendía con estas palabras: "Proponer hoy el palimpsesto edificado equivale a defender la pertinencia física y simbólica del aprovechamiento de lo existente. (...) la arquitectura del palimpsesto emplea de forma más económica los recursos materiales y energéticos, y prolonga la vida de las fábricas a las que se añade o sobre las que se levanta, estableciendo con ellas el diálogo táctil y carnal que expresa el verso exacto de John Donne, cuando el poeta solicita a su amada permiso para que sus manos se muevan 'before, behind, between, above, below'". Qué imaginativo uso de las preposiciones, por cierto. Todo esto está muy bien, pero cuando se intenta hacer un palimpsesto de manera artificial y forzada, cuando no hay ese verdadero diálogo gozoso sino que se violenta a los edificios, el resultado acabará siendo un engendro, cual monstruo de Frankenstein, de discutible estética. Te traigo tres ejemplos tomados del siempre interesante blog de Oliver Wainwright, crítico de The Guardian, que hemos agrupado en diferentes tipologías:

Modalidad 1. Ojos que no ven...


Wainwright tiene duras palabras para este encuentro en la tercera fase entre una fachada victoriana preservada cual ninot indultat (aunque despojada de sus ventanas) y una residencia de estudiantes moderna que se adivina detrás: "Es una situación que hace que la pared original parezca un intruso, una pieza del viejo Londres disneificado copiado y pegado de cualquier otro lugar". Es que da hasta miedo. Me recuerda a la descripción que Poe hace de la terrorífica casa Usher al inicio de su famoso relato cuando dice que sus ventanas eran como ojos vacíos. Pallasmaa en La imagen corpórea hace referencia a lo mismo: "Distintas partes de la casa tienen un eco en el cuerpo humano. Las ventanas son los frágiles ojos de la casa que observan el mundo y examinan a los visitantes. Una ventana rota resulta desgradable a la vista, sensación que nace de su asociación inconsciente con un ojo violentado". En fin, para lo que hay que ver a veces...

Modalidad 2. El tamaño no importa.


Pues eso es lo que parecen querer decir los arquitectos de este mamotreto de 23 plantas escondido tras la antigua sede de una compañía de gas en Cardiff. Ellos querían mantener el bello edificio, vamos, como Moneo en el Bankinter. Igual necesitarían pasarse por el oculista.

Modalidad 3. Aquí te pillo...



Al hilo del tórrido verso de Donne, aquí diríamos que los edificios, como las personas, ante una llamémosle urgencia tectónica no están para andarse con historias y disparan a lo primero que se mueve. Eso explicaría este ayuntamiento contra natura entre unos edificios de apartamentos y la fachada de una antigua capilla (arrea) en Londres. El problema de este tipo de situaciones suele ser el día después, cuando descubres a tu partenaire a la luz del día. Pero que conste que yo sólo sé de esto por las películas.


sábado, 13 de septiembre de 2014

Bertoni



El DS, tótem y objeto de culto
Hablando de coches y arquitectura, me he acordado de una foto que le hice a un añejo Citroën DS en Delft, sus formas sinuosas y vanguardistas contrastando con las rectilíneas y clásicas de las fachadas sobre el canal de rigor. El Tiburón, como se le conoció en España, me parece uno de los autos más soberbios de la historia del automóvil (más aún tratándome de un citroënista recalcitrante). Es un diseño de Flaminio Bertoni, escultor y por cierto arquitecto (no confundir con Bertone, el estudio del que hablábamos en la anterior entrada, confusión lógica no solo por la similitud entre los nombres sino porque Bertone diseñó también dos modelos para la marca del doble chevron: el BX y el XM). Bertoni, con i, que trabajó más de treinta años para la marca (es responsable de otros modelos míticos de Citroën como el 2CV -que posiblemente Le Corbusier, otro citroënista, imitó para su Voiture Maximum- y el Traction Avant), hizo un diseño absolutamente vanguardista y rompedor para el DS (que vio la luz, no lo olvidemos, en 1955) cuyo atractivo probablemente resida en ser una pieza continua, sin costuras visibles (similar a un diseño de Hadid) tal y como señala Roland Barthes hablando sobre el icónico coche en su libro Mitologías de 1957: "Es bien sabido", señala el semiólogo francés, que la tersura es siempre un atributo de la perfección porque su contrario revela una operación técnica y típicamente humana de ensamblaje. La túnica de Cristo no tenía costuras, igual que las naves de la ciencia-ficción están hechas de metal continuo.(...) En el DS encontramos  los inicios de una nueva fenomenología del ensamblaje, como si progresáramos desde un mundo donde los elementos están soldados a un mundo donde están yuxtapuestos y unidos por la sola virtud de su maravillosa forma, que por supuesto nos conduce a la idea de una naturaleza más benigna". Cielos, con la fenomenología hemos topado. Pues eso, que el día de su presentación, en el salón de París, nada menos que 12.000 personas hicieron un pedido del automóvil. Y su atractivo sigue intacto: hace unos años el DS, el coche que salvó a De Gaulle de morir tiroteado (gracias a su suspensión hidroneumática que mantuvo el coche operativo a pesar de tener las ruedas pinchadas), fue nombrado el automóvil más bello de todos los tiempos por un jurado formado por los veinte diseñadores más importantes del mundo reunidos para la ocasión por la revista Classic and Sport Cars.Venció a modelos también bellísimos y mucho más exclusivos como los Jaguar XK 120, Ferrari Dino o Aston Martin DB9.

El DS según Helmut Newton
Me he dedicado a rastrear en internet la huella del DS en el cine, lo cual es muy fácil porque es increíblemente abundante: no hay mejor prueba de su enorme éxito como icono cultural. En Francia su aparición en las películas de cine negro era continua, aquí puedes echar un vistazo a Alain Delon conduciendo uno en Le Samurai, pero también podemos verlo en películas del género mucho más recientes como Wasabi con Jean Reno. Y no solo en Francia, en la italiana L´avventura e l´avventura protagoniza emocionantes escenas de acción, en Scarface con Al Pacino de protagonista vemos a uno a punto de estallar por los aires y en la española Perros Callejeros, del tremendo Jose Antonio de la Loma, el Torete, quinqui extremo, lo utiliza para acabar con sus enemigos a lo bestia y darse a una fuga de dramático final. En nuestro cine fue también protagonista en el road movie familiar Carreteras secundarias junto a Antonio Resines y Maribel Verdú. Gracias a sus originales formas fue también la estrella invitada de filmes de ciencia ficción ya en los 60, así en Fantomas vemos aparecer un DS volador con alas retráctiles. En la más reciente Gattaca, mezcla de ciencia-ficción y cine negro, Uma Thurmann conduce uno de los exclusivos descapotables del modelo carrozado por Chapron en un futuro retro y anodino, y una versión  travestida hace aparición fugaz en Regreso al futuro (donde el protagonista es otro coche de culto, el fallido De Lorean). Y estos son solo unos pocos ejemplos. En publicidad el Tiburón también habrá protagonizado no pocos spots, fíjate este, tailandés nada menos, en el que el coche no queda en muy buen lugar... En el otro extremo, Helmut Newton, gurú de la fotografía de moda, supo sacar partido del DS para algunas de sus glamurosas fotografías. En videoclips musicales también he encontrado una aparición, bien original, en uno de Kate Perry.

¿Tenía el Tiburón poderes afrodisíacos?
¿Y en la literatura aparece también el Tiburón? Pues sí, tenemos un excelente ejemplo en Cinco horas con Mario (1966). El automóvil sirve de catalizador para un encuentro amoroso finalmente no cosumado entre la viuda de Mario, Carmen, dechado de virtudes, mujer presuntamente recta y tradicional donde las haya, y Paco, amigo de la infancia. El encuentro casual entre los adúlteros en prácticas sucede mientras Paco se haya al volante de un flamante DS rojo que deja a Carmen epatada:" .....Paco me llevó al centro en su Tiburón, un cochazo de aquí hasta allá, no veas cosa igual, que yo estaba parada en la cola del autobús y de repente ¡plaf!, un frenazo, pero de película ¿eh?", nos relata la buena mujer en su monólogo obsesivo y concéntrico como a la mitad del libro, "¡Y qué coche Mario, de sueño vamos! Con decirte que se me iba la cabeza, pero es que ni notar los baches". El relato del encuentro, aparentemente inocente, es retomado al final del libro, momento en el que descubrimos su profundo calado: "y ya con la portezuela abierta, a ver qué podía hacer, me colé, y más cómoda que en el sofá del cuarto de estar, Mario, te lo prometo, lo que yo le dije "me chifla tu coche", que es verdad, que parece que ni tocas el suelo ni nada". Paco se lleva a Carmen en alocada carrera, prolegómeno de un epílogo carnal: "...y los dos a reír, fíjate qué locura, en un Tiburón, mano a mano, a ciento diez, que hasta se me iba la cabeza, te lo juro, que hay cosas que no se explican...". Galvanizados de esta guisa por la máquina fenomenológica de Bertoni, excitados perdidos (hipnotizada dice sentirse ella, pero todos entendemos lo que quiere decir), la escena acaba con un felliniano revolcón en la hierba que no pasa a mayores porque él no quiere. Para mí que todo el largo monólogo de Carmen a lo largo de esas cinco horas es una justificación ante los remordimientos que siente, tan recta ella, por el momento Tiburón, su casi desliz con Paco, un chiquilicuatro (como ella misma le llama) devenido en héroe de película gracias al Citroën: "Te lo juro, no ocurrió nada más, pero mírame, dí algo, anda, por favor, mira que eres, que me estoy tirando por los suelos, más no puedo hacer, Mario, cariño, que al fin y al cabo si a su tiempo me compras un Seiscientos, ni Tiburones ni Tiburonas...". 

El DS, icono a la altura de San Pablo, en un anuncio inglés
Como resulta que esto es un blog de arquitectura, acabo volviendo a Barthes y su Mythologies (de 1957): "Creo que los coches hoy en día son casi el equivalente exacto a las grandes catedrales góticas: quiero decir, la creación suprema de una era, concebida con pasión por artistas anónimos, y consumida en imagen y en uso por la totalidad de la población que se la apropia como un objeto puramente mágico. Es obvio que el nuevo Citroën ha caido del cielo en la medida en que aparece a primera vista como un objeto superlativo". 

 

domingo, 7 de septiembre de 2014

Bertone


Bertone ha diseñado quizá los coches más bellos del mundo. Aquí tienes el Lamborghini Bravo, fotografiado por Benedict Redgrove en el estudio de la marca. Para la serie de fotos que publica Designboom el fotógrafo pudo situar los autos donde quiso para buscar ángulos que mostraran la excelente simbiosis (nada nueva) entre automóviles y arquitectura. Más sobre Bertone aquí.