viernes, 27 de mayo de 2011

Waldens




Érase una vez un señor que, a mediados del siglo XIX, se fue a vivir a una cabaña autoconstruida en un bosque junto a un bello lago y allí se quedó dos años más solo que la una. De la experiencia surgió un libro, Walden, en el que el escritor robinsón reflejó una ideología basada en la autosuficiencia, el ocio creativo, la comunión con la naturaleza y la no-violencia. Se le considera el primer ecologista (quizá también fue el primer indignado: se negó a pagar impuestos que financiaran una guerra y fue encarcelado) y uno de los padres de la literatura norteamericana, convirtiéndose en referente cultural de una sociedad como él profundamente individualista. Su nombre, Henry David Thoreau.
¿Y esto a qué viene? Pues a que acabo de descubrir en Scalae un taller veraniego de arquitectura a celebrar en Santander que tiene como nombre Walden 2.0 Vida y movilidad. Sus directores quieren hacer una equivalencia entre la experiencia del escritor norteamericano y el estilo de vida rural que aún pervive en la comunidad cántabra. Las abundantes comunidades dispersas de la zona gozan de buena salud gracias a la intercomunicación que ofrecen las redes físicas y las virtuales haciendo innecesaria y poco atractiva la hasta hace poco inevitable migración a las grandes ciudades.
Ya metidos en este jardín recordé un proyecto de Bofill cerca de Barcelona que también llevaba el nombre del libro de Thoreau, en concreto Walden 7. Se trata de un masivo enjambre de torres interconectadas que alojan a mil vecinos nada menos (las reuniones de comunidad deben ser muy entretenidas) y fue llevado a cabo en los 70 por un equipo interdisciplinar de arquitectos, ingenieros, filósofos y hasta escritores (uno de los hermanos Goytisolo). En un principio parece poco lógico dar a esta enorme colmena humana (segunda foto de la entrada) el nombre de la experiencia eremita de Thoreau pero es que, según me entero en su propia web, el Walden 7 está basado en Walden dos, un libro de sociología ficción que, partiendo de algunas de las ideas del norteamericano llevadas al terreno comunitario, plantea un ideal de vida en común basado en el conductismo. Su autor es B.F.Skinner, un curioso psicólogo que se dedicó a proyectos tan originales como adiestrar palomas en la segunda Guerra Mundial para guiar bombas, construir una cuna-casa para su hija con techo, ventanas y calefacción o intentar crear una máquina de enseñar, idea que se le ocurrió el día que asistió a una clase de matemáticas en el colegio de su hijo. La experiencia no le debió gustar.
El último Walden hasta la fecha lo tienes en la primera foto de la entrada. Esta recoleta casa, de nombre The Love Shack (la cabaña del amor) está en el bello entorno del lago Windermere, en la región de los lagos (llena, de nuevo, de referencias literarias: aquí se inspiraron buena parte de los poetas románticos ingleses) y acaban de darle uno de los premios del RIBA, la asociación de arquitectos británicos. Se puede alquilar a un precio razonable -quizá ahora la popularidad se les suba a la cabeza- y está construida con todo el esmero sostenible que los tiempos y la zona (muy protegida) demandan por los escoceses Sutherland Hussey Architects. Entre la soledad sin concesiones del Walden 1 y la compleja pero necesaria vida en comunidad del Walden dos y 7, la cabaña del amor ofrece la tercera utopía: all you need is love.

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