" - (...) A veces dices que hay un sentido irónico no sólo en tu escultura, sino también en tu arquitectura. Introduces episodios en tu obra que indican acontecimientos, casi parecen observaciones al recorrido. Propones recorridos muy claros, espacios definidos, y, de repente, aparece un hueco, digamos una ventana, donde es como si dijeras: "¡Mira!, ¡mira por aquí!". Por ejemplo, en la Facultad de Arquitectura, aquí en Oporto, en el acceso, nos encontramos con una suerte de pequeño portal exento, justo en el vértice desde el que se abre el espacio abierto del conjunto, donde unos escalones permiten asomarse, encuadran una visión panorámica... Entonces te preguntas: "¿Qué es esto?".
-De color rojo.
-Sí, de color rojo en su interior, casi una cita de Barragán.(...)
-Es que me parece que, en arquitectura, es muy difícil mantener un equilibrio, y volvemos al tema de la continuidad y la ruptura. Un proyecto sigue una línea -y yo te hablaba de la duda en el proceso del proyecto-, que para consolidarse depende mucho de la irrupción de la duda. Esa continuidad no puede prescindir de rupturas o minirrupturas".
Seguimos con coincidencias. Ya casi da grima esto. El sábado me acerqué a ver la exposición (también con un punto inquietante) Dioses, magos y sabios. Las colecciones privadas de los artistas, en el Caixaforum madrileño, tras la que hice la sacrosanta visita a la magnífica tienda. Allí me topé con un librito, casi un folleto, de nombre Una conversación, que recoge una entrevista informal que Juan Miguel Hernández León hizo a Álvaro Siza durante un fin de semana de noviembre de 2018. De ahí es la cita que te incluyo con pasmo y que parece responder a nuestras entradas anteriores.
Y eso no es todo. El viernes Pet Shop Boys suben a Youtube uno de los temas de su último EP (Miracles), y observa lo que aparece. Pues sí, en el soberbio video, grabado en Lisboa, podemos ver el Pabellón del Conocimiento de Siza, edificio que representó a su país en la Expo 98 y fue marco portentoso (plagado de rupturas) de la muestra como recuerda Luis Fernández-Galiano: "Me acuerdo de la Expo 98, del escepticismo con que esperábamos la habitual cosecha de pabellones y del deslumbramiento causado por la lona de hormigón del de Portugal, sólo unos meses después de terminarse la extraordinaria iglesia de Marco de Canavezes, que nos obligó a conceder a Siza dos portadas seguidas".
Estupefactos nos despedimos hoy.
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