"Aprovecho que mis dos compañeros de viaje son arquitectos para preguntarles por qué hay tanta fealdad en España.(...) Se ve que Ignacio [Pedrosa]
ha pensado mucho en el asunto. Me dice que en las
últimas décadas pasamos con demasiada brusquedad de la pobreza extrema a
la abundancia, y que por lo tanto no hemos tenido el sosiego que sí
disfrutaron otras sociedades para encontrar un equilibrio razonable
entre lo viejo y lo nuevo, entre lo que está bien cambiar y lo que
merece ser preservado. Está convencido de que a los españoles nos
espolea más eficazmente el talento y la escasez de medios que la
abundancia, y me pone por ejemplo los métodos y las soluciones de la
arquitectura popular. Y como las perspectivas profesionales se vuelven
cada vez más oscuras, él y Ángela [García de Paredes]
fantasean con un proyecto para el que
le ofrezco mi apoyo inmediato: terminada en desastre la era de las
empresas constructoras, él ve viable una empresa destructora, que se
aplique con racionalidad y eficacia al derribo de muchos de los horrores
innecesarios que se han levantado a lo largo de todos estos años, que
recicle los materiales, que ayude a restaurar los paisajes arruinados y
despeje solares en los que levantar por fin edificios bellos, simples,
austeros, habitables, lugares públicos en los que pueda suceder una
robusta vida civil". (Antonio Muñoz Molina
, En viaje de estudios, El País. Foto: Palacio de Congresos de Peñíscola de Paredes y Pedrosa Arquitectos).
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