Hoy toca examen. Y sorpresa, como se hacía antaño. ¿Cómo? ¿Pero tú qué te has creído, que esto es Disneylandia? Anda, no me llores y ponte las pilas. ¿No sabes tanto de arquitecura? Pues ahora lo vas a poder demostrar. Además es lo que se lleva: los exámenes externos (mayormente porque de los internos no se fían). ¿Que te estresas? Chorradas ¿Que tú no estás ya en el colegio o instituto? Pues te aguantas. Aquí o se examina hasta el tato o no se examina nadie, no te digo. Entremos sin miedo en una suerte de paroxismo evaluador que devengue en una catarsis colectivo-correctora. Arrasemos en el informe Pisa (¿pero la escuela era para esto?).
Y aquí entra Arquitectura Última, una entidad altamente cualificada a la par que seria, que puede y quiere ayudar en esa febril espiral hacia la presunta excelencia en este caso del conocimiento arquitectónico. Pero vayamos ya al grano, al examen, vamos. Te cuento: te largo una foto de gran calidad (la de hoy es de mi hijo de 7 años, que es un crack) y me tienes que decir qué edificio es y quién fue su arquitecto. En concreto el que te presento hoy se trata de un singular edificio de viviendas nada último (pero como si lo fuera) sito en Madrid. Ojo, porque si en dos minutos no lo has adivinado, estás suspenso. Helo aquí:
¿Otra vez me estás llorando? ¿Pero qué esperabas, una foto de la fachada? Aquí en AÚ, por si aún no te habías percatado, el nivel es muy alto. En fin, hoy me siento generoso, así que te voy a dar una pista. Un crítico allende los mares dijo en un añejo artículo de este edificio lo siguiente: "La imagen resultante es compleja y no demasiado explicable. Con ella X parece decirnos 'he aquí mi torturado esfuerzo por hacer habitable este lugar'". Hablando del arquitecto, el mismo artículo señala: "El amor de X por lo popular era paralelo o hijo de su posición de enemigo de la ciudad, de la que defiende a sus edificios cuando en ella debe realizarlos". Chupado. ¿La solución? Cuando me apetezca.
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