lunes, 22 de febrero de 2010

Espejismos



Me ha sorprendido el entusiasmo de Anatxu Zabalbeascoa, la crítica de arquitectura de El País, sobre las casitas de Pin y Pon que Herzog y De Meuron acaban de inaugurar en el campus de Vitra en Weil am Rhein (Alemania), nada menos que las considera "uno de los logros arquitectónicos del año" y una "obra maestra"(artículo aquí). No sé, quizá si tuviera la suerte (como probablemente ella la ha tenido) de verlas en vivo y en directo me habrían llamado más la atención, por las fotos que conozco me parece más bien un proyecto vistoso que no deja de ser una obra menor. Tengo la sensación de que a veces, el peso de la marca nos hace ver espejismos, y que hay otros arquitectos que no juegan en primera que están haciendo cosas mucho más interesantes.

Y aquí podríamos enlazar con el interesante artículo de Simon Heffer para el Daily Telegraph de hace unos días ("Los arquitectos deberían agradar al público, no fastidiarle") en el que habla de esto mismo, centrándolo en dos proyectos: la Ampliación del Museo del Ejército de Dresde de Daniel Libeskind (foto de arriba), con una brutal proa de cristal añadida a un edificio barroco del siglo XVIII que parece sentarle como una patada (su inauguración está prevista para este año), o la propuesta extensión del St Antony´s College en Oxford, de Zaha Hadid (ya conocido como La Trompetilla), diseño que tampoco parece muy afortunado para su entorno. Heffer señala también cómo la resistencia a estas obras es vista como reaccionaria por parte de la intelectualidad del mundillo arquitectónico. O sea, que cuesta admitir que hasta los más grandes meten la pata a veces. De todas formas también cabría decir que uno no se explica cómo se les ocurre a las respectivas comisiones de selección encargar proyectos en entornos tan delicados a arquitectos que difícilmente van a renunciar a su seña de identidad: el riesgo formal.

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