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Volare... |
Pues no, no se trata de otra de esas esculturas suicidas de Gormley de las que te hablaba en la penúltima entrega (por cierto, la que te comentaba entonces estaba en el Kunsthal de Koolhaas en Rotterdam), aquí estamos ante una persona de carne y hueso que, un punto chulesco, desafía a la gravedad en plan
en el riesgo está el placer, frase fetiche de ese gran filósofo de lo
british que es Bond, James Bond. Tampoco se trata (como en un primer momento pensé) de Antón García Abril,
el señor de las vigas, en plena construcción de su espectacular villa
Hemeroscopium. Según descubro en el siempre interesante blog
Múltiples estrategias de arquitectura el intrépido caballero es un tal Fernando Higueras, en plena construcción de la casa de Lucio Muñoz (a este sí lo conocía), el artista madrileño autor del
mural de Nuestra Señora de Aránzazu. Higueras resulta que es el arquitecto de la famosa
Corona de Espinas,
el edificio más extraterrestre de Madrid, o del polémico ayuntamiento de Ciudad Real. Partiendo de la foto, como es habitual en su blog, Santiago Molina (arquitecto y profesor) nos da una pequeña y jugosa lección sobre arquitectura y riesgo:
"En ese trampolín provisional en el que posaba Fernando Higueras cuando
construía la casa del artista Lucio Muñoz, manos en los bolsillos, y sin
llegar a asomarte al precipicio, está en juego otra cosa. Es el retrato
de quien posa ante algo conquistado: entre la bravuconada, la inocencia
y el ansia de posteridad, pero por encima de todo en esa imagen el
riesgo y el símbolo están concentrados en otro lugar: en esas dos vigas
en paralelo de la obra que todo sostienen. El riesgo de la arquitectura no es otra cosa que buscar lo adecuado más
allá de las propias capacidades. El riesgo para un arquitecto está en
trabajar ligeramente fuera de su zona de confort antes que en la de los
demás". Nosotros queremos también aportar algo al tema, y como tenemos espíritu
crossover aquí te planto el poema
"Arriesgarse" del poeta norteamericano William Arthur Ward:
“Reír es arriesgarse a parecer tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer sentimental.
Intentar llegar a los demás es arriesgarse a implicarse.
Mostrar tus sentimientos es arriesgarse a mostrar tu verdadero yo.
Exponer tus ideas o tus sueños ante la multitud, es arriesgarte a perderlos.
Amar es arriesgarse a no ser correspondido.
Vivir es arriesgarse a morir.
Tener esperanzas es arriesgarse a perderlas.
Intentar algo es arriesgarse a fallar.
Pero debemos asumir riesgos, porque el peligro mas grande en la vida es no arriesgar nada.
Si no arriesgas nada, no haces nada, no tienes nada y nada eres.
Puedes evitar sufrimientos y dolor, pero no vas a
aprender, a sentir, a cambiar, a crecer, ni a vivir.
Encadenado a esa servidumbre, serás un esclavo que renuncia a toda libertad.
Sólo arriesgando eres libre.
El pesimista se queja del viento.
El optimista espera que cambie.
Y el realista ajusta las velas".
(original en inglés).
En un video que Fernando Colomo realizó en 2007, un año antes de la muerte de Higueras, donde el arquitecto explica La corona de espinas, aún podemos observar cómo, genio y figura, sigue manteniendo una divertida chulería entre madrileña y bilbaína. Si es cierto que sólo arriesgando se es libre, Higueras fue probablemente el arquitecto más libre de su época.
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